Una evaluación del «trotskismo» y el «stalinismo» orientada a los días de hoy

Una evaluación del «trotskismo» y el «stalinismo» orientada a los días de hoy

Análisis de quien realmente fue Trostky y sus contribuciones en contradicción con Stalin

Por Alejandro Acosta y Abel Boholavsky

Algunas Tesis Centrales

1. Las principales contribuciones de León Trotsky al socialismo científico (o marxismo) fueron: la teoría de la Revolución Permanente actualizada para los países atrasados, en la época del imperialismo; la lucha y teorización contra la burocratización en países atrasados ​​donde la revolución obrera había triunfado; el Programa de Transición de 1938, con la actualización de políticas y consignas para la transición del capitalismo al socialismo en la época del imperialismo; la caracterización del nazifascismo y  la lucha en su contra por medio del frente único obrero. También fue un mérito haber mantenido vivos los principios del socialismo científico bajo las duras condiciones del fascismo y la consolidación de la burocracia en la Unión Soviética, principalmente después del Primer Plan Quinquenal.

2. El término “trotskismo” fue acuñado por la burocracia del PCUS (Partido Comunista de la Unión Soviética), en el período inicial, para contrastarlo con el “leninismo”, en el sentido que esa burocracia se apropió. Además de la brutal presión del aparato burocrático del PCUS, el propio Trotsky comenzó a utilizar ambos términos. Lenin, en su momento, repudió el uso del término «leninismo». Tanto se consideraba a sí mismo como un discípulo de Karl Marx, un “contribuyente” al socialismo científico, que no quería que se publicaran las obras completas de sus propios escritos. Una tarea importante es deslindar el concepto de burocracia propio del aparato político estalinista, del concepto soviets (consejo de trabajadores), que es una categoría histórica a rescatar.

3. Después de la Revolución de Febrero de 1917, Vladimir Ilich Lenin en las Tesis de Abril, llegó por su cuenta, guiado por su propia práctica, a las mismas conclusiones a las que había llegado Trotsky en la Revolución de 1905: la necesidad de retomar la Teoría de la Revolución Permanente desarrollada por Karl Marx, (aquí conviene citar cuáles textos de Marx) pero ahora en las condiciones de los países atrasados. Trotsky abandonó la concepción del partido revolucionario de los trabajadores como un partido «laxo» y adoptó a partir de 1917 las tesis y políticas de Lenin por las que había luchado en el período anterior. Desde 1915 (Conferencia de Zimmerwald), Trotsky fue un destacado militante en la lucha contra el oportunismo, por la revolución permanente y el internacionalismo proletario, confluyendo con Lenin en su oposición a la guerra interimperialista y el apoyo de los partidos socialistas a las burguesías de sus países.

Durante la Revolución de Octubre, Trotsky jugó un papel destacado y fue uno de los primeros en reaccionar contra la burocratización de la Unión Soviética.

Debido al exilio prematuro, además de las características personales, Trotsky nunca se sometió a la burocracia del PCUS (Partido Comunista de la Unión Soviética), ni siquiera cuando sus hijos y yernos fueron asesinados uno tras otro, como sucedió con todos los miembros del Comité Central del Partido Bolchevique de Octubre de 1917, menos tres de ellos (Sverdlov, Lenin y el propio José Stalin).

4. Con el brutal aumento de la presión de la burocracia soviética, los principales líderes de la Oposición de Izquierda, que habían sido los principales dirigentes de la Revolución de Octubre, capitularon hacia 1934. La resistencia continuó, junto con los asesinatos prematuros, en los campos de concentración. Los Procesos de Moscú (que fueron juicios fraudulentos) fueron producto de la gigantesca intensificación de la lucha de clases en la Unión Soviética, que tuvo como uno de sus componentes la aniquilación física de los principales líderes revolucionarios del mundo, comenzando por la propia URSS, además de Trotsky y su familia.

5. Trotsky buscó preparar a los revolucionarios para enfrentar la brutalidad de la Segunda Guerra Mundial y, al mismo tiempo, el esperable ascenso de los trabajadores por venir. La principal preocupación estaba en Europa, donde esperaba que la guerra contrarrevolucionaria provocaría grandes revoluciones. Pero aferrado a las tradiciones revolucionarias del marxismo en Europa, no advirtió todo el profundo sentido de la definición de Lenin, acerca de que «la cadena imperialista se rompe por su eslabón más débil» y no sacó todas las consecuencias de su propia teoría de la Revolución Permanente. No visualizó con la profundidad necesaria que el eje de la revolución mundial se había fortalecido mucho en los países coloniales y dependientes. Sin embargo, analizó la situación en Asia, especialmente en Japón, China, India, Indochina, Indonesia y Ceilán (hoy Sri Lanka), pero no logró vincularse orgánicamente a esos procesos (ver 58)

6. En la segunda mitad de la década de 1930, una serie de hechos generaron una enorme confusión en el campo revolucionario. (ver 51)

7. La crisis recurrente del stalinismo generada por la intensificación de la lucha de clases, terminó generando y fortaleciendo el fantasma del «trotskismo» (aquí sí considero adecuado entrecomillar), que la burocracia del PCUS utilizó para imponer su política contra todos los opositores. Esto sucedió principalmente cuando los bloques y líderes que disputaban el poder con el stalinismo, capitularon.

8. El stalinismo se vio favorecido porque ante las contundentes  denuncias de sus opositores de izquierda, usaba el temor al fascismo como excusa para eliminarlos, mientras concretaba alianzas con burguesías de otros países y hasta suscribió un pacto con Hitler (ver 47 y 48).

9. El verdadero stalinismo se basaba en la fuerza material del Estado soviético que fue utilizada por la burocracia del PCUS para sostener y aumentar sus privilegios, de una manera que la impulsó a convertirse en un remedo de burguesía, con el manejo administrativo directo de la propiedad de los medios de producción. En la década de 1970, ya existían varios componentes de esta transición, por ejemplo con la formación de empresas con monopolios extranjeros, principalmente en la industria del automóvil, a partir de empresas de fachada que se formaron en países europeos. Este y otros métodos de regreso al capitalismo fueron analizados y denunciados en la primera mitad de los años ’60, por el Che Guevara. Ver sus escritos económicos y la Otra Carta del Che a Fidel.

10. Los «trotskistas» en el período anterior a la Segunda Guerra Mundial no estaban a la altura de la tarea debido a la presión del imperialismo y a sus grandes limitaciones que analizaremos más adelante. Los principales «trotskistas» fueron todos asesinados.

11. El “verdadero trotskismo” existía cuando lo encabezaba Trotsky, con sus aportes, sus errores y principalmente sus métodos. Esto explica la facilidad con la que el «trotskismo» cayó en un enorme declive con la muerte de Trotsky. La mayoría de sus seguidores europeos, ante el surgimiento del nazifascismo, el predominio del stalinismo y la socialdemocracia en los movimientos obreros, se enajenaron de la propia clase. «Los grupos minúsculos que no pueden ligarse a ningún movimiento de masas no tardan en ser presa de la frustración.

No importa cuánta inteligencia y vigor puedan poseer, si no encuentran aplicación práctica para una y otra cosa están condenados a malgastar su fuerza en disputas escolásticas e intensas animosidades personales que desembocan en interminables escisiones y anatemas mutuos.

Una cierta dosis de tales riñas entre sectas ha caracterizado, por supuesto, el progreso de todo movimiento revolucionario. Pero lo que distingue al movimiento vital de la secta árida es que el primero encuentra a tiempo, y la segunda no, la saludable transición de las disputas y las escisiones a la auténtica acción política de masas» (Isaac Deutscher, Trotsky, El profeta  desterrado). Sus seguidores no supieron alcanzar esa saludable transición. Así, arrinconados por los retrocesos de las masas en Europa, la persecución stalinista y sus propios errores, estos “trotskistas” quedaron políticamente al margen de la práctica real de la lucha de clases.

12. Después de la Segunda Guerra Mundial, bajo la presión brutal de la alianza entre imperialismo y stalinismo, se intensificó la influencia pequeñoburguesa sobre las agrupaciones «trotskistas». (ver 64)

13. El mantenimiento de las banderas revolucionarias de la Tercera Internacional Comunista, especialmente después del IV Congreso, que tuvo lugar en 1922, terminó siendo obra de grupos intelectuales revolucionarios, muy desconectados de la clase obrera y cuyos principales dirigentes fueron exterminados hasta la Segunda Guerra Mundial a lo largo del mundo.

14. La defensa de los principios programáticos del socialismo científico (o marxismo revolucionario), contra la prostitución del marxismo promovida por el stalinismo fue mérito de Trotsky y de algunos sectores de lo que quedaba de la IV Internacional. Pero las condiciones en las que actuaron, su aislamiento y carácter de clase estuvieron en la base de la proliferación de importantes desviaciones oportunistas, esencialmente se encontraban casi sin los principales líderes.

15. Las tareas ya puestas en marcha para este período imponen la necesidad de superar las diferentes formas de “socialismo pequeño burgués”, la adopción del método del socialismo científico (marxismo), la asimilación de experiencias revolucionarias (revoluciones principalmente derrotadas) y la formación de militantes revolucionarios que superan todo tipo de burocracia, incluida la «burocracia doméstica», la priorización de los intereses personales sobre los intereses de la revolución proletaria mundial.

