El M5S (Movimiento 5 Estrellas – Movimiento Cinque Stelle), catapultado a la política italiana desde 2009, capitalizó el descontento de la población frente a los “planes de austeridad” y los escándalos de corrupción a través de propuestas “populistas”.
Desde su fundación tuvo amplia capacidad de movilización de masas, pero esa capacidad se encuentra en franca debilidad, tal como lo demuestran sus magros resultados electorales.
Fue el fracaso en el fortalecimiento del M5S que ayudó en la definición de la burguesía sobre fortalecer el fascismo.
A pesar del explosivo discurso demagógico contra la corrupción del régimen burgués, plasmado en la fuerte redacción contra la “clase política” y los programas de austeridad, el M5S tiene un programa confuso, que ni siquiera ha sido precisado.
En la alcaldía de Parma, que ganó el M5S en las elecciones municipales, las políticas implementadas han seguido la fórmula neoliberal dictada por el gobierno central – reducción de inversiones en educación y en programas de ayuda a familias pobres, mantenimiento de el impuesto a la vivienda (IMU) y la privatización de parte de la estructura de asistencia social.
En materia laboral, a pesar de prometer una semana laboral de 20 horas y un salario mínimo de 1.000 euros, Beppe Grillo pide la abolición de los sindicatos y nada dijo sobre las medidas del gobierno central que desmantelaron el contrato nacional lo que le sumó 500.000 trabajadores a los 2,9 millones de parados, además de facilitar la precariedad de los derechos laborales.
M5S no dice nada sobre ataques contra jubilados, sobre ajuste fiscal o sobre priorizar pagos a especuladores financieros.
Mucho menos proponga medidas que puedan conducir a la superación de la crisis capitalista, como la nacionalización del sistema financiero, de las grandes multinacionales italianas, como Fiat, Finmeccanica, Benetton, Parmalat y Telecom Italia, entre otras, y de las propiedades parasitarias de la Iglesia Católica.
La propuesta del M5S es que los pequeños accionistas estén representados en los directorios de las grandes empresas. En cuanto a los servicios públicos privatizados, no contempla la renacionalización. La propuesta es aumentar el poder de las juntas directivas para limitar el poder de los directores generales.
Aunque el M5S no es un movimiento fascista, la movilización de la pequeña burguesía encima de estas propuestas podría desviarlo hacia la derecha y convertirlo en la base social para ello.
Las propias propuestas recuerdan el sentido general del programa fascista lanzado por Mussolini en 1919. Los ataques en los discursos contra la “clase política” en abstracto, sin cuestionar el sistema capitalista es un mecanismo demagógico que pretende encauzar el enorme descontento de la población con el régimen, especialmente de las clases medias, manteniendo en suspenso los mecanismos de opresión. lugar. La Segunda República fue lanzada en nombre de la “moral en la política” y el federalismo.
Ahora entró en la primera escena de la política italiana el fascismo abierto.
Si recordamos las tristes historias de los trabajadores italianos con Mussolini o dos trabajadores alemanes con Hitler, por ejemplo, queda claro que los partidos del sistema burgués no solo que no luchan contra el fascismo sino que le entregan el poder en bandeja para que pueda contener el ascenso de masas.
La lucha contra el fascismo y la reacción solo puede ser obra de los trabajadores en movimiento.
Quien los pondrá en movimiento es la propia crisis del capital. Nuestro papel como revolucionarios es ayudarlos a organizarse.