- Los socialdemócratas, los antiguos “Progresistas Reformistas”.
Rosa Luxemburgo, al hablar sobre Eduard Berstein, en quien basa su crítica, observa que “Su teoría tiende a aconsejarnos que renunciemos a la transformación social, objetivo final de la socialdemocracia, y hagamos de la reforma social, el medio de la lucha de clases, su fin último”.
Al igual que los postulados hoy que imperan en los nuevos escenarios de la supuesta “izquierda”, como el Frente Amplio en Uruguay, el FA en Chile, el Partido de los Trabajadores en Brasil, Pedro Castillo en Perú, y Petro en Colombia.
Se sostiene que el camino es a través de las reformas, que permitan la continuidad del propio sistema, es decir, brindarle migajas a los pueblos y los trabajadores a partir de palabras bonitas y lucha demagógica, para poder continuar con la base económica que sustenta la explotación capitalista.
Debemos entender que los “progres” y los socialdemócratas defienden lo que para estos representa la continuidad de su estabilidad, pues, cada uno de éstos ya tiene una base material estable que le permite sobrevivir y reproducirse, así como privilegios; entonces no están dispuestos a perder sus cargos, sus altos salarios y el control que tienen sobre otras personas.
Una vez más demostramos que la Historia nos enseña las propias tácticas que el enemigo usa para engañar, deslegitimar y mantener el control de los grandes levantes de masas.
¿Cómo fundamentan esta política?
- ¿El capitalismo puede ser más humano y amigable?
La política socialdemócrata que defendía Bernstein, sostenía en esencia que el capitalismo con el pasar de los años sería cada vez más benevolente, y que el mismo mostraba “capacidad de adaptación (y que), la producción capitalista se vuelve cada vez más variada”.
“La capacidad de adaptación del capitalismo, dice Bernstein, se manifiesta en la desaparición de las crisis generales, resultado del desarrollo del sistema de crédito, las organizaciones patronales, mejores medios de comunicación y servicios informativos. Se ve, secundariamente, en la persistencia de las clases medias, que surge de la diferenciación de las ramas de producción y la elevación de sectores enormes del proletariado al nivel de la clase media. Lo prueba además, dice Bernstein, el mejoramiento de la situación política y económica del proletariado como resultado de su movilización sindical. ” (p.7)
Hoy, en el 2022 podemos sostener que todas las afirmaciones realizadas por Bernstein no pueden sostenerse con la realidad, es decir, no se cumplen, aunque las mismas sigan siendo defendidas por los “bernstenianos” actuales, la pseudo “izquierda” oficial vendida hasta la médula al capitalismo.
- No se han acabado las crisis orgánicas del capitalismo; vivimos hoy en 2022 en una de estas, y las mismas comienzan a ser cada vez más cercanas y profundas.
- Los sistemas de créditos han avanzado tanto que familias enteras pierden sus casas y más de la mitad de su sueldo en esta “ampliación” del derecho a comprar y consumir, el cual, posteriormente, es usado por los capitalistas en la especulación financiera.
- Los grandes sindicatos han sido dominados por pequeño burgueses corruptos, completamente cooptados por el estado burgués y los patrones, lo que ha derivado en la pérdida de afiliados y de su legitimidad. La burocracia sindical no lucha por los trabajadores, sino por continuar con sus privilegios.
- La mejora en los medios de comunicación puede derivarse en el avance tecnológico, no en una bondad del capital, ya que, en sí mismos, los grandes medios de comunicación y propaganda están en manos de éstos y transmiten el contenido clasista, pro burgués, que poco tiene que ver con la realidad en que se vive. Si hubiese un avance sustantivo en este punto, Julian Assange, el fundador de Wikileaks, no estaría privado de su libertad, ni se censuraría cualquier tipo de información que vaya en contra de los intereses de los grandes capitales.
- Las clases medias junto con la crisis se van debilitando. Además de reafirmar que las clases medias no son más que un mecanismo necesario del capital para contener los levantes y revoluciones, funcionan como colchón de control social.
- La miseria sobre la cual vivimos hoy, poco tiene que ver con la elevación del proletariado a un buen nivel de vida. Y menos con la real posibilidad de participar abiertamente de la política y las decisiones económicas; éstas están cercadas únicamente para los defensores del sistema. Si no fuese así, en Chile se estaría escribiendo una Constitución del pueblo, a través de una asamblea constituyente y soberana, y no a través de un conglomerado de parásitos de las instituciones que por años vienen masacrando y fundamentando la explotación de los pueblos en Chile.
