La crisis capitalista mundial ha golpeado todos los sectores de la economía latinoamericana mientras las grandes empresas buscan mantener sus ganancias a cualquier costo.
En Brasil, el número de familias endeudadas pasó para el 77,7% de acuerdo con la PEIC (Pesquisa de Endividamento e Inadimplência do Consumidor o Investigación de Endeudamiento e Impagos del Consumidor), mientras los grandes bancos continúan lucrando como siempre.
Desde el año del 2013, las presiones recesivas han aumentado y ahora con la escalada de crisis la situación se volvió aún más dura contra los trabajadores. El parasitismo financiero es escandaloso.
Las empresas están perdiendo ingresos debido a la recesión y el crédito se encuentra en uno de los peores niveles de la historia. Las grandes constructoras, golpeadas duramente por la crisis, pero también por Lava Jato, acumulan deudas gigantescas en Brasil.
El imperialismo presiona por un control parasitario de las masas, el llamado “ajuste fiscal”, en toda América Latina.
En el contexto de la mayor crisis capitalista de todos los tiempos
La mayor parte de los préstamos, las personas, cuando los pueden obtener, los están utilizando para pagar deudas contraídas anteriormente.
Los niveles de morosidad reflejan la incapacidad de los gobiernos de la región para mantener la economía en pie sobre la base de un apoyo artificial al consumo, sostenido a través de recursos públicos transferidos al sistema financiero.
Desde el colapso capitalista de 2008, los gobiernos han inyectado miles de millones de las arcas públicas al sistema financiero para mantener las ganancias de los especuladores y hacer frente a las crecientes presiones imperialistas que han desviado gran parte de la crisis de los países desarrollados hacia los países atrasados.
Las políticas públicas se encuentran en un callejón sin salida en todos los sectores de la economía.
El aumento de las tasas de interés y la tendencia a la devaluación de las monedas locales han provocado un aumento del endeudamiento de las masas trabajadoras y presionado las tendencias recesivas, lo que, a su vez, ha impactado de lleno en la morosidad.
El alza de las tasas de interés es la principal política pública para contener la inflación, pero tiene como efectos colaterales la recesión económica, la erosión de los ingresos masivos y, por ende, también el aumento de la morosidad.
El combustible de las revueltas sociales sigue aumentando. Y la guerra siempre viene acompañada de la otra cara de la misma moneda, las revoluciones.