1. América Latina es considerada por el imperialismo norteamericano como su patio trasero, un elemento central en la política de control de la escalada de la crisis capitalista que solo puede ser más o menos controlada por medio de guerras, considerando la imposibilidad de generar una nueva salida estructural debido al enorme tensionamento de las contradicciones del capitalismo.
2. El imperialismo norteamericano precisa imponer su “paz” en su patio trasero como parte de su TOM (teatro de operaciones militares) mundial. Es su base de recursos naturales, de mano de obra barata y retaguardia estratégica. Ele permite la actuación de los chinos en la región, así como de otras potencias, con la condición de que resulte en ganancias parasitarias, que son impuestas por medios de varios mecanismos parasitarios/ especulativos. Por ejemplo, la especulación financiera con materias primas en las bolsas mercantiles y de futuro, las patentes y royalties, el control militar, político, social y económico de los gobiernos de la región, etc.
3. En principio, los principales focos de guerra en larga escala en el mundo se encuentran en el Oriente Medio, en el Mar del Sur de China y en las fronteras occidentales de Rusia. Después del debilitamiento del imperialismo norteamericano en el Oriente Medio, el aumento del poder de China en Asia y África con quien compite de igual a igual en estas regiones, se le hizo necesario fortalecerse en su propio Continente. Eso significa que el imperialismo norteamericano no puede permitir la desestabilización de su “patio trasero”.
5. China y Rusia tienen algún poder en América Latina, pero principalmente en países secundarios, como Venezuela, Cuba o Nicaragua. El control de algunos sectores de la economía como el de las materias primas acontece en paralelo con los mecanismos parasitarios de rapiña del imperialismo que representan el verdadero control de la región.
6. Si bien China ha aumentado su participación en el mercado mundial, aún empieza a gatear en el control del corazón de la economía capitalista. El inicio del aumento del control de la tecnología de punta o de la especulación financiera han sido enfrentados por el imperialismo, principalmente el imperialismo norte-americano. Ese aumento de la rivalidad no implica que no haya acuerdos. Y tanto es así que el comercio China-Estados Unidos suma más de US$ 700 mil millones anuales, contra US$ 140 mil con Rusia. Es el vale todo por la obtención de ganancias a cualquier costo. Esa competición se refleja en América Latina, pero que continúa sobre la hegemonía y el control del imperialismo norte-americano.
7. El reciente pedido del gobierno Bolsonaro para que el gobierno ruso ayudase al gobierno brasileño a concluir el proyecto del submarino nuclear, así como la existencia de una base china en Argentina es parte de los márgenes de maniobra de los gobiernos locales. Pero no pasan de márgenes de maniobras, cada día menores. Las fuertes manifestaciones del 2018 contra el gobierno de Daniel Ortega en Nicaragua, impulsadas por el imperialismo norteamericano tuvieron como base el nuevo canal transatlántico que los chinos pretendían construir. Quien manda en América Latina es el imperialismo norteamericano.
8. El deber de los verdaderos revolucionarios latinoamericanos pasa por agruparse para actuar en el TOM (Teatro de Operaciones) impuesto por el imperialismo norteamericano.
9. Los revolucionarios debemos organizarnos para impulsar el movimiento de masas y de trabajadores en la región como condición de victoria. Hoy parece encontrarse semi moribundo. Pero el rápido aumento de la presión social impuesto por el imperialismo desenvuelve inevitablemente las tendencias revolucionarias.
10. Todo el esfuerzo debe ser direccionado a actuar en el próximo período que inevitablemente será un período contrarrevolucionario, pero también de revoluciones.