XX Congreso del PC de China
En el XX Congreso del Partido Comunista de China, fue declarado que China se opone a toda forma de hegemonismo y de política de potencia, a la interferencia en los asuntos internos de otros países y a los estándares duplos.
Desde hace por lo menos seis años, con el gobierno de Trump, China se transformó en el principal enemigo de los Estados Unidos en la lucha intercapitalista.
La “revolución colorida” en Hong Kong, la desestabilización de la provincia occidental de Xinjiang, como continuidad de la desestabilización del Tíbet, el uso de la “pandemia” del Covid con objetivos militares, la guerra en Ucrania, la guerra comercial y económica, y, principalmente, la desestabilización de Taiwán representan algunos de los componentes de la guerra del imperialismo norteamericano contra China.
La política de “Zero Covid” continuará siendo uno de los ejes de la política del gobierno chino, como defensa contra la desestabilización impuesta por el imperialismo. El costo, sólo para este año, es que el crecimiento previsto caerá de la estimativa prevista de 5,5% para 3%.
Hasta el XX Congreso del PCCh, los ejes de la política exterior de China estaban basados en el Nuevo Camino de la Seda (el envío de mercancías a Europa, incorporando a varios países en la cadena productiva) y el Made in China 2025. Esa política implicaba en importante medida, la propia China convertirse en la potencia imperialista dominante, lo que implicaba en evolucionar de su condición de principal potencia regional derrotando, incluso militarmente al imperialismo norteamericano.
Esa política sufrió algunos reveses, principalmente con la guerra en Ucrania. Rusia adquirió un papel protagónico de primer orden en el enfrentamiento (en términos capitalistas) al imperialismo, principalmente al imperialismo norteamericano, lo que le dio un papel más fuerte en la costura de alianzas como los nuevos No Alineados, los BRIC expandidos, la Opep expandida y otros.
En ese contexto entró el acercamiento entre Rusia y la India. Ésta pasó a ocupar un papel de equilibrio en las pretensiones expansionistas de China.
La crisis capitalista puso en jaque la dominación capitalista en los moldes en que venía ocurriendo. Turquía se aproximó más de Rusia a pesar de ser miembro de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte). Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos ignoraron el pedido de los Estados Unidos de ampliar la producción de petróleo y, aliados a Rusia, incluso la bajaron.
Arabia Saudita, que está en la base de los “petrodólares” (la venta de petróleo en dólares), Egipto, Turquía también están interesados en participar de los BRICS ampliados. Y Turquía ya fue aceptada como candidata a ingresar en la Organización de Cooperación de Shanghái.
Cuando los negocios van mal, por causa de la agudización de la crisis, los capitalistas, buscan alternativas, en la clásica política del “sálvese el que pueda”.
China no tiene otra alternativa a no ser expandirse, incluso para evitar que la crisis interna se transforme en levantes revolucionarios. Y al expandirse entrará en choque con las demás potencias, principalmente con el imperialismo norteamericano.
Una de las principales leyes de la época del imperialismo es la competencia a nivel global y la lucha por el control del mercado mundial por medio de guerras muy sangrientas. La desestabilización lleva inevitablemente a rebeliones y revoluciones, que la burguesía intentará aplastarlas por medio del fascismo y dictaduras cada vez más brutales.
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