Los fundamentos que da Rosa Luxemburgo son los siguientes:
- En la teoría de Bernstein, el capitalismo no culminaría en una crisis y catástrofe económica general. Lo cual es imposible, pues el capitalismo contiene en su base grandes contradicciones que impiden su funcionamiento y vida eterna.
- Para acabar con la explotación y dominación de la burguesía sobre el proletariado, es necesaria la socialización de los medios de producción, no basta con las migajas que el capitalismo le brinda al pueblo y los trabajadores para quebrantar la dominación y explotación de uno sobre el otro, ya que en momento de crisis el mismo tiende a arrebatar todas las conquistas que fue obligado a otorgar.
- El desarrollo de los monopolios y el sistema crediticio no disminuye las contradicciones del sistema, sino que las agravan.
- Los sindicatos, a partir del desarrollo del capitalismo y sus crisis, han ido perdiendo legitimidad y posibilidad de acción, pues la concentración de la clase obrera ha crecido tanto que una huelga importante podría transformarse en una insurrección. Es esa la razón por la cual la burguesía busca corromper y comprar a las direcciones. Rosa Luxemburgo sostiene que los sindicatos pueden principalmente defender las conquistas ya obtenidas, lo que ya de por sí se vuelve sumamente difícil con el avance del capitalismo y el acercamiento a su gran crisis. Por lo tanto, la única forma de conquistar nuevos derechos es a partir de la lucha de clases y la disputa del poder político-económico.
- Advierte que las reformas que el Estado realiza en “pro” del trabajador, en realidad son reformas que tienen como objetivo mantener la dominación del gran capital. Es decir, el Estado es un estado de clase, que representa y legitima la dominación burguesa.
Por ende, todas las concesiones que brinda, lo hace en pro de mantener su legitimidad. Es por ésto, que en la actual crisis capitalista, no se ha avanzado NADA, en cuanto a la no privatización de los servicios, la prohibición del extractivismo, el fin del pago de la deudas públicas, el reconocimiento a la plena autodeterminación de los pueblos originarios, etc.
- ¿El socialismo puede conquistarse a través de reformas?
Socialismo científico | Socialismo Utópico |
El sistema capitalista inevitablemente llevará a su propio colapso por contener en su base grandes contradicciones. Contradicciones: Contradicción entre la socialización de la producción y la propiedad privada: Los niveles de concentración del capital son cada vez mayores, según un estudio de la universidad de Zúrich realizado en 2011, 150 grandes familias burguesas son las dueñas del mercado mundial. Sus empresas, las llamadas “transnacionales”, tienen la capacidad de controlar las necesidades de todas las personas en el mundo. Pero las empresas capitalistas no producen para satisfacer necesidades sino para obtener ganancias, y como la mayoría de la población es cada vez más pobre, menos personas pueden acceder a los productos y, por ende, las empresas capitalistas enfrentan mayores dificultades para vender sus productos. El aumento de la composición orgánica del capital: Para mantener las ganancias de la propiedad privada, el capitalismo se ve obligado a invertir en tecnología para aumentar las ganancias, pero al hacerlo usa menos mano de obra, y con eso disminuye la fuente de generación de valor y de sus ganancias. Se ve obligado a aumentar la explotación de menos trabajadores, obligándolos a trabajar más, y utiliza hasta trabajo esclavo, cuando el número de personas desempleadas es cada vez mayor. Como las tasas de ganancia son cada vez menores, los capitalistas se ven obligados a invertir en la especulación financiera y a solicitar dinero de los Estados, aumentando su carácter rentista. Ninguna de las 30 mil mayores empresas que existen en 2022, consiguen obtener ganancias si no es por medio de la especulación financiera, generado un gran problema en el seno del capitalismo que se volvió muy crítico desde el 2008, que es la imposibilidad de limpiar el mercado de capitales ficticios, que era el papel clásico que cumplían las crisis en el siglo XIX. Las crisis hoy no solo no limpian el capital ficticio, sino que lo aumentan. La lucha por el control del mercado mundial en situaciones en la cual las cadenas productivas están muy globalizadas se torna una lucha de vida o muerte, ya que en el caso del imperialismo norteamericano el aumento del poderío de China podría significar un problema hasta para su propia existencia. Para China el proceso para constituirse de una potencia regional a una potencia imperialista, es la condición para contener la revolución interna, porqué el aumento de la robotización y tecnología intensifican las varias burbujas financieras y su ampliación en la integración del mercado mundial. La especulación financiera también le genera enormes problemas en los ciclos de reproducción ampliada del capital. O sea, cada vez más aparece lo que Lenin notó en 1916, de que el capitalismo en su