Trotsky hasta la Revolución de Octubre

16. Trotsky mantuvo una actuación centrista en temas fundamentales hasta la Revolución de 1917. Pero hay que recordar que en la Rusia zarista los niveles de represión eran enormes y que ni siquiera existía una burocracia sindical.

17. Este centrismo se manifestó en la adhesión a los mencheviques, durante un período, posterior al II Congreso del POSDR (Partido Obrero Socialdemócrata Ruso) de 1903; en la concepción del partido que, como Rosa Luxemburgo, lo veía como una organización mucho más laxa que la concepción de Lenin, expresada fundamentalmente en el ¿Qué hacer? la sobrevaloración del factor objetivo; el intento recurrente y fallido de unir las distintas alas del Partido; el Bloque de Agosto, etc.

18. Trotsky fue el miembro principal del POSDR (Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia) en el Soviet de San Petersburgo durante la Revolución de 1905. La Teoría de la Revolución Permanente representó una visión teórica de la Teoría de la Revolución Permanente de Marx y Engels aplicada a la era del imperialismo en los países atrasados.

19. Trotsky, como Rosa Luxemburgo, tuvo una larga actuación en Europa; se opuso al ala derecha de la socialdemocracia; denunció la capitulación de la socialdemocracia en la Primera Guerra Mundial, adoptando de inmediato una posición internacionalista. El rechazo a los créditos de guerra se mantuvo en Rusia también por los mencheviques y su ala izquierda, encabezada por Mártov, mantuvo una posición internacionalista.

20. La Revolución de febrero de 1917 sorprendió a los partidos de la izquierda revolucionaria bastante desestructurados. La confusión se impuso al principio. Lenin, con sus Tesis de abril, sobre la evaluación de la situación del movimiento de masas, aconsejaba que la revolución continuara porque la burguesía liberal no estaba en condiciones de liderar la revolución democrático burguesa y el partido campesino (los socialistas revolucionarios) tampoco estaba en condiciones para liderar la revolución. Estas Tesis llevaron a una gran controversia en el Partido Bolchevique y terminaron convirtiéndose en el foco de la reunión de revolucionarios en Rusia en torno a los bolcheviques.

21. Trotsky se acercó al Partido Bolchevique de Lenin; junto con varios militantes de San Petersburgo, agrupados en la organización llamada Interdistrital, volvió a tener una participación central en el Soviet de San Petersburgo, se integró al Partido Bolchevique en junio de 1917 y luego fue elegido para el Comité Central. Su participación en la organización de la Revolución de Octubre fue central.

22. A Trotsky se le encomendó la organización del Ejército Rojo, del que se convirtió en Comandante en Jefe.

23. A estas alturas Trotsky ya había abandonado, bajo la presión de la realidad, varios componentes centrales de su política centrista. Empezando por la importancia de organizar el Partido, según las pautas que Lenin había aplicado con éxito en Rusia, y de deslindar campos con los sectores oportunistas. De esta manera, pasó de ser un acérrimo crítico de Lenin y del “bolchevismo”, a convertirse él mismo en uno de los líderes más destacados del Partido Bolchevique.

24. La fragilidad de los nuevos partidos que se formaron provocó la derrota de toda una serie de revoluciones en Europa, en gran parte debido a la dirección de extrema izquierda. Este fue el motivo que llevó a Lenin a escribir el famoso libro El ultra izquierdismo enfermedad infantil del comunismo, en 1921.

 Trotsky en el inicio de la lucha contra la burocratización de la Unión Soviética

25. En 1920, el desgaste causado por la Guerra Civil llevó a varios levantamientos de masas contra el gobierno soviético. El principal fue el de los marineros de Kronstadt, cuando, al mismo tiempo, se produjeron alrededor de 50 levantamientos campesinos. La industria fue desmantelada y la infraestructura liquidada. Era necesario hacer funcionar la economía; bajo la dirección de Lenin, se aprobó y aplicó la política NEP (Nueva Política Económica).

26. El Estado soviético y el Partido Comunista sufrieron una enorme burocratización e incluso se confundieron. La crisis y el atraso, la desmovilización del Ejército Rojo, el fortalecimiento de los kulaks (campesinos adinerados), las necesidades de la guerra: estos factores principales, y otros, llevaron a la aparición de una capa social burocrática que se elevó por encima de las clases sociales, buscando fortalecer sus propios privilegios. La burocracia eligió a sus representantes políticos, comenzando por el propio Stalin por la autoridad que tenía como ex bolchevique, muy dedicado a las actividades prácticas.

27. Trotsky dejó el mando del Ejército Rojo a fines de 1924, en medio de la enorme campaña contra el “trotskismo”, negándose a adoptar cualquier política golpista contra la burocracia, sabiendo que esta política solo la fortalecería.

28. Surgió una corriente llamada Oposición de Izquierda integrada por líderes de alto nivel y autoridades del Comité Central del PCUS (Partido Comunista de la Unión Soviética), como Cristian Rakovsky, Ivan Smirnov (que había encabezado la derrota de Kolchak), Smilga (uno de los líderes de Revolución de Octubre), Preobrazhensky y varios otros. Stalin, quien en ese momento era secretario general del Comité Central del PCUS (cargo que cuando fue elegido no tenía tanta importancia) fortaleció su propio grupo, y se alió con el grupo de Kamenev (que había sido miembro del Buró Político) y Zinoviev (había sido presidente de la Tercera Internacional Comunista), y el grupo de Bujarin.

29. La aparición de los términos «leninismo» y el «trotskismo» data de esta época. El “leninismo”, como legado de la política de Lenin, llegó a ser discutido entre las distintas ramas del Partido, incluso bajo la presión de la burocracia, en este caso, en el sentido de que todo lo que se hizo fue la aplicación de las enseñanzas de Lenin. Bajo esta presión, el propio Trotsky asumió la defensa del «leninismo» y el «bolchevismo» frente a los sectores centristas y la derecha del Partido. El término «trotskismo» fue una invención de Kámenev, Zinoviev y Stalin para contraponerlo al «leninismo». También por esta presión, que creció hasta el nivel de lo insoportable, poco a poco llegó a ser defendida por el propio Trotsky, principalmente a partir de 1928.

30. Tras dejar el mando del Ejército Rojo, Trotsky pasó a actuar en el sector de la economía que era el principal talón de Aquiles del Poder soviético. Trotsky y Preobrazhensky tuvieron el mérito de analizar el problema y elaborar las tesis de la llamada “acumulación socialista primitiva”, que implicaba en industrializar el país a base de impuestos a la producción agrícola. Pero en la base de esta política estaba la premisa de la existencia de productos industriales para ofrecérselos a cambio, a los campesinos, así como la política de fincas y cooperativas estatales que debían contar con apoyo tecnológico, ejemplos prácticos de las ventajas, no de coacción.

31. A partir de 1925, hubo un claro giro a la derecha de los sectores  que controlaban la Dirección del PCUS (Partido Comunista de la Unión Soviética) y el Estado, principalmente Stalin y Bujarin. Era la continuidad de la política de alianza con sectores oportunistas y con la burguesía, lo que había tomado cierta forma en el apoyo inicial al gobierno de Kerensky luego de la Revolución de febrero de 1917. Fue un reflejo de la política de la NEP, que tenía la máxima expresión en las palabras de Bujarin “kulaks enriquécanze”.

32. Trotsky estuvo algo alejado durante casi dos años del centro de la lucha del Partido en el Comité Central, aunque sí intervino en varias discusiones relacionadas con temas económicos y algunos temas políticos centrales. Como reflejo del giro oportunista del PCUS, hubo derrotas importantes en partidos integrantes de la Internacional Comunista. En 1926, la derrota de la huelga general en Inglaterra, principalmente por la alianza con la burocracia sindical. En 1925-1927, debido a la política muy errática aplicada en China, principalmente en lo relacionado con estar subordinado al Kuomintang.

33. Con el aumento de la presión de los kulaks, que amenazaban con liquidar el poder soviético con el aumento de las tendencias restauradoras, se fortalecieron nuevos sectores burocráticos y hubo nuevas derrotas a escala internacional. Kámenev y Zinoviev rompen con los grupos que dominaban el PCUS, los stalinistas y los “bujarinistas”.

34. La Oposición Unificada, liderada por Trotsky ahora aliado con Zinoviev y Kamenev, se formó en 1926 y fue derrotada por el bloque stalinista-bujarinista en 1927, en el XV Congreso del PCUS. Trotsky fue expulsado del Partido en 1928 y exiliado en 1929, al igual que varios otros líderes. Además de los mecanismos de coerción, el principal componente del stalinismo para romper la Oposición fue el “giro a la izquierda”, impuesto por el I Plan Quinquenal, que comenzó a aplicar parte del programa de la Oposición, aunque lo hizo por la fuerza bruta. Había una atmósfera generalizada de peligro que venía desde la Guerra Civil (1918-1921), con el riesgo abierto planteado por el «restauracionismo» impulsado principalmente por los kulaks.

La capitulación de Karl Radek y Preobrazhensky, en 1929, fue una sumisión vergonzosa y total; las de los otros ex líderes bolcheviques (Ivan Smirnov, Mrachkovsky, Beloborodov, Ter-Vaganian, Boguslavsky, entre otros) que capitularon a continuación fueron más moderadas, planteando críticas a la política stalinista. Cristian Rakovsky logró agrupar a una parte de los ex dirigentes contra las presiones de la burocracia. Publicaron una Carta Abierta al Comité Central donde pidieron apoyar la campaña de industrialización y la democratización del Partido y del poder soviético, contra la política del «socialismo en un solo país» del grupo de Stalin.

