Perú: entre militares en Puno y el rechazo al adelanto de nuevas elecciones

Hoy, el Congreso (léase golpista) de Perú, rechazó la solicitud de adelanto de las elecciones a diciembre del 2023. Esto en medio del atropello a los derechos humanos a manos del ejército y la policía y la continuación de las protestas.

Los legisladores acordaron el mes pasado adelantar las elecciones de 2026 a abril de 2024. Pero en una sesión plenaria realizada durante la madrugada del sábado, el Congreso rechazó la propuesta, con 45 votos a favor, 65 en contra y dos abstenciones.

Los partidos de “izquierda” exigieron que el adelanto de las elecciones vaya acompañado de una convención constitucional, algo que se supone es lo que el “pueblo” exige, lo cual es MENTIRA, puesto que los ronderos, campesinos, estudiantes, trabajadores y pueblos originarios quieren una ASAMBLEA CONSTITUYENTE LIBRE Y POPULAR.

Esa no fue más que una nueva maniobra para cooptar a las masas en movimiento, al igual que se hizo en Chile con el gobierno de Boric. Por suerte, no pasó. Pero, tampoco el fujimorismo ha abierto mano del poder. Y esa es una de las razones de no adelantar las alecciones.

Uno de los movimientos esperado por la derecha reaccionaria es volver a colocar en el gobierno al fujimorismo, como una solución más reaccionaria, pero, bajo las actuales condiciones, sería casi imposible.

Por esa razón, antes de llamar a elecciones, el Congreso y la burguesía deben estar seguros de que el movimiento de masas se enfrió.

En siete semanas de protestas más de 60 personas han sido asesinadas, según la Defensoría del Pueblo de Perú. En este momento, las carreteras que estaban bajo control obrero/campesino han sido retomadas por las Fuerzas Armadas.

A su vez, la represión policial y de las fuerzas armadas solo aumenta. En este momento la policía se encuentra disparando tuercas, perdigones de metal y balas directo a zonas vitales de los manifestantes.

Han sido gravadas las brutales golpizas que le han arremetido a manifestantes que no ejercen ningún tipo de resistencia. Como las “barridas” policiales en las calles durante la noche para detener a cualquier persona que estos entiendan como “presunto manifestante”, es decir, detenciones arbitrarias.

Según la Cnddhh (Comisión Nacional de los Derechos Humanos), más de 1.000 peruanos han resultado heridos a causa de la represión policial y militar en las últimas protestas en Perú. Ese número solo aumentará, pues el Gobierno de Perú prorrogó la vigencia de la “inmovilización social obligatoria”, es decir ESTADO DE EXCEPCIÓN en el departamento de Puno, Lima, Callao y Cuzco por 10 días (a partir del 15 de enero de 2023).

Mientras hablan de paz, los militares llegan por los cerros del Distrito de Laraqueri a Puno.

Para la burguesía y sus régimen político, la paz no es más que arrodillarse a voluntad ante la guillotina.

Por eso, no hay que bajar los brazos, que cada uno de los asesinados sean una estrella que nos guía en la lucha y nos llene de rabia para poder seguir por las exigencias que comenzaron todo esto:

Se exige:

• Nueva Constitución a partir de una Asamblea Constituyente soberana, popular, democrática y plurinacional
• Cierre del Congreso golpista
• Nuevas elecciones con nuevas reglas electorales.

Otras de las exigencias menos difundidas:

• Disolución de los monopolios y oligopolios
• Reforma laboral, fin de la flexibilización
• Reforma del sistema de Salud y educación, para que todos tengan acceso de calidad
• Aprobación del Proyecto de Ley de Segunda Reforma Agraria
• No al blindaje de Merino y Alacón
• No más muertos en protestas sociales
• Derogación de la ley gatillo fácil
• Reforma tributaria
• Despenalización del Aborto Terapéutico
• Impuestos a la Riqueza