etapa imperialista tiene como una de sus características fundamentales la guerra. Y la guerra anda de la mano de las revoluciones; y viceversa. | El sistema capitalista logra suplir sus contradicciones a partir de su adaptabilidad – la cual ya fue refutada en el punto anterior -, y por ende, no existirá una gran crisis del capital que llevará a su destrucción y posterior superación. Se supone que a partir de las luchas sindicales y los espacios en la institucionalidad burguesa (donde participan los partidos de trabajadores, oportunistas o no), los trabajadores irán regulando la producción capitalista y sus beneficios. Las reformas sociales, la democratización política, y los sindicatos serían el camino progresivo al socialismo. Por otro lado, las cooperativas liquidarían y regularían las ganancias comerciales, realizando a partir de las mismas la redistribución ta la mayoría de la sociedad. |
4. El aumento del militarismo se veía desde 1899
“Sin embargo, la cuestión toma otro aspecto si la vemos desde el punto de vista de la clase capitalista. Para ésta, el militarismo se ha vuelto indispensable. Primero, como medio para la defensa de los intereses “nacionales” en competencia con otros grupos “nacionales”. Segundo, como método para la radicación de capital financiero e industrial. Tercero, como instrumento para la dominación de clase de la población trabajadora del país” (p.24)
Estos tres elementos que detalla no podrían explicar mejor la situación actual que vivimos, donde el imperialismo norteamericano se ha visto acorralado por los altos niveles de especulación financiera y la crisis económica que acarrea nuestra sociedad, lo que lo llevó a imponer la guerra en “Ucrania contra Rusia”, para así, ganar nuevos mercados como era el mercado Ruso del gas, e imponer su supremacía ante China, de la cual Rusia es la principal aliada.
A su vez, la guerra es un mercado que mueve grandes capitales, siendo uno de los mayores mercados.
Por último, con la guerra se logra destruir fuerzas productivas, mover los complejos industriales-militares, imponer estados de sitio y cortes marciales.
Uno de los principales problemas que enfrenta el capital hoy es que no puede destruir las burbujas financieras a través de la guerra, como venía realizando años atrás, sin enfrentar importantes consecuencias para la propia reproducción ampliada del capital, ya que los niveles de concentración del capital ficticio y su conexión con todas las grandes empresas y bancos generaría el quiebre de estas.
5. La izquierda pequeño burguesa, infiltrada y disgregadora
La política pequeño burguesa en este período se ha atomizado rápidamente en muchos grupos autoproclamados de “izquierda”, los cuales procuran vangloriarse del conocimiento académico o de algunas actividades menores o electorales, pero nunca conjugando su política con la solución de problemas prácticos en beneficio de la mayoría.
Estos agrupamientos son un producto de la crisis del llamado “neoliberalismo” del cual son un producto.
Estos grupos, acusaba Rosa Luxemburgo ya en 1899, y repetimos nosotros hoy en 2022, no son más que otro de los mecanismos de control de la burguesía y el sistema capitalista, pues defienden en la práctica la continuidad de este sistema depredador. No son capaces de comprender que el sujeto revolucionario no serán los intelectuales con sus vicios pequeño burgueses, sino el pueblo obrero oprimido y explotado aliado a nuevos elementos revolucionarios, como estudiantes y pueblos originarios.
La izquierda pequeñoburguesa proclama la conciliación entre las clases sociales, no concibiendo la lucha de clases como el eje real de la destrucción del capitalismo y la construcción del socialismo y la liberación del hombre y la mujer de la explotación.
Los reformistas se pierden en un hecho clave, según Rosa Luxemburgo, y es que confunden las palabras “formales”, escritas en leyes, y la verdadera actuación del Estado y la vida de los trabajadores y las poblaciones explotadas.
La mayoría de los derechos consagrados no son más que lindos escritos, que luego en la práctica se ven ocultos bajo la pobreza extrema, la falta de derechos laborales, las habitaciones precarias, la flexibilización laboral, la falta de oportunidades reales, las jornadas de más de 10 horas, el no pago de horas extras, el trabajo esclavo, el trabajo informal, etc.
Es así que vivir del cooperativismo y esperar a que los sindicatos nos lleven a una vida sin explotación no es más que una utopía irrealizable, principalmente en el estado avanzado de la crisis capitalista actual, refutada por el paso de los años y los verdaderos intereses que representa el Estado burgués.
No podemos hablar de la liberación del hombre y la mujer si no es con el fin de la propiedad privada y del estado burgués, el cual jamás le será “regalado” a los trabajadores, sin antes chuparles hasta la última gota de sangre en su afán de mantener a este sistema que contiene una bomba interna en desarrollo que lo llevará a estallar.