35. El fuerte giro de 1928 del PCUS, que ya estaba integrado en gran medida en el aparato estatal, tuvo fuertes efectos en el VI Congreso de la Internacional Comunista, cuando se inauguró el llamado “Tercer Período”. En la Unión Soviética, hubo la lucha contra los kulaks, con el objetivo de liquidarlos como clase social. A escala internacional, hubo la lucha por la toma inmediata del poder, contra la derecha y la socialdemocracia, la que pasó a ser considerada enemiga al mismo nivel. Esta política condujo a una importante intensificación de la lucha de clases y al fortalecimiento del poder de la burocracia soviética dirigida por el grupo de Stalin. Trotsky escribió desde Alma Ata, La internacional comunista después de Lenin y la Crítica del Proyecto del Programa de la Internacional Comunista.

Trotsky en la lucha contra la consolidación del stalinismo

36. En 1928 se aprobó el Primer Plan Quinquenal. Hubo la adopción parcial de las tesis de la Oposición de Izquierda sobre la industrialización, pero adaptadas a la realidad de la lucha de clases del momento. La colectivización de la agricultura se impuso por la fuerza bruta y sin una base tecnológica adecuada; esto condujo a una catástrofe de la que la Unión Soviética tardó muchos años en recuperarse, lo que nunca logró, dado que las necesidades de productos agrícolas habían aumentado. Los campesinos sacrificaron decenas de millones de animales, provocando muchas muertes por inanición. El stajanovismo representó una mayor presión sobre los trabajadores para lograr los objetivos, aumentando el ritmo de trabajo y utilizando incentivos materiales en primer lugar. Hubo grandes diferencias salariales y se devolvieron los cargos militares en el Ejército.

37. Se creó una enorme confusión en las filas de la Oposición. Las capitulaciones de los opositores y de los dirigentes comenzaron una tras otra. A partir de ese momento, el control de la Internacional Comunista por parte de la burocracia del PCUS se intensificó y se volvió absoluto, imponiendo los agentes de Moscú en las direcciones de los Partidos Comunistas de todos los países. Se generalizó la sustitución de líderes por agentes de la burocracia del PCUS, mediante purgas, con lo cual, la III lnternacional Comunista dejó de ser una Internacional, para pasar a ser un organismo subordinado a un solo partido en el poder.

38. En 1929, Trotsky fue expulsado de la Unión Soviética a Turquía. Ese mismo año, escribió Mi Vida, con el objetivo de contrarrestar la campaña de calumnias personales como parte de la campaña general contra el “trotskismo” que incluía a toda la ex Oposición de Izquierda y a los militantes que no habían capitulado ante la burocracia. En 1931, Trotsky escribió la Historia de la Revolución Rusa, que es un libro muy interesante porque, además de calidad literaria, trata de la historia escrita por uno de sus principales protagonistas.

Pero es de destacar la exaltación de su propio papel en la Revolución Rusa para oponerla a la campaña del stalinismo. Con la publicación de sus escritos, Trotsky fue generando recursos con los que se sustentaría en los próximos años. Hasta 1932, los opositores todavía tenían cierta libertad de comunicación, que terminó siendo totalmente cerrada. La expectativa de Trotsky era que habría otros revolucionarios rusos en el exilio para formar un centro fuerte de liderazgo, no sucedió.

39. En 1932, la intensificación de la lucha de clases interna llevó a la liquidación por la fuerza de los kulaks como clase social. El último ex líder bolchevique que no había capitulado, Cristian Rakovsky, capituló en 1933. Las comunicaciones de Trotsky con la Unión Soviética estaban cerradas.

40. La Unión Soviética se había convertido en un polvorín social, con las contradicciones sociales muy exacerbadas y reflejadas en todos los componentes de la sociedad. La clase obrera aumentó en términos numéricos, pero no había suficientes bienes de consumo y las condiciones laborales eran muy precarias. La industria ligera siempre fue muy frágil. Los incentivos para aumentar la producción se basaron en premios materiales, que estuvieron en la base del llamado stajanovismo, basado en el obrero ucraniano Stajanov que había superado varias metas importantes en la producción.

La destrucción de los kulaks por la fuerza no podía sino generar reacciones y sabotajes. El haber cooperativizado la propiedad individual por la fuerza y ​​sin la tecnología necesaria, además de producir un hambre generalizada, provocada por la matanza indiscriminada de animales, llevó a que los niveles de producción de 1928 sólo se alcanzaran nuevamente después de la Segunda Guerra Mundial. Además, también concentró las contradicciones derivadas de la presión del imperialismo mundial, principalmente de la crisis de 1929. En 1931, Stalin dijo que la Unión Soviética había entrado en “la era del socialismo”. La política del “socialismo en un solo país” generó una especie de Frankenstein que estuvo al borde de la implosión en varias ocasiones.

41. En 1933 se produjo la victoria del nazismo. El PCA (Partido Comunista Alemán), que tenía un millón de miembros, fue desmantelado en un mes sin ninguna resistencia. La Dirección de la III Internacional no dijo nada. La política que Trotsky había orientado a derrotar al nazismo, que era el frente único entre el PCA y el Partido Socialdemócrata, fue ignorada casi por completo. El impacto y la desmoralización aumentaron mientras aumentaba la influencia de Trotsky. Hasta ese momento, Trotsky había continuado considerándose miembro del PCUS y de la III Internacional. En este momento, se produjo el gran giro político, aunque siguió considerando a la Unión Soviética como un «estado obrero deformado».

42. La campaña contra el «trotskismo» se fue intensificando en la Unión Soviética y en el mundo. Cualquier discrepancia fue categorizada como «trotskismo». Trotsky era el único de los líderes de la Revolución de Octubre que todavía estaba libre y capaz de hacer fuertes críticas contra el proceso de burocratización de la Unión Soviética. Trotsky fue visto como la mayor amenaza, y los “trotskistas” comenzaron a ser perseguidos con mucha represión por parte de la GPU, la policía política stalinista.

43. En 1934, se formó en España el Frente Popular, con la participación del PCE (Partido Comunista Español), en una clara muestra del nuevo giro a la derecha que se estaba materializando. Uno de los últimos estertores de la política del llamado “Tercer Período” fue la Intentona de 1935 en Brasil, una especie de golpe militar del PCB organizada por la Dirección de la III Internacional Comunista, encabezado por tenientes, que ni siquiera se dieron cuenta de la Revolución de 1930, y que terminó en un tremendo fracaso.

44. Después de 1934, casi no quedaba ningún «trotskista» ni opositor en la Unión Soviética y Trotsky acabó convirtiéndose en el único gran opositor, el «subversivo» contra el régimen burocratizado, tras la capitulación de Cristian Rakovsky en 1934, y, en consecuencia, el principal objetivo de la burocracia del PCUS. Y sucedió bajo el aumento de la represión stalinista, el avance del fascismo y la parálisis de la clase obrera rusa. La parálisis se explica por el enorme desgaste generado por la Guerra Civil y las enormes transformaciones que siguieron; después de haber prácticamente desaparecido en términos de clase social, la mayor parte de la nueva clase obrera estaba compuesta por antiguos campesinos e incluso kulaks expropiados.

45. En 1935 tuvieron lugar dos hechos muy importantes. El VII Congreso de la Internacional Comunista, el cual consolidó el giro a la derecha con la validación de los frentes populares, como encarnación de la política de conciliación de clases y de las “etapas”. Se impuso la política de dejar de lado la lucha contra el socialismo y unir fuerzas con los sectores democráticos de la burguesía y el imperialismo para derrotar a Hitler.

El asesinato de Serguei Kirov, el principal líder del PCR (Partido Comunista de Rusia) en San Petersburgo, detonó una caza de brujas que afectó incluso a los sectores stalinistas. Stalin se levantó como un Bonaparte, consolidando el Termidor (en referencia al golpe de estado aplicado por Napoleón Bonaparte para contener las tendencias revolucionarias de la Revolución Francesa) que había existido desde al menos 1924.

Los Procesos de Moscú (¡juicios fraudulentos!) tuvieron lugar, no por casualidad, después de que Hitler entrara en Renania y el Frente Popular triunfara en Francia; el objetivo era utilizar el miedo a Hitler y al nazismo como amenaza y mostrar a los nuevos aliados imperialistas la ruptura definitiva con la revolución eliminando físicamente a quienes la habían dirigido. La Unión Soviética no podía ser cuestionada ya que era uno de los apoyos del nuevo gobierno francés, por medio del PCF (Partido Comunista Francés). En ellos, prácticamente todos los líderes del Partido Bolchevique de 1927 fueron liquidados, de los cuales solo tres de los ex líderes del Comité Central (Sverdlov, Lenin y Stalin) no fueron asesinados.

Miles de opositores fueron asesinados en los campos de prisioneros, como en el famoso genocidio en el campo de la mina de carbón de Vorkuta. También se depuraron sectores del stalinismo en un intento por contener la intensificación de las luchas internas de clases que impulsaron el surgimiento de una nueva burguesía restauracionista basada en la burocracia que utilizó el control del aparato para mantener e incrementar privilegios. El Ejército Rojo fue depurado en aproximadamente 25.000 oficiales, lo que reveló la profundidad de las fisuras internas del régimen. También fueron depurados 1108 de los delegados de 1938 al XVIII Congreso del PCUS y 98 de los 139 miembros del Comité Central del PCUS. La caza de brujas se extendió a militantes de partidos extranjeros de la Internacional Comunista que vivían dentro y fuera de la Unión Soviética, y obviamente a militantes de la IV Internacional.

