El Uruguay del Frente Amplio: del movimiento obrero a los brazos del imperialismo

El Uruguay del Frente Amplio: del movimiento obrero a los brazos del imperialismo

El Frente Amplio fue un partido de masas, nacido de la necesidad de la clase trabajadora para responder y hacer valer sus intereses, pero como todo, no siempre se cumplen los objetivos.

Con el fin de la Dictadura militar empresarial en 1985, el Frente Amplio (FA) del general Líber Seregni, del Dr. Tabaré Vázquez y de José Pepe Mujica pasó a cumplir su papel de ayudante de la estabilidad de la nueva institucional.

El FA fue fundado en 1971, fuertemente influenciado por el avance del movimiento obrero, principalmente la huelga general de 1971, y las movilizaciones populares.

Su programa se basó en las banderas de lucha de la CNT del programa de trabajo (Convención Nacional de Trabajadores).

Entre sus miembros iniciales estuvieron los «progresistas» de los partidos llamados «tradicionales» (Colorado y Blanco), los partidos de izquierda, como el PCU (Partido Comunista) y el PS (Partido Socialista), católicos e independientes.

El FA fue un partido de masas.

Después del golpe de junio de 1973, el FA fue declarado ilegal, hasta el fin de la Dictadura en 1985.

En su primer Congreso en 1987, realizado apenas dos años después del fin de la Dictadura, habían 2.340 delegados elegidos por los comités de base, que tenían una mayor participación popular y nacional que los 109 designados por el Pleno.

En las elecciones de 1989, el FA ganó la Intendencia de la ciudad de Montevideo, donde reside el 50% de la población uruguaya.

Junto con el avance de todo el mundo del llamado “neoliberalismo”, el FA ayudó a fortalecer los sectores pro-imperialistas, que han impuesto la adopción del programa neoliberal así como la erosión de la influencia de las bases.

En 1992, fracasó en un referendo, bajo una intensa presión popular, la privatización de las cinco empresas estatales más importantes, en un paquete de 32 empresas a privatizar, pero con la complicidad de los líderes del FA, tres de ellas finalmente fueron privatizadas (pesca, gas, y aviación), y en el caso de la telefonía, el sector fue liberalizado.

En 1996, hubo otro momento crucial en la evolución a la derecha del FA en torno a las discusiones para reformar la Constitución por referéndum.

El 5 de febrero, el ex general Liber Seregni, líder histórico del FA renunció a su presidencia, y, junto con el nuevo presidente, Tabaré Vázquez, y el economista Danilo Astori, declararon su apoyo a la reforma, contra el clamor de las bases que se habían pronunciado en contra.

Tabaré Vázquez se vio obligado a hacer campaña en contra de la reforma. Seregni, Astori y su facción en la FA (Asamblea Uruguay), en la práctica, no participaron en la campaña. Como resultado de esa política, la reforma fue aprobada el 8 de diciembre por un 0,5% de diferencia en votos.

En base a estas reformas en 1999, el FA ganó la primera vuelta de las elecciones nacionales y fue derrotado en la segunda ronda por el Partido Colorado.

Con la erosión de los gobiernos de derecha en la década de 2000, el FA fue convertido por el imperialismo norteamericano en la alternativa de “izquierda” para seguir aplicando las políticas a su favor, principalmente después de la profunda crisis del 2002.

La relativa estabilización de la economía uruguaya después del colapso de 2002 se relaciona con la inundación del país, con soja transgénica y eucaliptos. La hipoteca del futuro de Uruguay, transformándolo en un desierto verde, empieza con el gobierno del Colorado Batlle, pero se acentúa en los gobiernos del Frente Amplio.

Al frente de la Intendencia de la ciudad de Montevideo, el FA privatizó cientos de industrias y servicios.

Las decisiones del Congreso de la FA fueron ignoradas repetidamente por su dirección.

En 2008, por ejemplo, fue aprobado por las bases la entrada de Uruguay en el ALBA (Alianza Bolivariana), la retirada de las tropas uruguayas de Haití, la anulación de la Ley de Caducidad (que benefició a los torturadores y esbirros de la Dictadura) y la aplicación de las políticas económicas que favorecían a la economía nacional contra las políticas pró-imperialistas. Todas estas resoluciones fueron ignoradas por la dirección del FA, sus gobiernos y sus congresistas.

El FA se convirtió en uno de los partidos más importantes de la “estabilidad institucional”, a tal grado que en las últimas elecciones nacionales realizadas en el año 2019 hizo todo lo que pudo para favorecer la victoria de la derecha.

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