EDITORIAL: ¿Para dónde va la guerra y el Imperialismo?

EDITORIAL: ¿Para dónde va la guerra y el Imperialismo?

Debemos estar claros, El sistema capitalista mundial vive como capitalismo de estado en la práctica, con el estado burgués actuando como un gran chupador de sangre de los trabajadores y los pueblos para mantener los privilegios de un puñado de parásitos.

La guerra en Ucrania parece haberse empantanado, mientras la retórica y la propaganda han sido parcialmente desescaladas.

En realidad, los mecanismos que llevaron a esa guerra continúan más fuertes que nunca y se relacionan con la agudización de la mayor crisis capitalista de todos los tiempos.

El bloque encabezado por el imperialismo norteamericano enfrenta crecientes dificultades para evitar una nueva explosión capitalista que tiene el potencial de ser mucho más violenta que la del 2008. Las maniobras para mantener las ganancias de los grandes grupos capitalistas son cada vez más frágiles, pero todas ellas tienen en la base el aumento de los repases de recursos públicos.

Solo la deuda pública de los Estados Unidos aumentó desde el primer gobierno de Bush Jr., hasta el gobierno de Donald Trump de poco más de US$ 3 billones para más de US$ 20 billones. Y desde éste hasta la actualidad saltó para casi US$ 31 billones.

El incremento, cual una bola de nieve, del capital ficticio no tiene parangón en la historia y no compatible con el funcionamiento más o menos normal del capitalismo.

El sistema capitalista mundial vive como capitalismo de estado en la práctica, con el estado burgués actuando como un gran chupador de sangre de los trabajadores y los pueblos para mantener los privilegios de un puñado de parásitos.

La lucha de clases hoy y en el próximo período

Los Estados Unidos precisan derrotar las pretensiones del bloque encabezado por China, que se han expresado principalmente a partir de dos políticas centrales que son incompatibles con los intereses del imperialismo: el Nuevo Camino de la Seda (envío de mercancías baratas desde China a Europa, pasando por varios países e incorporando como principal operador a Rusia) y el Made in China 2025 (transformar a China en una potencia tecnológica en el año 2025).

Si China no logra avanzar en sus objetivos, sus clases dominantes se enfrentan a las convulsiones sociales internas. Y esa política implica en avanzar en su expansión mundial y, por lo tanto, convertirse en una potencia imperialista de primer orden.

La disputa entre las potencias capitalistas tiene como objetivo el control del mercado mundial. Hasta ahora ninguna gran división del mercado mundial ha acontecido a no ser por medio de guerras muy sangrientas.

En el aumento de las disputas entre los bloques capitalistas, la guerra en Ucrania tuvo como objetivo atacar al principal aliado de China, Rusia. Para el imperialismo norteamericano era fundamental sacar a Europa, y muy principalmente a Alemania de la política china del Nuevo Camino de la Seda; quitarle a Rusia su participación en el mercado de armas, de petróleo, de gas, de energía nuclear y de fertilizantes.

Al mismo tiempo, esa es parte de un primero avance de esa política, para cuya aplicación fue impuesto el gobierno del Partido Demócrata por medio de mecanismos bastante más fraudulentos que los que fueron utilizados para imponer a Donald Trump.

La reciente escalada en torno a Taiwán y el Mar de Sur de China muestra que el imperialismo norteamericano actúa con una visión global. Su política del 2001, del Full Spectrum Dominance (dominio del espectro total, por tierra, agua, aire y espacio).

Los vientos de guerra aumentan, como la “salida” capitalista para su mayor crisis histórica, incluso por causa de las crecientes dificultades de la burguesía de colocar en pie una política estructural para superar la crisis.

Los efectos colaterales pasan por el aumento de las tendencias disgregadoras en paralelo con el aumento de la presión del imperialismo.

Turquía, que es miembro de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte), mantiene relaciones próximas con Rusia, a pesar de las presiones.

India busca mantener la capacidad de relacionar con ambos bloques principales en pro de aumentar sus ganancias. En vez de reducir las relaciones con Rusia, las ha aumentado, tanto en las compras de petróleo como en el mantenimiento de las relaciones militares.

Los principales países de la Asean (Asociación de las Naciones del Sudeste Asiático) no han roto las relaciones con Rusia. Vietnam, que tiene importantes contradicciones con China, al igual que India, mantiene las relaciones con Rusia, al igual que Indonesia, que invitó a Putin a participar de la Cumbre del G-20.

Los próximos capítulos de la política mundial estarán marcados por la agudización de la crisis capitalista mundial. La burguesía aumenta la guerra, las dictaduras y el fascismo para darle una salida.

El verdadero peso pasado de la política, los trabajadores, aún no entró en escena, pero conforme la mayor crisis capitalista de todos los tiempos se agudiza, es empujado a entrar en movimiento.

Las luchas empezaron a aparecer en varias partes del mundo, incluso en varios países desarrollados por primera vez en 40 años.

Para el próximo período debemos esperar el enfrentamiento cada vez más abierto entre los trabajadores y la burguesía mundial. El papel de los revolucionarios es organizarse por detrás del programa revolucionario para actuar en el próximo período.

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3 comentarios en «EDITORIAL: ¿Para dónde va la guerra y el Imperialismo?»

    • Exatamente, esses aí, não são revolucionários. Revolucionários são todos os que lutam contra a correnteza que impõe o imperialismo. Que lutam pela destruição do sistema capitalista e a implementação de um novo sistema que não se riga pelo lucro e a mais valia.

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