Es muy cierto que la burguesía tiene instrumentos como la prensa a través de la cual generan el consenso sobre las “bondades del sistema”. También tienen a los cuerpos armados del estado y las policías que actúan para presionar a la ciudadanía con volver a usar la fuerza militar. Como lo vienen haciendo desde el 18 de octubre de 2019 desde siempre, desde aquel trágico 11 de septiembre de 1973.
No menos importante, es todo el andamiaje jurídico-político-represivo a su servicio, que llaman continuamente a “respetar”. Este es el fundamento para actuar en contra de las clases trabajadoras.
Pero los partidos políticos del sistema, son los operadores y posibilitadores de todos los demás instrumentos y mecanismos. Sean los mismos de la derecha o de la “izquierda”, en lo fundamental aplican la misma política. Por tanto, son vitales para sostener la política económica mediante la cual, garantiza la ganancia y la acumulación de los empresarios y la explotación y miseria de las clases trabajadoras.
Por eso que para el sistema de explotación capitalista en Chile es vital relegitimar sus más preciados operadores: los partidos políticos del sistema.
¿Pero cuáles son esos partidos que sostienen el actual sistema de violencia y explotación que sufrimos las clases trabajadoras?

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Todos los partidos que hacen vida tanto en la llamada derecha que ahora está en la oposición o la “izquierda” del gobierno Boric, incluyendo sus variantes de falsa izquierda instaladas en el parlamento y que también hacen vida en muchas organizaciones sindicales y de masas, sirviendo como contenedores de los reclamos y de la protesta social.
Por esa importancia vital para los empresarios de salvar sus operadores más valiosos, es que se recurrió a ellos el 15 de noviembre de 2019 para firmar un pacto convocando a la Convención Constituyente, que simulara recoger las demandas de la Rebelión Popular y mediante este mecanismo ya amañado, cambiar todo para que no cambie nada.
Tal Convención le entregó el poder de decisión a los partidos políticos para redactar una “nueva” constitución pinochetista bajo “sus reglas”, sin considerar a la ciudadanía que, sin otra posibilidad, tendría que recurrir una vez más, a los operadores de los grupos económicos de la burguesía para conseguir pequeños cambios. Así funciona esta curiosa “democracia”.
La “pandemia” a parte de muertes, dejó desempleo, miseria, hambre y represión; no hizo más que reforzar el poder de estos operadores del capitalismo a tal punto, que hasta para disponer del dinero que le pertenece a las y los trabajadores, son ellos los que tienen el poder de decisión en ambas cámaras del parlamento.
El gobierno sumido en la crisis de su propia incapacidad que devino en crisis política, económica, social y sanitaria, no hizo otra cosa que reforzar el arsenal jurídico-represivo. Y puso todas las cartas en el traspaso de cuantiosos recursos a los empresarios de los grupos económicos principales, forzar el trabajo presencial aún a riesgo de la vida y oponerse con todas sus fuerzas, a cualquier cambio menor dentro del sistema como es el retiro del 10% de las cotizaciones previsionales.
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El escenario en Chile es crisis generalizada, desempleo y empleos informales. Los capitalistas no sacrifican sus ganancias y tratan por todos los medios, en hacer recaer el peso de la crisis en la clase trabajadora.
Los reclamos, movilizaciones y las protestas sociales, suben de tono y ante ese escenario el gobierno Boric, de la misma manera que lo hacía Piñera, en las sombras de los empresarios y burgueses, y bajo el maquillaje de un gobierno de apariencia popular que contiene a las masas bajo el argumento que “todos debemos hacer sacrificios por el bien de Chile”.
Hasta aquí dejaremos la mirada a las maniobras de los empresarios y sus operadores políticos. Porque hay un factor que hasta este momento no hemos revisado.
Este factor está compuesto por millones de mujeres y hombres, trabajadores, estudiantes, pobladores, movimientos feministas, ecologistas, pueblos originarios, campesinos, cultores populares, minorías, pequeños comerciantes, artesanos, empleados y técnicos, profesionales, trabajadores por cuenta propia, dueñas de casa, cesantes y una inmensa masa de jóvenes a los cuales se les ha cercenado el futuro. Este factor se llama clases trabajadoras y pueblo en general.
