La política de Evo Morales fue buscar sistemáticamente un compromiso con la derecha. Correspondió al primer período de desarrollo de la Constituyente, cuando fue boicoteada por la derecha y cuando Evo Morales pactó con los derechistas.
Era necesario levantar las demandas históricas de los campesinos y desarrollar un sistema de consignas que permitiera enfrentar este compromiso entre el MAS y la derecha para desarrollar el movimiento revolucionario de las masas:
Que el MAS rompa inmediatamente todos los pactos con la derecha;
No al derecho de veto de la derecha, por dos tercios;
Que la Asamblea Constituyente apruebe la Constitución inmediatamente por mayoría simple;
Que se convoque un referéndum popular. Sobre esa base, debe exigir que la Asamblea Constituyente apruebe todas las demandas históricas de los trabajadores y campesinos.
No fue eso lo que hizo la COB: ante la prohibición impuesta por el MAS a sus representantes, la Central asumió una posición sectaria e impotente que encubría su falta de voluntad para enfrentar políticamente al gobierno nacionalista.
En su XIV Congreso, realizado en 2006, la COB afirmó que “la Asamblea Constituyente, en el marco del modelo neoliberal, sólo afirmará la propiedad privada de los medios de producción y no se sustituirá la Constitución vigente, por lo tanto, no es Cierto que la Asamblea Constituyente bajo esta modalidad puede buscar otro país.
Esa tarea será obra de los trabajadores, cuando, junto con los campesinos, las naciones nativas y la clase media pobre, impongan una Asamblea Constituyente soberana y originaria con poder constituyente”.
Con esa caracterización se negó a intervenir en el masivo y progresista movimiento campesino e indígena que tenía todas sus ilusiones depositadas en la Asamblea Constituyente convocada por el MAS.
De esta forma, la COB no se dotó de un programa de transición para disputar la dirección del pueblo explotado por el nacionalismo pequeñoburgués, dejando el camino libre para un nuevo intento nacionalista frustrado.
A diferencia de la COB, la COD (Central Departamental dos Trabalhadores) de La Paz planteó el problema en su XV Congreso, un mes después del Congreso de la COB, afirmando que “La lucha por cambiar el carácter de la Asamblea Constituyente no ha terminado, como la actual posición de la oligarquía, minoritaria y débil. Una verdadera Asamblea Constituyente libre y soberana implica la disolución del Ejército y de los poderes Legislativo, Ejecutivo y Judicial, y la formación de Asambleas Populares a nivel regional y departamental”.
Los dirigentes del COD La Paz, por tanto, fueron correctamente orientados en la medida en que establecieron como objetivo general disputar la dirección del proceso constituyente, teniendo como límite el hecho de que no contaban con un conjunto de consignas que orientaran esta orientación.
Es en base a este equilibrio que el IPT (Instrumento Político de los Trabajadores) propuso luchar contra la Constitución acordada entre el MAS y la derecha y exigió una nueva Constitución y una nueva Asamblea Constituyente, que deberían ser convocadas por las organizaciones de trabajadores y campesinos, para atender todas las demandas populares: la expropiación de propiedades y la entrega de tierras a los campesinos, la nacionalización efectiva y sin compensación de los hidrocarburos, el control laboral de la industria, minería e hidrocarburos, el salario mínimo y la jubilación según canasta familiar, seguro-desempleo y el juicio y castigo de los verdugos de los trabajadores.