Perú ¿hasta cuándo la crisis continuará?

Perú ¿hasta cuándo la crisis continuará?

Conozca el gran punto, o sea, lo que está de trás de la crisis en Perú y sus contradicciones.

La crisis en Perú ya dura casi dos meses.

La propaganda oficial trata de presentarnos la situación política como si fuera una excepcionalidad.

De la misma manera, lo hizo con todos los estallidos sociales. Colombia, Chile, Panamá, Puerto Rico y Haití en el 2019. Ecuador el año pasado. Y ahora Perú.

De hecho, no hay ninguna excepción a la “paz social”.

América Latina, que es considerada por los Estados Unidos como su patio trasero, vive una enorme desestabilización por causa de la peor crisis capitalista de todos los tiempos.

La principal potencia mundial, el imperialismo norteamericano, ha intentado contener la crisis y principalmente sus efectos colaterales, las revueltas sociales y las revoluciones.

El problema central es garantizar que las grandes empresas sigan teniendo ganancias y que no quiebren, mientras que los capitales ficticios/ especulativos siguen creciendo como una bola de nieve.

El imperialismo norteamericano se ha visto obligado a aumentar el saqueo de la región, direccionando cada vez mayores recursos para estabilizar su propia crisis.

Los efectos colaterales no han tardado a aparecer. Inflación, desempleo, aumento de la miseria, quiebres de empresas, aumento de las deudas, fuga de capitales.

Conforme la presión no para de aumentar, los trabajadores y los pueblos van perdiendo las ilusiones en el sistema.

Los estallidos han sido espontáneos debido a que las organizaciones de masas han sido tomadas por pequeñoburgueses arribistas que actúan como agentes no solo los patrones sino principalmente como agentes del imperialismo.

¿Cuál será el fin de la crisis en Perú?

Esta revuelta social, así como las revueltas anteriores, deben ser consideradas como componentes de una lucha mucho mayor contra el sistema impuesto en la región especialmente por el imperialismo norteamericano.

Lo más probable es que esta revuelta sea controlada por medio de alguna salida electoral.

Pero la solución a los problemas presentados por el movimiento de masas quedará lejos de ser resuelto y será la base para que nuevas revueltas y revoluciones vuelvan a suceder.

El régimen peruano, controlado por una derecha recalcitrante, ha intentado controlar el levante popular por medio de la fuerza.

Las fuerzas armadas peruanos han sido de las más represivas de la región, principalmente después del masacre de los movimientos guerrilleros de Sendero Luminoso y Tupac Amaru, que fueron derrotados a comienzos de la década de 1990.

En paralelo, el movimiento de masas sufrió duros golpes lo que le quitó la base de masas a las organizaciones revolucionarias y facilitó su casi exterminio.

Lo más normal, sería que la burguesía controlase la revuelta peruana por medio de elecciones, que es como lo ha hecho de manera recurrente.

El problema que la burguesía enfrenta es la tradición fujimorista de pocas negociaciones y mucha represión, junto con la experiencia de las últimas elecciones presidenciales en que un candidato secundario y no directamente controlado por el régimen, el ex profesor y sindicalista Pedro Castillo, acabó ganando las elecciones.

A eso se le suma el aumento de las contradicciones internas entre los partidos de la derecha, principalmente con el fujimorismo que cuenta con mayoría parlamentaria.

La represión tiene como objetivo aislar el movimiento de masas de las direcciones que se están formando y que pueden evolucionar en el sentido revolucionario.

El efecto colateral de la represión es que ha provocado el fortalecimiento de la revuelta en vez de contenerla.

Las clases dominantes precisan controlar el movimiento pero aplicarle una derrota tal que impida que resurja y especialmente que se formen direcciones revolucionarias.

El imperialismo ha podido aislar los varios estallidos en los propios países y también ha logrado impedir la formación de direcciones revolucionarias.

Pero se trata de los efectos del desarrollo de la lucha de clases.

Las clases dominantes precisan mantener la estabilidad del régimen mientras la crisis solo aumenta en dirección a un enorme estallido capitalista.

Los explotados precisan sobrevivir conforme la crisis capitalista vuelve la situación cada vez más insoportable.

Después de décadas de “sueño neoliberal”, la dura y cruda realidad aparece con creciente intensidad.

Los trabajadores y las masas están haciendo su experiencia conforme la crisis se agudiza. Se pone a la orden del día la necesidad de reorganizar el movimiento de masas contra la brutal presión de la burguesía.

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