Masacre de 88 millones de personas

Masacre de 88 millones de personas

De un lado la salida de la burguesia para todas las crisis. Del otro la salida de los trabajadores ( explosiones de revoluciones en todo el planeta)

Hoy hace 83 años empezó la 2a Guerra Mundial

El día 1 de septiembre de 2022, empezó la Segunda Guerra Mundial, el mayor conflicto de la historia de la Humanidad, con la invasión de Polonia por el Ejército nazi.

La propaganda de la burguesía intenta que nosotros creamos que la Guerra fue obra de la mente macabra de Hitler y de los nazis.

En realidad, Hitler fue apoyado por prácticamente la totalidad de la burguesía alemana y 90% de la burguesía mundial, de la misma manera que el fascismo italiano había sido apoyado por la totalidad de la burguesía italiana y mundial.

¿Por qué?

La Primera Guerra Mundial había tenido como fundamento la búsqueda por una nueva división del mercado mundial. Alemania quería comerciar en el Oriente Medio, pero Francia e Inglaterra se lo impedían, incluso porque el desarrollo tecnológico alemán los estaba superando.

Esa Guerra al principio impulsó el patriotismo. Estuvo en la base de la destrucción de los gigantescos partidos obreros marxistas de la Segunda Internacional Socialista. Pero como “efecto colateral” llevó al desarrollo de enormes revoluciones y revueltas. No solo las revoluciones rusas, sino la Revolución en Hungría y cinco revoluciones en Alemania.

La burguesía pudo estabilizar la situación política a partir de 1921 con la ayuda principalmente del ala derecha de la Socialdemocracia.

Con la crisis de 1929, se abrió la posibilidad de un nuevo ascenso obrero, a pesar del oportunismo que había tomando cuenta de los partidos comunistas.

El nazismo fue impuesto para derrotar el movimiento obrero revolucionario

Hay un folleto escrito por Thyssen, el gran industrial alemán, llamado “Yo traicioné a Hitler”, donde relata como de un apoyador al gobierno nazi se convirtió en un opositor. Él acabó siendo asesinado por la Gestapo.

La gran apuesta de la burguesía era que los nazis derrotaran la revolución en Europa.

Eso explica la enorme facilidad de la derrota del Ejército francés que ni siquiera atinó a fortalecerse en el sur de Francia y a controlar el Mediterráneo con una flota naval mucho más poderosa que la alemana. Evidentemente, los recuerdos de la gran huelga general de 1936 aún pesaban.

La invasión de Polonia sucedió a la invasión de Austria y de Checoslovaquia, en un proceso tolerado por el resto de las potencias imperialistas.

A parte de eso, vale recordar que Polonia fue invadida por Alemania por occidente y por la Unión Soviética por el otro, como parte de los acuerdos de 1939, el Pacto Molotov-Ribbentrop.

En 1941, los nazis invadieron la Unión Soviética. La reacción popular fue tan fuerte que ese fue el principio del fin de su fortaleza.

Las consecuencias de la Guerra fueron 88 millones de muertos (28 millones de soviéticos y 33 millones de chinos), una brutal destrucción de fuerzas productivas y el surgimiento de revueltas y revoluciones en todo el mundo.

El nazi-fascismo puede ser derrotado

El imperialismo norte-americano surgió como la superpotencia vencedora de la 2ª Guerra Mundial, que dominó toda Europa Occidental, buena parte del Pacífico y que tenía la bomba atómica.

Al principio se concentró en derrotar las revoluciones en Europa y Japón, principalmente en Francia, Italia y Grecia, donde los procesos revolucionarios se encontraban próximos a tomar el poder. La Operación Gladio, con la infiltración de todas las organizaciones obreras y revolucionarias era uno de los componentes centrales de esa política.

El efecto colateral fue el ascenso revolucionario en los países atrasados.

Para contener el ascenso, el imperialismo norte-americano hizo en los países atrasados mucho más de lo que Hitler había hecho, principalmente después del golpe en Irán de 1954 y muy fundamentalmente, después del golpe de 1965 en Indonesia (que dejó un millón de muertos) y de la política para enfrentar el contagio de la Revolución Cubana en América Latina.

Con el llamado “neoliberalismo”, a partir de los 1980, nuevas organizaciones fascistas semi disfrazadas han surgido en Europa principalmente, mientras el régimen político ha sido cerrado paulatinamente.

Después del colapso capitalista de 2008 y particularmente, después de finales del 2019, cuando estuvo para acontecer un nuevo colapso, la burguesía ha apretado los controles políticos e ideológicos debido a la imposibilidad de poner en pie una política estructural que pueda significar una salida de la crisis.

La política de la burguesía para salir de su mayor crisis histórica es nuevamente la guerra. Por esa razón, busca fortalecer sus retaguardias.

La guerra, como respuesta a la crisis capitalista, y el aumento de la crisis y de la represión tiende a poner a las masas en movimiento.

Solo el movimiento de masas en ascenso es capaz de derrotar el fascismo y la guerra.

El papel de los revolucionarios es justamente organizar la lucha de los trabajadores y las masas; con políticas concretas para la situación concreta. Lo que no esté direccionado en ese sentido no pasa de charlatanería.

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