Desiertos verdes: La prioridad en Chile son  los Pinos y Eucaliptos

Desiertos verdes: La prioridad en Chile son los Pinos y Eucaliptos

Denunciamos, una vez más, que la expansión de los monocultivos y su cadena logística e industrial produce numerosos impactos ambientales y sociales, que se traducen en pérdida de biodiversidad y calidad de vida, en el campo y en la ciudad.

Desde la genocida Dictadura de Pinochet en adelante, el cuidado por las ganancias de los ricos, como las forestales, sigue siendo la prioridad para cada de los gobiernos de turno, y el gobierno Boric no ha sido una objeción.

En este momento, el equivalente a 17,27% del total de bosques de Chile están cubiertos por “plantaciones forestales», de los cuales 60% corresponde a pino radiatal, y el 33% a especies del género eucalipto y el resto a otras especies, de acuerdo a la misma entidad.  (Catastro de los Recursos Vegetacionales Nativos de Chile de la CONAF en julio de 2021)

Con el Decreto de Ley 701, impulsado por el Ministro de Economía de Pinochet en 1974, comenzó la apertura a que las grandes empresas comenzaran a explotar la tierra con pocas regulaciones, así es como el neoliberalismo se instauró en el área medioambiental.

El Decreto impulsaba, a partir de incentivos a la actividad forestal, con bonificación para la forestación o estabilización de dunas en suelos de aptitud preferentemente forestal.

Es ahí que la Compañía Manufacturera de Papeles y Cartones (CMPC) del Grupo Matte, y el Grupo Arauco de los Angelini fueron de los más beneficiados de los grupos más beneficiados. Gracioso que los «siempre hablemos de los mismos grupos de poder» en Chile, aún, habiendo pasado tantos años.

La “democracia” y la continuación del saqueo

Ya en el 2016, durante el gobierno de Michelle Bachelet, se dio un pazo más en la priorización de la destrucción sobre la vida, en específico, con la iniciativa que permite un tope de 80 UF (2 millones 700 mil pesos) por póliza de seguro forestal. Se supone que, “Tiene una focalización en la pequeña y mediana empresa, ya que pueden acceder productores con plantaciones de hasta 400 hectáreas”, indican desde comunicaciones de agro-seguros del Ministerio de Agricultura.

Es así que este seguro al que pueden acceder, cubre “incendio y daños materiales causados por aeronaves, explosión, huelga, saqueo o desorden popular, avalanchas, aluviones y deslizamientos, combustión espontánea, entre otros”

Cabe mencionar que esta última cláusula, contempla cubrir el incendio y los daños materiales que sufran los bienes asegurados causados por las siguientes causas:

«a. Personas que se encuentren en huelga o participando en un cierre o paro patronal (lock-out).

b. Personas que participen en desórdenes populares o en otros hechos que la ley califica como delitos contra el orden público.

c. Saqueo realizado por personas que se encuentren en huelga o participando en un cierre o paro patronal (lock-out), o por personas que estén tomando parte en desórdenes populares. Para los efectos de esta cláusula se entiende por saqueo, el hurto o robo cometido por una poblada o conjunto numeroso de personas.

d. Actos de la autoridad pública realizados para impedir, reprimir o aminorar las acciones descritas en el artículo 5° letra

d) de las Condiciones Generales de la póliza», tal como informa la CMF.

No sería extraño entonces las diversas maniobras realizadas por las propias forestales en conjunto con Carabineros para realizar atentados, saqueos, y destrucción a sus propias plantaciones y medios de producción. Puesto que, de todas formas, no sólo se llevan una parte de la producción para un mercado con menos regulaciones, sino que, el seguro cubre todos los elementos dañados y «robados».

Una idea originalmente «perfecta» y que explica el aumento de as bandas de pacos que están trabajando junto con las grandes empresas en estos últimos años.

Recordemos que, estos seguros solo pueden ser contratados para plantaciones comerciales, los bosques nativos no se encuentran asegurados. Así como no se encuentra asegurada la vida de los pueblos originarios amenazada por las grandes forestales.

¿Qué pasa con el Gobierno Boric?

Como ya detallamos arriba, esta industria mueve millones y sigue siendo uno de los principales pilares de la economía Chilena, tan solo en el 2018 la contribución del sector forestal en el monto total exportado por Chile fue de 8,1%.

Tanto así que no sólo han sido intocables los multimillonarios dueños de las grandes Forestales en Chile, sino que año a año aumentan su protección y la promoción de la forestación. El propio presidente Gabriel Boric, quien en algún momento dijo estar en contra del TPP11 y de la usurpación de la tierra sagrada de los pueblos originarios, se dirigió a Canadá para regalar lo que queda de tierra en Chile y continúa militarizando la zona favoreciendo a las grandes saqueadoras.

¿Mucha demagogia, no? Pese a ser conocida la destrucción que causa la plantación de monocultivos y en especial, el eucalipto y el pino, así como la soja, estos 3 tipos de plantaciones son los más promovidos por el propio Estado.

Denunciamos, una vez más, que la expansión de los monocultivos y su cadena logística e industrial produce numerosos impactos ambientales y sociales, que se traducen en pérdida de biodiversidad y calidad de vida, en el campo y en la ciudad.

Uno de sus efectos más perversos es la contaminación que generan estos desiertos verdes, puesto que la fumigación de plaguicidas sobre monocultivos genera contaminación del suelo, cursos de agua, flora y fauna, plantaciones y pobladores aledaños. 

Esta situación se verá agravada por la liberación de eucaliptos transgénicos tolerantes al herbicida glifosato, de la Monsanto. Además, las grandes masas de monocultivos son responsables de secar manantiales, arroyos, estanques y pozos, y de empobrecer y degradar la fertilidad del suelo, culminando en su erosión, al reemplazar la diversidad de biomas por una sola planta replicada en serie.

Por otro lado, las forestales y los monocultivos aportan directamente en la reducción de las posibilidades de relevo generacional de las familias indígenas y campesinas en sus territorios, con la abrupta disminución de las condiciones de la agricultura y el extractivismo y, en consecuencia, de su seguridad alimentaria, marginándose, criminalizándose y desalojar a las comunidades de sus territorios ancestrales.

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