Por detrás del «ecoimperialismo»

Por detrás del «ecoimperialismo»

La pretendida batalla en favor del medio ambiente, recibe financiamiento directo de los magnatas y sus gobiernos con el fin de desviar la atención de la clase media y llevar a cabo lucrativos negocios a sus espaldas.

La lucha fake a favor del medio ambiente es financiada directamente por los grandes capitalistas y sus gobiernos con el objetivo de canalizar la lucha de sectores de la clase media y de hacer lucrativos negocios.

El control de los “partidos verdes” europeos por el imperialismo norteamericano es total. Hoy esos partidos se encuentran a la derecha de la propia derecha europea en muchas cuestiones políticas fundamentales.

La lucha en contra del cambio climático no pasa de retórica y de un mecanismo para controlar agendas de intereses reales.

La especulación con los bonos del Carbono 14 fue impulsada por el “ecologista” Al Gore, el vice de Clinton y productor del documental premiado “Una Verdad Inconveniente”, que tuvo ganancias enormes en ese sector de la especulación financiera.

La supuesta energía limpia (eólica, litio, nuclear) promovida por el “ecoimperialismo” está muy lejos de ser limpia debido al direccionamiento a la especulación financiera de todas las principales materias primas y la falta de capacidad para invertir fuertemente en seguridad.

En algunos casos, la falta de vergüenza llega a ser tanta que defienden el hidrógeno verde, como lo hace el gobierno Boric en Chile, que de verde sólo tiene el nombre.

Las ONGs más vinculadas a los grandes capitales son las que más se han encargado de controlar los movimientos ecologistas con el principal objetivo de transformarlos en poodles del imperialismo, valiéndose de la misma agenda identitaria que han usado con suceso para dividir los movimientos sociales, principalmente para transformar el grueso del movimiento feminista en un importante movimiento burgués, el movimiento LGBTQIA+ y el movimiento negro, entre otros.

No por un acaso, en varios países esas ONGs han sido prohibidas, como acabó de suceder con la expulsión de la WWF, el Fondo Mundial para la Naturaleza (Suiza) de la Federación Rusa.

El “ecologismo” de la Ministra del Medio Ambiente en Brasil

La ministra Marina Silva de Brasil ha usado su pasado de lucha, sus vínculos con el luchador ecologista Chico Mendes y su infancia de analfabetismo y privaciones como tarjeta de visita y principalmente para ocultar su política derechista.

Marina Silva fue el principal instrumento usado por el Psdb de Fernando Henrique Cardoso y sus correligionarios para dividir los votos e impedir que el Psdb no fuera a la segunda vuelta en las elecciones de 2010 y 2014.

Ahora como ministra del Medio Ambiente del gobierno Lula/Alckmin se ha dedicado a promover la agenda del imperialismo en el Amazonas, como su principal política. Incluso llegó a invitar al ex vice de Obama, John Kerry, que es público y conocido por sus vínculos con los grandes bancos y la especulación financiera, para que viniera a Brasil a ayudar a cuidar del Amazonas.

Otras de las prioridades de Marina serían los recursos hídricos. El problema es que no es posible protegerlos sin acabar con el llamado “agronegocio” y la minería orientados a la explotación de recursos naturales a bajísimos costos para favorecer a la especulación financiera.

Al imperialismo poco le importa la ecología y la foresta Amazónica, cuya destrucción él mismo está promoviendo por medio de la especulación con materias primas agropecuarias.

Al imperialismo norteamericano en primer lugar, le interesa lo que está debajo de la foresta, sus recursos minerales, el agua dulce. Y lo quiere dejar guardadito como reserva estratégica para usarlo en el momento más conveniente en el contexto del desarrollo de la guerra imperialista como su salida para su mayor crisis histórica.

La lucha por la ecología en América Latina debe estar necesariamente vinculada a la lucha por la soberanía, en contra del imperialismo.

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