46. Durante la década de 1930, hubo importantes controversias entre los oponentes del stalinismo sobre el carácter de la burocracia soviética. Algunos sectores plantearon que en la Unión Soviética existía un capitalismo de Estado que implicaba en la existencia de una burguesía. En 1930, Rakovsky escribió un informe sobre la situación real en la Unión Soviética. En 1932, Ivan Smirnov, en un viaje a Europa, filtró una serie de documentos sobre la verdadera situación interna de la Unión Soviética, que fue publicado meses después en el Boletín Internacional de la Oposición.

Las prisiones y los campos de concentración se llenaron de opositores. En 1936, Victor Serge y Ciliga fueron expulsados ​​/ expatriados de la Unión Soviética, y Davtian-Tarov huyó a través de Persia; los tres habían pasado por los gulags, las duras prisiones de la burocracia, y habían sido sometidos a los métodos extremadamente duros utilizados por la GPU para obtener «confesiones». Hubo deserciones de otros altos funcionarios, como Ignace Reiss y Krivitsky, quienes también aportaron nueva información. Con esta información y la acumulación anterior, Trotsky escribió una de sus obras más importantes, La Revolución Traicionada, en 1937, donde caracterizó teóricamente a la burocracia soviética, el estado soviético, desde sus contradicciones internas y su evolución.

47. En la segunda mitad de los años de 1930, una serie de hechos generaron una enorme confusión en el campo revolucionario. La huelga general en Francia y su contención por el Frente Popular. La derrota de la Revolución española con la complicidad de la burocracia soviética. Los juicios de Moscú, donde casi toda la cúpula superior de los bolcheviques que lideraron la Revolución de Octubre, y la «Gran Purga», que, además de liquidar sectores vinculados al propio Stalin, acabó con 25.000 altos oficiales del Ejército Rojo.

El acuerdo Molotov-Ribentropp (cancilleres de Stalin y Hitler), fue repudiado rotundamente por Trotsky que dirigía críticas de que Stalin no sólo entró en alianzas, sino que comenzó a impulsar la solidaridad ideológica con el aliado. La invasión y partición de Polonia. El comienzo de la Segunda Guerra Mundial, con una reacción muy tímida del imperialismo francés e inglés, y la neutralidad del imperialismo norteamericano. La fallida invasión de Finlandia por parte de la Unión Soviética.

La escalada de la propaganda imperialista contra el comunismo y el socialismo, que también ejerció una enorme presión sobre los simpatizantes y la intelectualidad en general. Trotsky continuó manteniendo la caracterización de la Unión Soviética como un estado obrero deformado y apoyó la invasión de Finlandia por la Unión Soviética. La principal escisión en el “trotskismo” se produjo en el Partido Socialista de los Trabajadores (SWP) norteamericano, en la que Trotsky participó directamente; los controvertidos documentos están recopilados en el libro “En defensa del marxismo”.

Trotsky como organizador de la lucha contra la Segunda Guerra Mundial

48. Europa avanzaba rápidamente hacia un nuevo enfrentamiento a gran escala. Trotsky vio la necesidad de prepararse para la resistencia creando partidos obreros revolucionarios.

49. Los seguidores del “trotskismo” eran en general muy débiles y estaban sometidos a las fuertes presiones de la lucha de clases que se agravaba a gran escala. En Alemania hubo algunos «trotskistas» y otros que se acercaron a Trotsky después de la victoria de Hitler, pero quedaron muy pocos debido a la enorme presión política.

50. En 1936, hubo una huelga general en Francia, que reforzó la lucha de la clase obrera en España, y sirvió de contrapunto a la victoria de Hitler. Por tanto, se produjo un nuevo ascenso del movimiento obrero, que justificó el gran esfuerzo de Trotsky en los últimos años por reagrupar a los revolucionarios con el objetivo de prepararlos para el choque de clases que inevitablemente produciría la Segunda Guerra Mundial. La política del «entrismo» en los partidos socialistas, por un tiempo, manteniendo la independencia política con el objetivo de acercarse a la clase obrera, fue la base de grandes discusiones y escisiones. Los enormes esfuerzos de Trotsky se enfrentaron a enormes dificultades, principalmente en Francia, en primer lugar, debido al carácter pequeño burgués y sectario de la inmensa mayoría de los seguidores. La meta relativamente simple por la que Trotsky trabajó duro desde 1929, tener “un gran semanario agresivo”, nunca se logró.

51. La contención del ascenso obrero y revolucionario se produjo, fundamentalmente, mediante pinzas: por un lado, los fascistas y por otro, el stalinismo a través de la política de frente popular. El resultado fue la derrota de la revolución en España y el ascenso de los trabajadores en Francia, junto con una especie de «huelga militar» del imperialismo francés e inglés y la neutralidad de los Estados Unidos, que permitió a Hitler controlar Europa. El movimiento obrero y la izquierda estaban paralizados en Europa esperando ser masacrados por el nazismo.

52. Además de la brutalidad de la presión reaccionaria, que provenía de diversas fuentes, y el reflujo del movimiento obrero, el movimiento revolucionario estaba muy acorralado. Las tendencias pequeñoburguesas se habían convertido en la norma. El diletantismo de los grupos “trotskistas” en la mayoría de países, aumentó, empezando por Francia. En Alemania, la izquierda en su conjunto prácticamente desapareció. En España, los revolucionarios fueron masacrados por Franco o por la República, y concretamente por agentes de Moscú, empezando por la GPU. En este contexto, Trotsky elaboró ​​la política del “entrismo” en los partidos socialistas que abrió la posibilidad de defender el programa revolucionario y mantener la independencia política; el objetivo era participar por un tiempo para incorporarse a la clase trabajadora. Esta política también generó importantes controversias, disputas y escisiones, a pesar del relativo éxito inicial logrado por algunos grupos que la aplicaron, por ejemplo en Inglaterra.

53. El país donde el “trotskismo” parecía consolidarse era Estados Unidos con el recién formado SWP (Partido Socialista de los Trabajadores) norteamericano, que contaba con algunos miles de miembros y tenía inserción en la clase trabajadora. Pero hasta entonces, la crisis estalló bajo una presión imperialista generalizada tras la fallida invasión de Finlandia por parte de la Unión Soviética.

La presión impulsó todo tipo de grupos pequeñoburgueses, a pesar de la enorme autoridad de Trotsky; muchos, o la gran mayoría, se enfrentaron al propio Trotsky. Después de la Comisión Dewey (para evaluar las acusaciones de que Trotsky era un agente del fascismo), que terminó exonerando a Trotsky de las acusaciones de los juicios de Moscú, la autoridad de Trotsky creció aún más. Pero una cosa era defender a Trotsky de las onerosas acusaciones de la burocracia del PCUS, obtenidas mediante “deliberaciones premiadas” (que ahora conocemos bien); otra era adoptar en la práctica el Programa de la IV Internacional.

La presión de la burocracia soviética fue tan grande que algunos revolucionarios importantes, como Victor Serge, Ante Ciliga, Souvarine y Eastman, a mediados de 1938, en plena campaña contra los Procesos de Moscú, se separaron con la crítica de que Trotsky había sido el responsable de la represión de la rebelión de Kronstadt; en respuesta, Trotsky escribió el famoso folleto Su moral y la nuestra. La ruptura con el famoso muralista mexicano Diego Rivera ocurrió en 1939, cuando Rivera apoyó a un general de derecha, Almazán, contra la reelección del entonces presidente, el general Lázaro Cárdenas.

54. Trotsky siguió la situación en Asia con cierto cuidado, especialmente en Japón, China, India, Indochina, Indonesia y Ceilán (hoy Sri Lanka). En Oriente, hubo importantes grupos revolucionarios en Vietnam, Ceilán (hoy Sri Lanka), Indonesia y China. En Ceilán se formó un partido importante, pero acabó capitulando ante la política de frente popular. En China, hubo el aislamiento causado por la represión de los japoneses, el Kuomintang y la GPU. Chen Tu-hsiu, ex secretario general hasta 1927, vivió bajo mucha presión, pasó seis años en prisión y fue asesinado en 1943; estaba desmoralizado, también por la fragilidad y el sectarismo de los “trotskistas” chinos. La ruptura de Chen Tu-siu (principal líder del Partido Comunista Chino hasta 1927) con la burocracia del PCUS fue muy importante.

Chen publicó una carta abierta en 1929 contra la burocracia del PCUS. La creciente presión del Kuomintang, encabezada por el general Chiang Kai Shek, y la política del imperialismo japonés de acabar con las industrias en las ciudades costeras terminaron por acabar con el movimiento revolucionario, convirtiéndolo en pequeños grupos. Hubo proximidad a una alianza con Mao, pero no hubo avances. El grupo de Mao Tse Tung representaba a un grupo de revolucionarios agrarios que se fortalecieron en el norte del país, que no habían sido infiltrados por agentes de Moscú, que después de 1945 intentaron aplicar la política del frente popular, pero la enorme presión de los campesinos en la práctica la implosionó y terminó imponiendo su victoria. La fragilidad de los «trotskistas» les impidió avanzar en la alianza táctica con los maoístas, principalmente por encima de la importante valoración política realizada por Chen en 1929, sobre el desmantelamiento de la industria por parte de los japoneses en las ciudades costeras.

