Las leyes antiterroristas no tienen como objetivo acabar con el terrorismo. Menos aún con el crimen organizado.
Las leyes antiterroristas funcionan como leyes mordazas para criminalizar a la clase trabajadora y los pueblos oprimidos.
“Estamos buscando un acuerdo en seguridad, y en esa construcción del acuerdo me ha tocado dirigir la “comisión de persecución y sanción penal”, donde la Ley Antiterrorista ha sido un tema. El gobierno está disponible para tener una legislación que cumpla con estándares internacionales y lo que conversamos con los parlamentarios es que había que darse el primer semestre del 2023 para construir una propuesta más transversal y así, en el segundo semestre, tener un proyecto de ley o una indicación a las iniciativas que ya hay en el Congreso para tener una nueva norma. Necesitamos una Ley Antiterrorista que sea moderna y eficaz.”, dice el Subsecretario del Interior, Manuel Monsalve.
Leer que “el gobierno está disponible”, para una nueva ley antiterrorista sólo agrava aún más la realidad del amarrillismo y la capitulación a la derecha más reaccionaria de la “izquierda” institucional en Chile.
Buscarán aumentar el catastro de delitos base para poder aplicar sobre estos la ley antiterror. Algunos de los mismos según el Subsecretario del Interior pueden ser:
La instalación de bombas, ataque químico, personas que alteren servicios básicos de la población “para causar daños”.
Lo “gracioso” de esos delitos base, es que muchos de los presos políticos hoy, podrían ser juzgados, es decir, ser catalogados como terroristas con base a los mismos. Ya que a modo de ejemplo, varios han sido acusados de tirar bombas molotov, aún cuando jamás se les ha encontrado una.
Ya la actual ley antiterrorista, define como terrorismo, entre otras cosas, como:
” 5.- La asociación ilícita cuando ella tenga por objeto la comisión de delitos que deban calificarse de terroristas conforme a los números anteriores y al artículo 1°.”
En este caso, viene a la memoria, aquel video de las “molotov en taza”, que no fueorn más que un vil montaje, el cual podría ser catalogado como una asociación ilícita por parte de los que se reunían en aquel centro.
La propia ley antiterrorista no define claramente que significa “ser terrorista”; únicamente coloca acciones que pueden ser punidas como “terrorismo”.
Entonces, la ley antiterrorista, junto con el espionaje estatal, y la falta de justicia son los elementos para perseguir y mantener encarcelado a todo aquel que ponga en riesgo la actual “democracia” burguesa. El que ose elevar la voz, será colocado como terrorista, ya sea por participar de una manifestación, por defenderse de la brutalidad de la policía, o por el simple hecho de organizarse.
Para este 2023, nos espera mucho más trabajo que antes, pero al mismo tiempo, quienes son el enemigo y los que juzgan junto con éste quedan mucho más claro.
Los activistas de los Derechos Humanos precisamos unirnos para luchar con más fuerza.
Por un gran movimiento por la amnistía irrestricta:
Libertad irrestricta a todos y cada uno de los presos políticos,
Retiro de todas las querellas
Fin a todas las leyes antiterror, antiterroristas, anti capucha, anti barricadas y que censuren la propaganda y agitación.