La consigna “una casa para vivir, un planeta para habitar” ha movilizado a miles de personas en las calles de varias ciudades portuguesas este sábado. Las protestas tienen como objetivo demandar justicia climática y medidas efectivas contra la crisis de vivienda que atraviesa el país.
Como si necesitáramos más elementos para demostrar que la mentira del capitalismo humano y perfecto existe, las movilizaciones en Portugal aumentan frente a elementos tan básicos como la vivienda.
En Lisboa, Oporto, Viseu, Braga, Coimbra y Faro, entre otros municipios, se llevaron a cabo concentraciones convocadas por los movimientos “Casa para vivir” y “Their Time to Pay”, con la participación de decenas de colectivos.
Los manifestantes, levantaron diversas consignas que demuestran el aprieto de los gobiernos al intentar traspasar la crisis a los ciudadanos, en especial a la clase obrera y los pueblos explotados.
El capitalismo se encuentra en su mayor crisis estructural lo que está provocando que el movimiento de masas vuelve a caldearse y alzar su cabeza en el horizonte.
Se vieron consignas como:
- “Nuestros barrios no son vuestros negocios”
- “Bajen los alquileres, suban los salarios”
- Fin de los desalojos y de los “visados gold“
- Control de precios en sectores esenciales
- Aumento de viviendas sociales
- Transporte público gratuito
- Mayor uso de energías renovables
Diogo Guerra, portavoz del Colectivo “Referendo pela habitação“, expresó que las ciudades deben ser planificadas de manera sostenible para todos, y no buscando beneficios rápidos sin considerar las consecuencias negativas. Calificó como “muy insuficiente”, que no soluciona la crisis habitacional, el paquete de medidas aprobado por el Gobierno este mes y señaló que la manifestación es urgente debido a un Gobierno que no gobierna para la población, sino para los intereses del sector inmobiliario y turístico.
- Medidas como limitaciones y tasas a los pisos turísticos y un tope a la subida de nuevos contratos de alquiler.
La subida exorbitante de los precios de la vivienda en Portugal ha generado dificultades para muchas personas.
- Ángela Rocha, una mujer de 42 años, pronto se verá obligada a regresar a la casa de sus padres debido a la imposibilidad de renovar su alquiler y los altos precios del mercado.
- Paulo Inácio, de 33 años, también se enfrenta a la incertidumbre de que su contrato de alquiler no sea renovado, lo que le impediría mantenerse en su vivienda actual debido a los altos costos.
En Portugal, el precio de la vivienda ha aumentado significativamente entre 2015 y 2022, situando a Lisboa entre las ciudades más caras de Europa. La situación se vuelve aún más crítica ante el hecho de que un estudio simple ya supera los 1.000 euros mensuales, mientras que el salario mínimo en el país es de 760 euros y el salario medio es de 1.288 brutos, según el Instituto Nacional de Estadística luso.
La crisis, que lleva a una mayor reaccionarización del sistema, también lleva a movimientos que se oponen al apretón de soga al cuello de los trabajadores. Y es interesante ver como, hasta países que alguna vez fueron grandes imperios han de entrar en decadencia a la vez que otros asumen su lugar, al mismo tiempo que empieza a aparecer en escena el peso pesado de la política mundial, los trabajadores movilizados y en lucha en contra del sistema capitalista.