En Vietnam, los «trotskistas», que jugaron un papel muy importante hasta al menos 1940, fueron masacrados por las fuerzas de Viet Minh. Sería necesario evaluar si, en este caso, tampoco habría habido problemas con la formulación de políticas o si simplemente los «trotskistas» fueron liquidados dentro de la campaña global de caza de brujas desatada por la burocracia basada en los Procesos de Moscú y el fascismo, o ambos.

55. Los esfuerzos de Trotsky para poner en funcionamiento la IV Internacional nunca avanzaron. Su lanzamiento en 1938 sólo contó con la participación de grupos de la fracción vinculada a Trotsky. El Buró Internacional, formado en 1930, y el Secretariado Internacional nunca funcionó como tal, además de haber vivido en continuo conflicto. Trotsky actuó como árbitro en esto y en las recurrentes e interminables discusiones y desacuerdos que tuvieron lugar entre los grupos “trotskistas” por las razones más insignificantes.

56. La expectativa de Trotsky era que la fuerte influencia pequeñoburguesa sobre los grupos «trotskistas» fuera superada por la fuerza de sus ideas (la del propio Trotsky) que, a medida que evolucionara la situación política, deberían prevalecer y, con ello, la continuidad de la marxismo revolucionario, el bolchevismo leninista. Era una situación muy diferente a la que existía en el período anterior cuando había muchos cuadros revolucionarios probados, de alto nivel teórico, ideológico y político. Ahora era el momento de la diletancia pequeñoburguesa ante una situación política cada vez más crítica. En este contexto, se fortaleció el personalismo de Trotsky, que se incrementó aún más, a medida que se consolidaba la truculencia de la burocracia y, en concreto, del stalinismo. En la Unión Soviética, los cuadros de gran valor comenzaron a ser exterminados físicamente en campos como Tobolsk o en las minas de carbón de Vorkuta.

57. El aumento de la presión de la burocracia soviética se basó en la presión de la intensificación de la lucha de clases. Stalin pasó a perseguir a los propios stalinistas. Cualquier disidente era llamado “trotskista”. La existencia física de Trotsky había demostrado ser insostenible para la burocracia del PCUS debido a las denuncias hechas por alguien con su autoridad en una situación en la que la disidencia tendía a escalar. En 1940, Trotsky, después de varios intentos, fue asesinado, al igual que todos sus hijos y yernos. Un punto a destacar es que la muerte de su hijo Sedov estuvo relacionada con un agente de la GPU con el sobrenombre de Etienne quien no solo fue el eslabón responsable de la muerte de varios militantes importantes sino que también tomó el lugar de Sedov y participó en el liderazgo de la IV Internacional. La historia se repitió trágicamente de nuevo en un error similar al que le había sucedido a Lenin en relación con el provocador Malinovsky, que se convirtió en el líder de la bancada bolchevique en la Duma y miembro del Comité Central, bajo cierta protección del propio Lenin.

58. El que sería su libro más importante, Lenin, donde Trotsky pretendía, además de tratar la obra política de Lenin, hacer una exposición profunda del materialismo dialéctico, nunca se logró. Los manuscritos del libro Stalin, que nunca se completó, son interesantes y contienen muchas declaraciones valiosas, pero a la vez, adolece de mucho subjetivismo, comprensible por el fragor de la lucha que se estaba dando en ese momento, después de la Juicios de Moscú, con acusaciones escandalosas, posteriormente negadas por la Comisión Dewey, y el asesinato de los hijos y yernos, y él mismo  encontrándose a punto de ser asesinado.

59. Trotsky confiaba en la fuerza con la que la guerra contrarrevolucionaria produciría la revolución en Europa y en la propia Rusia. Los «trotskistas» que quedaron después de la guerra entraron en crisis porque la revolución no se produjo y, de esta forma, las predicciones del «maestro mago» no se habrían materializado. En realidad, las tendencias revolucionarias estuvieron muy desarrolladas en Francia, Italia y Grecia; la revolución triunfó en Yugoslavia y Albania; en Europa del Este, la burguesía había sido expropiada por los nazis. El gran factor contrarrevolucionario para la estabilización fue el stalinismo, que salió muy fortalecido de la guerra.

El “trotskismo” después de la Segunda Guerra Mundial

60. Después de la Segunda Guerra Mundial, los movimientos revolucionarios fueron contenidos mediante los acuerdos concertados entre el imperialismo y la burocracia soviética, comenzando por las tres grandes conferencias. Ahora, una vez más, «le tocaba su turno a la democracia» (burguesa e imperialista). Así, las revoluciones en Francia, Italia, Grecia y en toda Europa del Este fueron derrotadas; en esta última, el modelo de la Unión Soviética se impuso a partir de 1948, cuando se inició el Plan Marshall y la llamada Guerra Fría, por medio de la propiedad estatal siguiendo el modelo de la URSS. Por causa del enorme esfuerzo por contener la revolución en Europa, sucedieron las revoluciones en Yugoslavia y Albania, y otras revoluciones en los países atrasados, en primer lugar, en China e Indochina, así como las revoluciones anticoloniales, que salieron de control.

61. El stalinismo, lejos de ser derrotado, apareció como el principal responsable de la derrota del nazismo. La figura de Stalin quedó potencializada. Se eclipsaron los graves errores del período anterior. La figura de Trotsky prácticamente desapareció del mapa y los «trotskistas» entraron en tremenda confusión y decadencia.

62. Después de la Segunda Guerra Mundial, bajo la brutal presión de la alianza entre el imperialismo y el stalinismo, la influencia pequeñoburguesa sobre el «trotskismo» se intensificó; esos grupos nunca más se orientaron hacia la clase obrera, salvo discursivamente. Con la «Guerra Fría» y el Macarthismo, la presión aumentó aún más. Hubo un “respiro” después de la crisis del “estalinismo” abierta con el XX Congreso del PCUS (Partido Comunista de la Unión Soviética), de 1956, con los movimientos de 1968 y el ascenso obrero de los 80, pero siempre con mucha influencia de la política y ideología pequeño burguesa. Aparte de algunos destellos de acción revolucionaria, y sobre todo en defensa del Programa, muy poco se puede reivindicar de las diversas “internacionales” que han reivindicado la IV Internacional. Después de 1989, el “trotskismo”, como toda la izquierda del mundo, entró en una enorme crisis, fragmentación y/o estado de gueto.

63. Los “trotskistas” posteriores a la Segunda Guerra Mundial fueron dominados por grupos pequeño burgueses, muy parecidos a los que Trotsky trató de disciplinar en el período anterior a la guerra, pero mucho peor ya que no existía más de la figura del gran líder. En la nueva situación prevalecieron los grupos desconectados del movimiento obrero y los líderes no lograron comprender la nueva situación.

64. Las caracterizaciones erróneas de lo que se convirtió en el “Pablismo” llevaron a políticas consecuentemente erróneas, que contribuyeron a la derrota de la Revolución Boliviana de 1952, las sucesivas fisuras y más fisuras y la casi total desconexión de la política real. En general, practicaron una caricatura de la política de Trotsky, con mucho dogmatismo y sectarismo, paralizándose cuando no se habría confirmado ninguna de las «predicciones» de Trotsky.

65. El «entrismo» abierto en los partidos socialistas, no centralizados y de masas, por un breve período y manteniendo la independencia, se transformó en «entrismo» clandestino en los partidos «estalinistas» porque se suponía que iba a ocurrir una tercera guerra mundial, lo que provocaría revoluciones que serían lideradas por los stalinistas. El «entrismo» en el Partido Laborista británico, el PT brasileño o el chavismo y otros se ha transformado en una integración eterna.

La figura del “gran líder” y del “super genio” ha sido recurrente en todos los partidos y agrupaciones “trotskistas”, con gran desprecio por la dirección colectiva y política de la formación de cuadros. Esta situación, que es expresión del burocratismo pequeño burgués, es aún más crítica en los partidos integrados al régimen a través de la burocracia sindical y de los movimientos sociales.

66. La agudización de la crisis en la Unión Soviética y la intensificación de la lucha de clases llevaron al XX Congreso del PCUS, en 1956, a reformas catastróficas en la agricultura y direccionar la economía hacia la producción de petróleo y gas por Leonid Brezhnev, que terminó convirtiéndose en uno de los factores que sustentaron la implosión de la Unión Soviética, impulsada por la crisis mundial del petróleo de 1974. Jruschov incluso declaró, parodiando a Stalin en 1931, que la Unión Soviética alcanzaría el comunismo en 20 años/53

67. La intensificación de la lucha de clases en los países de Europa del Este llevó a las revueltas de 1953 (de los trabajadores en Berlín Oriental); en 1956, en Hungría (donde incluso reaparecieron los soviets) y en Polonia; en 1968, en Checoslovaquia; en 1971 y 1976, nuevamente en Polonia; en 1980, la revuelta de los trabajadores en Polonia que inició la gran huelga en los astilleros de Gdansk. El levantamiento obrero y la presión del imperialismo desde Afganistán, que había sido invadido defensivamente por los soviéticos en 1979, y a través de la presión sobre los precios del petróleo, así como el endeudamiento generalizado de estos países, propiciaron el fortalecimiento de los sectores de la restauración. de la burocracia soviética, que se formó en la política de Glasnost y Perestroika durante el gobierno liderado por Gorbatchev.