Si no entendemos que existe la lucha de clases, todo lo que se haga será mera utopía.
6. ¿Qué es la democracia?
La democracia no es más que la dictadura de la burguesía. En pocas palabras, existe democracia siempre y cuando no atente contra las ganancias y los grandes capitalistas.
Si los negocios pueden seguir funcionando, se le dará migajas a los pueblos decorados como “derechos”, los cuales luego, a la primera necesidad del gran capital, les serán retirados.
Es así, que la democracia burguesa se transforma en no más que la fundamentación y legitimación de este sistema depredador, donde se le hace creer a la gran mayoría que es representada, mientras destruyen el Planeta y nuestros recursos, desechan comida para aumentar los precios, colisionan en la lucha por el control del mercado mundial y crean guerras.
En palabras de Rosa Luxemburgo “La victoria ininterrumpida de la democracia, que para el revisionismo tanto como para el liberalismo burgués parece una gran ley fundamental de la historia humana y, sobre todo, de la historia moderna, demuestra ser, luego de una mirada más profunda, un fantasma” (p. 77-78)
Es cuestión de ver el desarrollo de las instituciones democráticas durante el capitalismo; estas siempre estuvieron al servicio de la burguesía y defendieron sus intereses. Por ende, de “democráticas” tienen poco, ya que su representación vela por los intereses de la minoría.
Es así que si alguien se dice fiel defensor de la DEMOCRACIA, este no puede ser más que un revolucionario, pues no existe más democracia que la de la mayoría frente a la minoría, la “dictadura del proletariado”, que no es más que la democracia de los trabajadores y pueblos oprimidos.
7. ¿Los trabajadores pueden conquistar el poder político?
Históricamente, la lucha por el poder siempre existió desde que se conformaron las sociedades de clase. Y la clase en “ascenso”, las clases explotadas tienen como fin último la lucha por el poder político como condición para derrotar a la burguesía.
Como pequeño recorrido:
Campesinado latino – Financista y Nobles de la antigua Roma
Nobleza medieval – Obispos
Artesanos – Nobles en las ciudades de la Edad Media.
Burguesía – Feudalismo.
Es así que inevitablemente es el papel histórico de los trabajadores y los pueblos oprimidos disputan el poder político, el cual podrá ser conquistado a través de grandes revoluciones de masas.
Entendiendo que las revoluciones son actos de creaciones políticas, que posteriormente se estructurarán en leyes y normas provenientes del estado de clase para legitimar el nuevo orden. Es así que primero viene la revolución y luego las nuevas formas de leyes y constituciones enmarcadas en el Estado y no al contrario, como quieren hacer pensar los socialdemócratas.
Sin acabar con el estado burgués, cualquier cambio legal que se haga estará a servicio de la burguesía.
“Es por ello que quienes se pronuncian a favor del método de la reforma legislativa en lugar de la conquista del poder político y la revolución social en oposición a estas, en realidad no optan por una vía más tranquila, calma y lenta hacia el mismo objetivo, sino por un objetivo diferente. En lugar de tomar partido por la instauración de una nueva sociedad, lo hacen por la modificación superficial de la vieja sociedad. ” (p. 81)
Una pregunta para reflexionar: ¿La nueva Constitución de Chile, realmente cambia la esencia de la Constitución de Pinochet?
Colorín colorado, los pequeños burgueses de antes nutren a los vendidos de ahora.
Al contrario de lo que nos quieren hacer pensar, el oportunismo en la teoría y en la práctica viene desarrollándose desde hace años, debido a la presión social ejercida por el capital, y es desde ese momento que se los ha desenmascarado y golpeado con fuerza a partir de la lucha verdaderamente científica y revolucionaria.
Lo que nos plantean hoy Petro, Boric, Lula, Mujica y muchos más, es tan solo la continuidad de esta vieja política fallida de continuar perpetrando el poder de los banqueros y empresarios sobre el pueblo y los trabajadores.
Los que llaman a confiar en la “democracia” burguesa, nos exigen someternos a la dictadura de la burguesía. Basta ver, que no se han conquistado grandes cambios que ataquen directamente a las entrañas del capital vía institucionalidad.
La verdadera liberación no vendrá de más programas sociales o de la demagogia. Esta será el resultado de la lucha ardua de los trabajadores y los pueblos oprimidos en la búsqueda de socializar los grandes medios de producción y la toma del poder.
Lo cual, lejos de ser una utopía, es parte del desarrollo de la Historia de la Humanidad, en desenlace hermosamente incontenible.
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