46 años de la Noche de los Lápices en Argentina

46 años de la Noche de los Lápices en Argentina

El 16 de septiembre de 1976 tuvo lugar uno de los eventos más trágicos de la #Argentina: La Noche de Los Lápices. Un reclamo por el boleto estudiantil que termino en la desaparición de diez estudiantes a manos de la dictadura cívico-militar, todo para imponer la campaña del terror y el miedo.

El día 16 de septiembre de 1976, uno de los grupos represivos de la Dictadura Militar argentina secuestró diez estudiantes, los torturó y desapareció a seis de ellos.

El episodio que es uno de los tantos que revela el carácter de la Dictadura es conocido como la Noche de los Lápices.

El 24 de marzo de 1976, arrancaba la más sangrienta dictadura a lo largo de la historia de América Latina, que azotó el país hasta 1983.

¿Qué factores llevaron a la Dictadura Militar de 1976?

La dictadura militar buscó contener el ascenso revolucionario, más allá de las grandes guerrillas que existían en Argentina. Se estima que los Montoneros (izquierda peronista) y el ERP (Ejército Revolucionario del Pueblo) sumaban más de 20 mil guerrilleros.

Pero después de la muerte de Perón en 1974, e incluso durante su gobierno (1972-1974), la militarización de la sociedad había aumentado enormemente y proliferado las acciones de la ultraderechista AAA (Alianza Anticomunista Argentina), responsable por centenas de asesinatos.

Las guerrillas habían sido controladas.

Lo que aún no había sido controlado era el ascenso del movimiento obrero que se había abierto con el Cordobazo de 1969. Hubo un nuevo ascenso contra el Rodrigazo de 1975, lo que puso a la burguesía ante la posibilidad de alta desestabilización del régimen.

La crisis de 1974 en los bastidores

Argentina se vio fuertemente afectada por la crisis capitalista mundial de 1974. La inflación y el desempleo no paraban de aumentar. La burguesía tembló ante la posibilidad de una reanudación de la rebelión de las masas que había sido detonada por el «Cordobazo», en 1969, ahora en una crisis mucho peor.

El imperialismo norte-americano trató de darle continuidad a la experiencia chilena con la imposición de políticas “neoliberales” en gran escala, lo que implicaba en ataques masivos contra las masas trabajadoras.

Era el tiempo después del golpe aplicado por la administración del presidente Richard Nixon a los acuerdos de Bretton Woods de 1944, con la suspensión de la convertibilidad del dólar en oro.

Las máquinas de imprimir moneda podrida trabajaban a toda máquina para pagar las deudas de la guerra de Vietnam y cubrir el aumento del gasto público en una economía que había sido afectada por la crisis en su totalidad.

Hubo exceso de circulante y uno de los destinos naturales era América Latina; era necesario obligarlos a estos países a contraer deudas.

El super poderoso ministro de Economía Martínez de Hoz fue el responsable por promover la privatización, la apertura de la economía, liquidar el crecimiento industrial, que había sido la base del crecimiento de la economía local hasta la fecha, y fomentar el consumo por medio del aumento de las importaciones.

La especulación financiera se volvió salvaje. Fue instituida la denominada «Tablita», de la misma manera como se hizo en otros países de la región, que establecía una devaluación mensual del peso de 2%. Mientras tanto, los productos de consumo popular subían mucho más que ese porcentaje.

En 1979, un importante banco quebró, causando la quiebra de otro centenar de bancos. Era el comienzo del fin. En el mismo año, en el marco de la política demagógica aplicada durante el gobierno de Jimmy Carter, la CIDH (Comisión Interamericana de Derechos Humanos) de la OEA (Organización de Estados Americanos), que estuvo en el país durante dos semanas en septiembre, emitió un informe, preparado sobre la base de las denuncias presentadas por organizaciones de los derechos humanos en Argentina, señalando los graves abusos cometidos contra la población y contabilizando 30 mil desaparecidos.

Hubo robo y ahogamiento de niños, mujeres embarazadas evisceradas y familias reducidas a cenizas en la orgía de sangre más cruel jamás experimentada por un país occidental desde el fin del nazismo.

Poco después, «La Tablita» se rompió causando una inflación galopante, en un momento en que el 83% de las reservas soberana estaban en el exterior, y la deuda externa y público habían alcanzado niveles astronómicos. Era el final de este régimen funesto que aún intentó perpetuarse en el poder mediante la promoción de la Guerra de Malvinas.

Los bastidores de la Guerra habían expuesto la enorme podredumbre, lo que terminó por llevar la Dictadura literalmente a la lona.

La burguesía argentina y el imperialismo enfrentan grandes dificultades para controlar su brutal crisis e impedir que contagie a toda la región.

Ante las dificultades políticas para imponer otro Videla, ahora maniobran con la “izquierda” super derechizada del régimen.

Los obreros, demás trabajadores y oprimidos parecen haber desaparecido de la escena política. Pero es solo una cuestión de tiempo.

En el próximo período, veremos, un gran ascenso de masas, no solo en Argentina sino en todo el mundo, como respuesta a la mayor crisis capitalista de todos los tiempos.

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