68. Bajo las nuevas condiciones abiertas en 1956, los principales grupos “trotskistas” se reagruparon en 1963, en el Congreso de Reunificación de la IV Internacional. Hubo una nueva orientación hacia la discusión y la lucha por la revolución mundial, superando parcialmente la mera discusión doctrinal contra el stalinismo. Hubo avances entre la juventud, pero fueron pequeños en el movimiento obrero, con excepción de Argentina. Los dos principales partidos “trotskistas” en ese momento eran el SWP (Partido Socialista de los Trabajadores) de los Estados Unidos y la LCF (Liga Comunista de Francia). El SWP, bajo la presión del Macarthismo, había perdido su base obrera y tenía cierta influencia en sectores de la lucha intelectual y feminista. La LCF tuvo una participación importante en el mayo francés de 1968, mantuvo su foco principal en el movimiento estudiantil, influenciado por la teoría mandelista de las “nuevas vanguardias”. En Estados Unidos, el SWP perdió su base de trabajadores después de la guerra y quedó muy atrapado bajo la presión del Macarthismo. La LCF acabó uniéndose al ultra oportunista NPA, el nuevo partido anticapitalista francés, algunas décadas después.

69. Los “trotskistas” europeos nunca salieron del gueto. Cuando lo hicieron, fue para caer en los brazos del oportunismo. Ese era el futuro del mandelismo, el lambertismo o el cliffismo, por ejemplo. Cuando no hubo integración al régimen, en los pequeños grupos marginales que quedaron, hubo una clara priorización de los asuntos personales sobre los partidos; una especie de «burocracia doméstica».

70. Desde los movimientos de 1968, la integración con los movimientos pequeñoburgueses se ha disparado. Esto fue teorizado por Ernest Mandel en relación con las llamadas “nuevas mayorías”.

71. En América Latina creció el llamado “morenismo”, liderado por Nahuel Moreno en el GOM (Grupo Obrero Marxista), luego PRT (Partido Revolucionario dos Trabajadores), luego PRT-Verdad, luego PST (Partido Socialista dos Trabajadores).

72. En Argentina, donde existían varios grupos trotskistas en la década del ’40, a  partir de 1957 se formó el grupo Palabra Obrera que practicó una táctica entrista respecto del peronismo, que era la gran fuerza política y sindical de la clase obrera. Tuvo una incipiente inserción y, además, desarrolló una política de frente único con el Frente Revolucionario Indoamericano y Popular, un grupo de indigenista-antimperialista, también con inserción obrera. Influenciado por la Revolución Cubana. De Palabra Obrera se desprendió un grupo hacia la lucha armada con concepción foquista, que no prosperó. Del frente único nació el Partido Revolucionario de los Trabajadores, que quedó como la sección argentina de la IV Internacional.

73. En 1968, el PRT se dividió alrededor del tema de la lucha armada y la propuesta del Che en su Mensaje a la Tricontinental. El que la propició, el PRT-El Combatiente, siguió como miembro titular de la IV y el PRT-La Verdad (liderado por Nahuel Moreno), como sección simpatizante. El PRT-EC fundó el Ejército Revolucionario del Pueblo y logró una buena influencia en sectores de la clase obrera, porque buscó basar su política de construcción partidaria en el ideario leninista. Cuando el PRT-ERP llegó a tener un importante desarrollo sindical y militar, la dirección de la IV Internacional le quitó el respaldo y reconoció al antiguo tronco del PRT-LV reconvertido en Partido Socialista de los Trabajadores. El PRT salió así de la IV, pero no del internacionalismo. 

Propició la Junta de Coordinación Revolucionaria del Cono Sur con el MIR chileno, el MLN-Tupamaros de Uruguay y el ELN boliviano. El PRT-ERP fue exterminado por la dictadura. El PST, a la salida de la Dictadura en 1983, se reconvirtió en Movimiento al Socialismo (MAS), que retomó una incipiente inserción en el movimiento  obrero, participó en coaliciones electorales con el Partido Comunista en 1987 y 1989. Cuando el MAS se había convertido en ese momento en el mayor partido de la izquierda argentina, comenzó un proceso de implosión que lo llevó a fragmentarse en numerosos grupos que, un cuarto de siglo después, se aglutinan en un frente que comparten con otra fuerza trotskista (el Partido Obrero), y que tiene vigencia sólo en el terreno electoral: el Frente de Izquierda y los Trabajadores-Unidad

74. El mérito de Moreno fue que transformó el “trotskismo” argentino de una cadena política de tabernas en un partido vinculado a la clase trabajadora. Pero el “morenismo” también estuvo fuertemente influenciado por la presión del imperialismo en ese momento. La política de “entrismo” en las 62 Organizaciones Peronistas rápidamente enfocó el “morenismo” fundamentalmente en una política sindical, con el objetivo fundamental de controlar los aparatos, que mantuvieron los “morenistas” en los años ochenta y hasta la actualidad. Desde 1982, el deslizamiento hacia el oportunismo abierto ha sido muy rápido. En la Escuela de Cuadros de 1984, Moreno expuso la teoría de la “revolución democrática”, abiertamente oportunista, para justificar la adaptación al “democratismo” posterior a la Dictadura Militar. Luego de la muerte de Moreno en 1987, el MAS (Movimiento al Socialismo) y la LIT-QI (Liga Internacional de Trabajadores – Cuarta Internacional) implosionaron en varios pedazos. Y a partir de las Tesis de 1990, se intensificó la explosión y el oportunismo.

75. Según Moreno en la Escuela de Cuadros de 1984: “Necesitamos formular que no es obligatorio que sea la clase trabajadora y que sea un partido marxista revolucionario con influencia de masas el que dirija el proceso de la revolución democrática hacia la dirección socialista”. La revolución avanzaría en condiciones objetivas y debido a la profundización de la crisis capitalista mundial, subestimando la formación del partido revolucionario obrero, separando las revoluciones nacionales de la revolución proletaria mundial.

76. Respecto al FUR (Frente Unido Revolucionario), Moreno siguió la senda del pablismo y el lambertismo, con la teoría de la “táctica privilegiada” durante toda una etapa: “Para nosotros, el frente único revolucionario ya no es una táctica, entre otras diversas coyunturas, para construir partidos revolucionarios de masas. Para nosotros, es la táctica privilegiada en esta etapa, que definimos como cada vez más aguda, más grave y que se combina con la crisis del aparato revolucionario”. El problema de plantar una táctica privilegiada a escala mundial durante todo un período es que la deja a punto de convertirse en estrategia.

77. Los principios que Moreno propuso para el FUR, aunque nunca implementados, fueron limitados: “Independencia de los sindicatos (en el respeto) del Estado en todos los países. Democracia obrera. Sin apoyo a los gobiernos burgueses. Contra la diplomacia secreta. Contra la policía burguesa”. No había necesidad de luchar por el poder de los consejos obreros y campesinos, el derrocamiento revolucionario del estado burgués, la lucha contra el oportunismo de todo tipo y contra los frentes populares. La falta de política revolucionaria conlleva el riesgo de la disolución de los revolucionarios en el FUR.

78. El clímax del oportunismo de las tesis de Nahuel estuvo en su visión de la “revolución democrática”: “Parecería que el hecho de la contrarrevolución capitalista ha reemplazado la necesidad de una revolución democrática. E ignorar que lo que se planta en los países avanzados donde hay regímenes contrarrevolucionarios es también una revolución democrática, es maximalismo, es tan grave como ignorar la revolución democrático burguesa en los países atrasados. Esto es muy importante. No sé si es correcto o no. Si es correcto, es necesario cambiar toda la formulación de las Tesis de la Revolución Permanente. Tengo la impresión de que es cierto que Trotsky apuntaba más allá. Si es correcto, cambia toda nuestra estrategia con respecto a los partidos oportunistas, y en gran medida la medida de los partidos burgueses que se oponen al régimen contrarrevolucionario. Como paso hacia la revolución socialista, estamos a favor de un régimen burgués totalmente diferente (al régimen contrarrevolucionario).

Así como estábamos a favor de la revolución democrático burguesa, y dijimos que era diferente a la otra, (la revolución socialista), que era necesario hacerlo, que era necesario derrocar al Zar, que era una tarea democrática burguesa específica, que es quitarle el poder, el régimen contrarrevolucionario por venir, aunque sea un régimen burgués”.

La política de la “revolución democrática” de Moreno fue provocada por la contrarrevolución burguesa. Sería una revolución en el tipo de gobierno para obtener «libertades democráticas». Sería una supuesta etapa objetivamente nueva de la revolución, con su propio programa. El Programa de Transición sólo se aplicaría después de la caída del régimen dictatorial. Moreno generaliza así su propia experiencia y valoración de la caída de la Dictadura Militar en Argentina, de la que salió su propio oportunismo: «primero para derrotar al régimen contrarrevolucionario, luego para luchar contra las heridas del sistema». Trotsky se posicionó claramente contra esa política, como se puede ver en el caso de la Revolución Rusa o en la lucha contra el bonapartismo en Austria o en la Revolución Española, el frente popular en Francia o contra el fascismo.

