Caso Bolivia, el camino sin retorno del oportunismo

Caso Bolivia, el camino sin retorno del oportunismo

Lecciones del golpe de Estado en #Bolivia de 2019 y la infiltraci[on y contenci[on en los movimientos obreros y campesinos

El MAS (Movimiento al Socialismo) de Evo Morales se fortaleció en la primera parte de la década del 2000 en la lucha contra los gobiernos “neoliberales” bolivianos, aunque siempre buscando contener la radicalización del movimiento de masas.

La base social del MAS siempre ha sido campesina, principalmente indígenas cocaleros.

Al asumir el cargo en 2006, Evo Morales convocó a una Asamblea Constituyente, pero obtuvo poco más de la mitad de los votos, lo que le impidió llevar a cabo las reformas prometidas.

Evo se reconcilió con la derecha, que a través de una serie de maniobras terminó por destruir las grandes nacionalizaciones.

Con el contagio de la crisis capitalista mundial de 2008, Evo perdió el apoyo de la COB (Central Obrera Boliviana) y de tres de las cinco organizaciones indígenas.

En ese contexto, el ala izquierda de la burocracia sindical comenzó a construir el IPT, el Instrumento Político de los Trabajadores.

A partir de 2013, con el aumento de los precios del estaño, Evo pudo reforzar el control del IPT y la izquierda de la burocracia sindical a través de varios mecanismos.

Los dirigentes de la COB, prácticamente todos los dirigentes de las COD (Central Obrera Departamental), así como los dirigentes de las organizaciones campesinas, comenzaron a apoyar al Gobierno y al MAS.

A partir de 2016, con la profundización de la crisis capitalista mundial y el endurecimiento del imperialismo frente a los gobiernos nacionalistas de la época, la situación en Bolivia se deterioró y la derecha se fortaleció.

En las elecciones nacionales del 2019, Evo ignoró el resultado del referéndum que le impidió postularse a un cuarto mandato y lo peor fue que el resultado fue de poco más del 10% de los votos necesarios para no pasar a la segunda vuelta, la mínima diferencia desde 2006. Fue lo suficiente para una operación intensiva de desestabilización.

Lecciones del golpe de Estado en Bolivia de 2019

El imperialismo hace una década y media enfrenta una crisis gigantesca y necesita estabilizar las ganancias de los monopolios.

La crisis del 2008 aún no fue cerrada y sólo ha empeorado.

Los niveles de los capitales ficticios son apocalípticos y crecientes.

El desafío para el imperialismo é controlar esa verdadera bomba atómica porque no pueden desarmarla fácilmente porque las ganancias de las grandes empresas dependen de la especulación financiera.

La desestabilización masiva de Chile en octubre de 2019, le creó un gran problema para la Administración Trump, por la posibilidad de efectos de contagio en toda la región, comenzando por Argentina, Brasil, Colombia, Perú y México

El papel de las Fuerzas Armadas y la policía en Bolivia (a pesar de que esa situación se repite en casi todos los países de la región), que continuaron manteniendo vínculos con el imperialismo, revela que en la actual fase política tienden a ir hacia la derecha cuando el imperialismo aumenta la presión.

Las grietas y los giros a la izquierda solo pueden ocurrir en etapas de ascenso revolucionario.

El retiro de Alemania del acuerdo para explotar el litio boliviano y cooperar en el desarrollo de una industria local revela que el imperialismo europeo también está lejos de ser un aliado confiable para la burguesía local. Lo mismo se aplica al eje de China y Rusia; principalmente China que es una potencia regional, la más importante de todas, en la búsqueda por transformarse en una potencia imperialista.

La negativa de Evo Morales y del MAS a romper la movilización fascista en las calles y el golpe de Estado derechista revelan, una vez más, la enorme limitación de los actuales nacionalistas latinoamericanos, que están a años luz de Salvador Allende.

El centro de la lucha revolucionaria debe ser la lucha contra el imperialismo y sus secuaces locales. Por un gobierno revolucionario de los trabajadores que levante las banderas que la “izquierda” oportunista tiró a la basura.

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