Retrospectiva del 2022, rumbo a más crisis y a grandes luchas

Nuestros mayores abrazos a todos y cada uno de los revolucionarios y luchadores sociales que han alzado la mirada hacia la victoria y han sido parte de este proceso de aprendizaje que nos brinda la lucha de clases. 

A modo de retrospectiva, el 2022 fue dominado por la guerra de Ucrania que representó el resumen de la escalada de la mayor crisis capitalista mundial de todos los tiempos, y es en este contexto que…

La crisis del 2008 aún no se cerró. Cuando estaba para estallar en el 2019, fue controlada por la “pandemia” que por medio de una “crisis sanitaria” le impuso el estado de sitio a la población mundial y semi ocultó el repase de muchísimos recursos a las super grandes empresas.

Los Estados Unidos tiraron Europa a la basura para salvarse de la crisis.

La situación es dramática en las principales potencias, empezando por Alemania, Inglaterra y Francia.

La inflación oficial pasó de cerca de 0% para 10%, pero la inflación industrial en Alemania, por ejemplo, es de casi el 40%.

En el invierno la gente es obligada a pasar frío bajo pena de ir a la cárcel. Y eso sucede hasta en la “civilizada”  Suiza.

Las huelgas y protestas se han extendido en toda Europa. La pacificación social ya es cosa del pasado.

La burguesía tiene un desafío imposible de ser superado. Deshacerse de los enormes volúmenes de capitales ficticios sin generar una bancarrota generalizada.

La crisis capitalista es lo que pone a las masas en movimiento.

La burguesía sólo atina a controlar la crisis por medio de guerras cada vez más sangrientas.

Recientemente en el viaje de Zelensky a los Estados Unidos, el gobierno Biden anunció que serán destinados casi US$2 mil millones más a la guerra de Ucrania. Los principales beneficiados son las grandes empresas del sector armamentístico y los gigantescos especuladores financieros.

El imperialismo norteamericano aprieta con mucha fuerza a su patio trasero, América Latina. Precisa mantenerlo pacificado para irse a la guerra y usarlo como fuente barata de recursos.

El fuerte aprieto ha convertido la región en un barril de pólvora.

Los Estados Unidos han tentado controlar la situación imponiendo gobiernos de “izquierda” muy derechizados en Chile, Colombia y Brasil. La situación se ha vuelto insoportable.

El estallido social en Perú representa apenas la punta del iceberg de lo que irá a pasar en toda América Latina.

¿Dónde será el próximo estallido social? No lo sabemos. Pero hay varios candidatos.

¿Hasta cuándo Argentina podrá mantenerse semi tranquila? ¿La Copa del mundo podrá hacerle olvidar a la gente que está pasando hambre?

Y en Brasil, ¿cómo el gobierno Lula/ Alckmin van a mantener a 220 millones de personas quietas con la brutal presión de los grandes capitalistas y el imperialismo que quieren mantener lo que consideran como suyo?

En este 2022 hemos visto de forma muy resumida:

• A  los agricultores movilizarse uniéndose más allá de las fronteras
• Contemplamos el esplendor de la democracia Francesa
• Vimos como cualquier espacio es un lugar de agitación y denuncia
• Observamos el desarrolló de una insurrección en Sri Lanka del cual debemos sacar muchos aprendizajes
• Aprendimos a no confiar en las burocracias de los movimientos sociales – de nuevo- 
• Vimos la decadencia de la pequeño burguesía y la “izquierda” vendida
• Contemplamos la farsa de la “democratica canada”
• Vimos el movimiento de huelgas obreras en los países centrales como Reino Unido, Alemania, Francia, España y en el propio Estados Unidos, situación que no se veía desde hacía décadas. 

En el 2023, debemos esperar más crisis capitalista, más guerra, más fascismo, más dictaduras y, como contrapartida, más luchas sociales, más huelgas y más protestas. Rumbo a grandes revoluciones de masas.

Los verdaderos revolucionarios tenemos el deber de ayudar a los trabajadores y a las masas a organizarse contra los ataques del capital. Y de la lucha defensiva orientar la lucha ofensiva, por la revolución social, contra el estado y el sistema burgués.