79. En el texto “Revoluciones del siglo XX”, Moreno escribió: “Lo que no planteó Trotsky, a pesar de haber hecho el paralelo entre “ estalinismo ”y fascismo, fue que en los países capitalistas también era necesario hacer una revolución en el régimen político: destruir el fascismo para recuperar las libertades de la democracia burguesa, aunque estuviera en el ámbito de los regímenes políticos de la burguesía, del estado burgués. Concretamente, no planteó que era necesaria una revolución democrática que liquidara al régimen fascista totalitario, como parte del primer paso del proceso hacia la revolución socialista, y dejó sin resolver este grave problema teórico”.

La propuesta de Trotsky fue la formación de un frente único obrero que debería combinar la formación de milicias obreras armadas con todo el Programa de Transición para derrotar al fascismo y avanzar contra la estructura del régimen burgués, que el fascismo no cambia. Por tanto, las consignas democráticas son fundamentales en países abiertamente dictatoriales, pero representan solo una táctica para movilizar a las masas y no una etapa independiente; y deben levantarse junto con las consignas transitorias. El fascismo representa la reacción de la burguesía imperialista y no la aristocracia medieval; por tanto, es necesario oponerle los métodos de la revolución proletaria mundial, de la revolución permanente.

80. Sobre la situación en Polonia a principios de la década de 1980: “Deberíamos plantear la legalización de todos los partidos que Solidaridad considera legales. Pero eso no impide, no va en contra de los principios, sembrando la legalidad política en general, no dentro de los soviets. Los soviéticos pueden hacer una ley similar a cualquier ley burguesa, que dice: Reconocemos a cualquier partido … si hay una gran manifestación armada pidiendo legalidad para la democracia cristiana y la burocracia dice «No», ¿qué hacemos? ¿Iremos en contra de la manifestación? Quizás lo agreguemos. El problema es táctico … ” Esto es democratismo burgués o pequeño burgués puro. La política revolucionaria solo reconoce la legalidad de los partidos obreros. Moreno adoptó la teoría de los dos campos burgueses progresistas: estar a remolque del campo «democrático» contra el campo contrarrevolucionario. La lucha por el socialismo era para algún tiempo futuro.

81. En la “Escola de Quadros de 1984”, Moreno dijo que Trotsky se equivocó “total y absolutamente en su análisis y política sobre el hecho más importante – revolucionario y contrarrevolucionario – que ha ocurrido en la historia, que es la Segunda Guerra Mundial, y por eso somos una secta ”. La política correcta habría sido luchar junto al «imperialismo democrático» contra el fascismo, criticando su necesidad.

82. En las “Tesis de Actualización del Programa de Transición de la Asamblea Constituyente” Moreno dijo: “Las consignas y tareas democráticas cobran cada vez más importancia debido a las tendencias más profundas tanto del imperialismo como de los monopolios y la burocracia. Todos tienen una tendencia permanente hacia los estados totalitarios. Es la única forma de frenar el rumbo permanente ascendente del movimiento de masas”. Se aplicaría a todo tipo de estados; es decir, el régimen político estaría por encima del carácter de clase de los distintos tipos de estado burgués. Así, el Programa de Transición desapareció. Derivado de esta caracterización, Moreno elevó la consigna de la Asamblea Constituyente por Polonia, diciendo que una vez que Solidaridad tome el poder, debe ser convocado, lo que lo alineó con el programa del imperialismo y el Vaticano. La LIT ha planteado la misma política hacia la Unión Soviética y Alemania Oriental.

83. En marzo de 1983, en el informe a la dirección de la LIT-CI, Moreno dijo: “El Partido no entendió que se había abierto una crisis revolucionaria en la que el poder estaba en el aire y al alcance de los trabajadores y del movimiento de masas. La otra cara de no haber denunciado la maniobra del gobierno fue que no planteamos como gran consigna del poder, contrarrestarla a la Constitución de 1853, la de la Asamblea Constituyente (creemos que estamos atrasados ​​en este problema, con una tremenda demora de al año) como principal consigna del poder del Partido, oponerse a la contrarrevolución democrática, frente a la elección presidencial basada en una Constitución reaccionaria con un Senado omnipotente, elegido en la gran mayoría en las provincias menos pobladas y menos proletarias. Ante el intento de la burguesía y los militares de restaurar el poder burgués, de superar la crisis del aparato militar a través de la Constitución de 1853, nos oponemos a la consigna de la Asamblea Constituyente”. “Como hemos analizado, pudimos concretar las tareas inmediatas del Partido, orientarlo, ubicarlo y, al mismo tiempo, definir la situación como revolucionaria. Si aceptamos la conclusión de este informe sobre la importancia para toda la etapa como lema fundamental de la Asamblea Constituyente, habremos redondeado nuestro programa para enfrentar al gobierno de Bignone”.

Junto a esto, se planteó la consigna “Todo el poder al Congreso de 1976”, que se suponía que seguiría la política de Trotsky en Alemania, aunque lo hizo para atraer a las clases medias cuando la movilización democrática aún estaba en pañales. La política de Moreno se vio completamente obstaculizada por el seudo democratismo burgués. No hay una sola palabra en relación a la disputa por el poder de la clase obrera desde los propios órganos del poder en una situación en la que se había abierto una crisis revolucionaria (¿cuándo esta supuesta crisis?). En España, Trotsky orientó el uso de la consigna de la Asamblea Constituyente Revolucionaria cuando la movilización todavía estaba orientada hacia la “República” y, en Francia, contra las Cortes de Berenguer, convocadas por un gobierno obrero y popular surgido de una insurrección triunfante.

84. La política para la construcción del MAS se orientó hacia un gran partido electoral de masas, muy laxo. Este fue también otro factor que facilitó su explosión en varios pedazos tras la muerte de Moreno.

85. Las políticas estructuradas por Moreno con absoluta claridad desde 1982 estuvieron en la base del trabajo del MAS y la LIT-CI, y aún más con las Tesis de 1990. Esto se fundamenta en el carácter de clase de la izquierda argentina, que en la fundamental y principalmente de izquierda “trotskista”, tiene una alta composición social de las clases medias de la población, principalmente de estudiantes de Buenos Aires, Rosario y Córdoba, que dominan las direcciones. El llamado Argentinazo del 2001 fue muy diferente de los “azos” anteriores que fueron esencialmente proletarios, y sublevaciones violentas. La característica típica de los cordobazos y rosariazos fue justamente el predominio del movimiento obrero con presencia protagónica y rumbo independiente. El mal llamado “Argentinazo” de 2001 fue una rebelión democrática contra la institucionalidad democrática que no tuvo una acción independiente del movimiento obrero. La participación más importante de la clase obrera fue por medio de los movimientos de desocupados –piqueteros– al que se sumó gran parte de la pequeño burguesía.

No hubo sentido proletario como en los azos. Quienes mal instituyeron ese concepto de “argentinazo” fueron todos los grupos trotskistas y el grupo maoísta PCR. Todos confundieron una situación de crisis de gobernabilidad con una inexistente situación revolucionaria. El clamor popular “¡Qué se vayan todos!” en nada se pareció al “gobierno obrero y popular” que se clamó en el Cordobazo. El asambleísmo del Argentinazo era muy democrático –“horizontalista”-, pero en nada se parecía a un organismo de poder alternativo. Nunca tuvo las características de las coordinadoras fabriles de 1975. Algunos grupos trotskistas evaluando el Argentinazo dicen que la política revolucionaria debería haber agitado un programa y una política de poder obrero y popular, con llamados a formar consejos obreros. En realidad los consejos obreros no se “llaman” como hacen sistemáticamente los grupos trotskistas sin tener ni inserción ni tomar en cuenta la subjetividad –conciencia de clase- de cada momento.

En el 2001 la sindicalización no llegaba al 50%, no existía ninguna condición social para proponer consejos obreros. La política revolucionaria debería haber sido proponer consignas democráticas extremas, como la de renuncia de todos los gobiernos nacional y provinciales y una Constituyente que, las izquierdas, con un programa así podrían haber tenido un papel importante. Pero las izquierdas se dedicaron a liquidar las asambleas intentando imponerles consignas radicalizadas que espantaron a los asambleístas.

Y practicaban métodos prepotentes que les acarrearon repudio. Tan débil era la relación de fuerzas frente a un poder que si estaba descompuesto, que ni siquiera se alcanzó una unidad de consignas y tampoco electoral, que hubiese sido muy importante. Los órganos de poder popular se cultivan con el tiempo y florecen en situaciones revolucionarias. Nada de eso existía. La incomprensión de que era una rebelión democrática (no revolucionaria), pero que confrontaba a la democracia (existente) impidió que ese fenómeno democrático tuviese un rumbo revolucionario; se fortaleció la salida burguesa que recompuso la institucionalidad. Lo revolucionario era instigar el impulso democrático masivo y hacerlo chocar con la institucionalidad democrática burguesa.

86. Los componentes centrales de la teoría de Trotsky de la Revolución Permanente, contra la política de la “revolución en un solo país”, son: “que los objetivos democráticos de las naciones burguesas atrasadas, en nuestro tiempo, llevaron a la dictadura del proletariado, y que esto trajo orden del día las demandas socialistas”, la lucha por la democracia burguesa y el socialismo unidos por un nexo de continuidad. Durante la revolución socialista «cada nueva etapa es una consecuencia directa de la anterior … se desarrolla a través del choque entre diferentes grupos de la sociedad en transformación». «El carácter internacional de la revolución socialista … es una consecuencia inevitable del estado actual de la economía y la estructura social de la humanidad».

