México bajo la bota de los Estados Unidos: Las elecciones presidenciales

El 2 de junio de 2024, sucederán en México las elecciones generales donde los principales candidatos presidenciales son Gálvez, de la coalición PRI-PAN-PRD, y la ex jefe del gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, como representante de la continuidad de AMLO, Andrés Manuel López Obrador.

El gobierno de AMLO se ha caracterizado por algunas medidas democráticas, pero dentro del contexto de descalabro generalizado legado por los gobierno anteriores, principalmente el gobierno encabezado por Peña Nieto, que había sido impuesto por los Estados Unidos para entregar Pemex, Petróleos Mexicanos, el sector eléctrico y la educación pública.

Fue la enorme resistencia de los maestros y estudiantes que llevaron a la crisis terminal del gobierno de Peña Nieto y abrió camino para que el cuatro veces derrotado candidato presidencial AMLO venciese.

México está controlado umbilicalmente por los Estados Unidos casi tanto como Puerto Rico en todo lo fundamental.

Más del 80% de las exportaciones tienen como destino los Estados Unidos, que junto con Canadá hacen parte del tratado de libre comercio NAFTA.

Los tres grandes componentes de la economía mexicana son la exportación de petróleo, el turismo, que es fundamentalmente norteamericano, y las remesas de los inmigrantes mexicanos en los Estados Unidos, que ya suman casi 40 millones, casi una tercera parte de la población que reside en México.

Recientemente, la administración Biden ha demandado supervisión sobre las inversiones comerciales mexicanas, transformando a las fuerzas armadas mexicanas en una extensión de la Patrulla Fronteriza de los Estados Unidos.

La Respuesta de López Obrador y Claudia Sheinbaum

El presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) ha mostrado cierta resistencia a las demandas estadounidenses, pero en gran medida ha cedido a ellas. 

Ha impuesto aranceles a las importaciones chinas y suspendido las conversaciones con fabricantes de automóviles chinos. 

En el frente interno, AMLO ha implementado medidas sociales como pensiones y aumentos salariales, pero estas han sido insuficientes para abordar la pobreza y la desigualdad estructural en México.

Claudia Sheinbaum, designada por AMLO como su sucesora, promete continuar su «cuarta transformación». Sin embargo, sus políticas se alinean con el mantenimiento del estado capitalista neocolonial y la represión de la protesta social.

La «transformación» de México bajo AMLO ha sido, en esencia, una consolidación del país como una fuente de mano de obra barata para las superganancias de Wall Street y una plataforma crítica para las estrategias geopolíticas de Estados Unidos contra Rusia y China. Esta transformación no ha significado una mejora sustancial en las condiciones de vida de la clase trabajadora mexicana.

La Coalición de la Oligarquía y la represión de los trabajadores

La principal oponente de Sheinbaum, Bertha Xóchitl Gálvez, representa una coalición de los tres partidos tradicionales de la oligarquía mexicana: PRI, PAN y PRD. Esta coalición ha sido responsable de políticas neoliberales que han profundizado la desigualdad y la explotación en México. Gálvez ha sido criticada por su retórica elitista y su desconexión con la clase trabajadora.

Tanto AMLO como Biden han recurrido a las burocracias sindicales para controlar y reprimir las luchas de la clase trabajadora. Un ejemplo claro de esto ocurrió en 2019, cuando decenas de miles de trabajadores en Matamoros, involucrados en huelgas salvajes en sectores como autopartes y electrónica, marcharon hacia la frontera con Brownsville, Texas, para instar a los trabajadores estadounidenses a unirse a ellos contra las corporaciones transnacionales y las burocracias sindicales. Los sindicatos «independientes», aunque se presentaron como aliados de AMLO, fueron patrocinados por el AFL-CIO y el gobierno estadounidense para canalizar la disidencia y negociar aumentos salariales limitados, mientras las empresas despedían a miles de trabajadores en represalia.

La respuesta de AMLO a estas huelgas fue acelerar una reforma laboral exigida por Estados Unidos y Canadá, facilitando el registro y aceptación de estos sindicatos «independientes» que son leales a los intereses del Departamento de Estado estadounidense. Esta maniobra refleja cómo las burocracias sindicales, tanto en México como en EE.UU., actúan en beneficio del imperialismo estadounidense, aislando a los trabajadores de sus aliados de clase a nivel internacional y perpetuando una carrera a la baja en salarios y condiciones laborales.

Tanto Gálvez como Sheinbaum han propuesto políticas que mantienen a los trabajadores migrantes extranjeros en condiciones vulnerables dentro de México, utilizando su desesperación como una herramienta para presionar a la baja los salarios. Estas políticas no benefician en absoluto a la clase trabajadora, ni en México ni en Estados Unidos.

La Necesidad de una Unidad Internacional de los Trabajadores

La verdadera lucha contra la opresión y la explotación en México y Estados Unidos debe ser una lucha unificada de los trabajadores a ambos lados de la frontera, y en América Latina. 

La lucha contra la guerra y los ataques a los derechos democráticos, empleos y niveles de vida en Estados Unidos es, simultáneamente, una lucha contra la opresión imperialista de siglos en México y América Latina.

Las políticas actuales de AMLO y sus oponentes perpetúan un sistema capitalista que beneficia a una élite mientras mantiene a la mayoría en la pobreza. La transformación real requiere una ruptura con todos los partidos capitalistas y una alianza internacional de la clase trabajadora.

Los trabajadores deben organizarse para construir un movimiento político basado en el socialismo internacional, oponiéndose a la guerra, la explotación y la represión. Solo a través de la solidaridad y la lucha unida se puede luchar con fuerza en contra del imperialismo y del capitalismo mundial