Las clases trabajadoras y el pueblo en general, somos los que irrumpimos el 18 de octubre generando una descomunal Rebelión de masas que enfrentó al aparato policial y militar e hizo remecer los cimientos del sistema capitalista en Chile. Nuestras reivindicaciones las podemos ubicar en el plano democrático y de cambios urgentes al sistema económico, que nos aplastó con particular saña los últimos 30 años. Nos batimos durante meses en las calles bañándolas generosamente con nuestro sudor y la sangre de nuestras y nuestros mártires.
Nuevos 18 de octubre vendrán
Las mismas clases trabajadoras que habitamos los cordones de miseria y marginación de las ciudades nos hemos hecho fuertes en los territorios, hemos desarrollado el ingenio y la organización, hemos mantenido con audacia y heroísmo encendida la llama de la Rebelión y con nuestro fuerte empuje a pesar de la pandemia y la feroz represión logramos profundizar la crisis del régimen, arrebatándole limitados pero importantes logros y reivindicaciones.
Todos estos sectores diversos, heterogéneos, combinados, múltiples y complementarios, luchamos ahora por dotarnos de una direccionalidad desde la base, dejando atrás viejas prácticas de recibir “línea”, apostando al surgimiento de liderazgos naturales, pero también colectivos y revocables por la propia base.
En suma, podríamos hablar en perspectiva, de una embrionaria práctica de Poder Popular, con nuevas adquisiciones como el anti patriarcado y el anti machismo, con sindicatos fuera de la tutela de las centrales burocratizadas y levantando con fuerza el legítimo derecho a la autodefensa frente a la criminal represión.
Es cierto que aún todas estas situaciones no terminan de madurar y que el desarrollo de estas experiencias, aún no están exentas de debilidades, contradicciones y tentaciones de volver a lo viejo ya conocido. Pero sin duda alguna desde el pueblo pobre y trabajador, Chile ha cambiado para siempre porque nada hará que la experiencia acumulada se borre de la noche a la mañana y se vuelva al 17 de octubre de 2019.
Es por este mismo motivo entre otros miles, que las clases trabajadoras debemos retomar la ofensiva y dejar atrás el reflujo que trajo la pandemia y aunar esfuerzos, en el fortalecimiento de la organización territorial y zonal, con una fuerte coordinación que tienda a lo nacional, pero sin caer en la tentación de hacer como tantas veces una superestructura de siglas como un cascarón vacío de política y de masas.
Debemos rechazar con todas nuestras fuerzas aquellas viejas prácticas que nos legó un reformismo fracasado, y que muchas veces nos condujo a la derrota.
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De cara a los futuros escenarios y con toda la responsabilidad de entender el momento histórico que vivimos, hemos venido como organización revolucionaria a proponer a las clases trabajadoras, al conjunto del pueblo y sus organizaciones políticas y sociales, al hermano pueblo mapuche, a las mujeres, a las y los jubilados, a la juventud, a lxs campesinxs, a los sindicatos que aún se mantienen fieles al servicio de lxs trabajadorxs, a lxs empleadxs y técnicxs, a las y los profesionales honestos que ven cerrarse su futuro, a la sexo diversidad, a las y los cultores populares, a lxs heroicos pobladores que resisten el hambre y la represión, a la prensa honesta e independiente y a sus colaboradores, a lxs estudiantes, a los que patean piedras y piedras en las calles y en definitiva a todo Chile desde Arica a Punta Arenas, a realizar el esfuerzo de la unidad en la diversidad y que juntxs todxs nosotrxs, avancemos en contra de los restos del pinochetismo camuflado de gobierno de “izquierda”.
Se trata hermanas y hermanos, de un momento de inflexión en la lucha desarrollada hasta ahora, que debe reunir el concurso de millones y millones de trabajadores y explotadxs para golpear todxs juntxs al cruel sistema opresor.
Suma tu rabia y tu bandera, tus reivindicaciones, tus motivos, tus sufrimientos de todos estos años de marginación y explotación, suma tu risa, tu poesía, tu cacerola, tus gritos y tus consignas, suma tu pancarta, tu olla común, suma tu cesantía, tu hambre, suma tu imaginación, suma tus brazos y tu barricada, suma todos tus sueños y con todas y todos.
¡VAMOS A CAMBIAR CHILE DESDE ABAJO!
¡Renuncia Boric y toda su corte de canallas!
¡Disolución de los pacos!
¡Libertad para todos los presos políticos!
¡Por una Asamblea Constituyente Libre y Soberana!
(formada a partir de las asambleas populares, sin partidos políticos del sistema pinochetista)
¡Porque la Asamblea Constituyente sea transformada en poder popular!
(en substitución a todos los organismos del poder pinochetista)