Algunas conclusiones centrales

87. La decadencia del capitalismo no conduce a la formación automática de la conciencia revolucionaria por parte de la clase obrera y las masas, hasta que algún hecho importante la provoque, como un gran colapso capitalista o una guerra, por ejemplo, que favorezca el trabajo político y de formación de organizaciones revolucionarias, capaces de tener fuerza y autoridad política para liderar el movimiento de masas.

88. Hoy la principal tarea que enfrenta el movimiento obrero revolucionario es defender en la práctica, y de manera no sectaria, los principios fundamentales del marxismo revolucionario (del socialismo científico), sin cultos a la personalidad, sino como ciencia, método, de la revolución proletaria mundial.

89. Es necesario vincular el socialismo científico al movimiento de masas y, sobre todo, al movimiento obrero. Hoy, una situación similar comenzó a gestarse con la que vivieron Marx y Engels en la lucha por la formación de la Primera Internacional Comunista, en 1864, de la cual eran una minúscula minoría en relación con otras corrientes que tenían conexiones con el movimiento obrero: lasalleanos, proudhonianos, blanquistas, bakuninistas, etc. Con firmeza en la defensa de los principios, mucha flexibilidad táctica, mucho trabajo disciplinado y mucho trabajo recurrente y cotidiano, el socialismo científico (marxismo revolucionario) dejó a la Primera Internacional Comunista tan fortalecida que acabó dando lugar, aunque de forma muy contradictoria, a la formación. de la II Internacional Socialista bajo los principios del marxismo. Sobre sus cenizas, de una manera aún más dramáticamente contradictoria (lo cual es normal en las condiciones del imperialismo), dio paso a la Tercera Internacional Comunista, como un partido obrero revolucionario mundial de masas en formación.

90. La IV Internacional no pudo despegar por las condiciones políticas, la fragilidad del llamado “trotskismo”, que en la práctica terminó con la muerte de León Trotsky, fundamentalmente por la gigantesca presión del imperialismo sumado al stalinismo. Además por su incapacidad de cada uno de sus integrantes a construir organizaciones revolucionarias insertadas en las clases obreras.  En un formidable frente popular mundial contrarrevolucionario que tenía como principal objetivo derrotar a la revolución proletaria mundial en las condiciones de la crisis que se abrió con la crisis de 1929 y la Segunda Guerra Mundial.

91. Hoy el stalinismo ya no existe, pero ha dejado secuelas: el burocratismo organizativo, la mentalidad acomodaticia, un mecanismo de pensamiento autojustificante de errores y, en algunas ocasiones, justificador de crímenes políticos, una concepción de que el socialismo nunca es un objetivo alcanzable. Los grandes partidos de masas de la izquierda de masas, así como los sindicatos poderosos y las organizaciones sociales de masas, ya no existen. El gran capital atraviesa la peor crisis estructural de la historia y se encamina rápidamente hacia el mayor colapso capitalista mundial. La confrontación abierta entre la burguesía imperialista y la clase obrera mundial y las masas es cada vez más inminente. La burguesía está adoptando métodos de guerra civil para enfrentar la crisis. Y desde los movimientos obreros y populares aún no hay una estrategia para enfrentarla.

92. El papel de los revolucionarios marxistas que realmente defienden el socialismo científico, como guía de la acción revolucionaria, cuyos principios estratégicos son la lucha por la revolución proletaria mundial y la construcción del partido de la revolución proletaria mundial, es agruparse sobre la base de estos principios, para organizar la lucha y enfrentar la creciente brutalidad de los ataques del capital. Sobre esta base, es necesario asimilar críticamente las aportaciones de otros importantes revolucionarios, de la misma manera que el propio Lenin y Trotsky estudiaron y asimilaron las enseñanzas de Karl Kautsky, Augusto Bebel, William Liebknecht, George Plekhanov, Rosa Luxemburgo y varios otros, lo que no los convirtieron en «kautskyanos», «plekhanovianos» o «luxemburguistas».

En Nuestra América, las enseñanzas donde inspirarnos son muchísimas. Mencionemos de aquella misma época a Mariátegui y Mella. Y después al Che y a Fidel que encabezaron una Revolución que puso a la orden del día la Revolución Continental. Y a quienes se inspiraron en esa huella: Fonseca, Sendic, Cabañas, Sendic, Santucho, Enríquez, Marighela… y una lista interminable. Es necesario estudiar y asimilar con mucho cuidado la historia de las revoluciones; es decir, es necesario fortalecer el socialismo científico, como guía de acción de la revolución obrera mundial, como arma para enfrentar las difíciles y complejas situaciones que se plantean. Evidentemente, esta tarea no tiene absolutamente nada que ver con negar los principios fundamentales del socialismo científico, ni con introducir teorías oportunistas pequeñoburguesas.

93. El Programa Revolucionario debe ser defendido en todas y cada una de las circunstancias, y no a las grandes personalidades, por grandes que sean, y peor aún en su conjunto, sin separar claramente las aportaciones de los errores. Lenin estaba en contra de usar el término «leninismo»; siempre se consideró discípulo de Marx y nada más, es decir, constructor y aplicador del socialismo científico. También sacó lo mejor de los grandes revolucionarios, aunque hubieran capitulado más tarde o cometido errores, y llamó a la defensa del legado revolucionario; este fue el caso, por ejemplo, de Kautsky, Plekhanov, Bebel, Liebknecht padre y varios otros. El Che Guevara nunca postuló ser castrista ni guevarista: se asumió como un marxista del Manifiesto Comunista y un leninista de El Estado y la Revolución. Se trata de la construcción del socialismo científico como ciencia de la revolución proletaria mundial, pero entendiendo claramente que se lo construye, como reflejo dialéctico de la realidad, como guía para la acción.

94. El primer desafío para los revolucionarios es asimilar el socialismo científico como guía de acción, considerando que Lenin dijo que esta tarea no es posible sin haber comprendido profundamente El Capital, y fundamentalmente el método utilizado en su elaboración, la dialéctica materialista. Para ello, Lenin aconsejó sobre la necesidad de profundizar la comprensión de la Ciencia de la Lógica de Hegel. El Che abordó la crítica a lo que se enunciaba como socialismo en la URSS y planteó la necesidad de elaborar una teoría de la economía política de la transición al socialismo.

95. El segundo desafío para los revolucionarios de hoy es elaborar y aplicar el Programa Revolucionario en la práctica con total dedicación y energía revolucionaria. La experiencia del levantamiento popular en Chile ha demostrado que incluso sin la existencia de partidos obreros revolucionarios es posible avanzar en la lucha concreta del movimiento de masas, en las nuevas condiciones actuales. El tercer desafío es vincular el Programa Revolucionario con el movimiento obrero mundial, a la cabeza del movimiento de masas.

96. El papel del partido obrero revolucionario debe ser concentrar y dirigir la fuerza de las masas, especialmente de la clase obrera mundial. En circunstancias favorables, la aplicación del programa revolucionario con la dedicación firme y desinteresada de un grupo de revolucionarios puede convertirse en un partido obrero revolucionario de masas: 1) Para plantearse construir un partido revolucionario no es necesario esperar circunstancias favorables. Las circunstancias pueden favorecer, pero no es acertado esperar. 2)

Para la construcción del Partido Revolucionario no se debe esperar la aplicación del programa. La elaboración misma del programa es parte de la tarea de construcción. Pero nunca puede ser completo ese programa, ya que el punto de partida no debe esperar. Sí es necesario tener muy definido el objetivo estratégico. Esto ya es parte esencial de un programa revolucionario, pero otros componentes de ese programa se irán elaborando en relación a la práctica. 3) No es acertado definir de entrada al Partido en construcción como “de masas” cuando ni siquiera se tiene una organización reducida y mínima, insertada en la clase obrera que pretende representar y hasta dirigir. Lo que sí debe estar en el punto de partida de esa construcción, es que la política debe estar pensada y dirigida hacia las masas. Es decir, que no sea solo un grupo de propaganda, sino que actúe políticamente de cara a la sociedad, de frente a las masas. Pero no se puede pretender ser “de masas” cuando apenas se trata de un destacamento. 4) Tampoco es acertado proponer una forma organizativa revolucionaria única. Si asumimos que el capitalismo tiene un desarrollo desigual y combinado, debemos entender que nuestras clases obreras son muy desiguales y cada una tiene tradiciones organizativas y revolucionarias diferentes. El carácter orgánico, la forma de su composición y de integración – estatutos -, no se puede establecer universalmente, porque si se la intenta imponer con una fórmula única, no se construirá nada. O se construirán organizaciones al margen de esta propuesta. El común denominador sí debe ser la asunción de un punto de vista ideológico marxista y un objetivo estratégico común para esta época histórica: la Revolución Socialista. Proponer como concepto que la organización revolucionaria sea una unión obrero-intelectual. Trotsky dedicó todo su tiempo y recursos a la revolución; incluso en el exilio, donde vivió de sus publicaciones, la venta de sus archivos y algunas donaciones menores. Pero tampoco dudó en priorizar sus convicciones políticas incluso cuando eso significaba algún problema para él, hasta su propia muerte.

97. Los autodenominados «trotskistas» actuales, más serios, que no se han vendido ni desmoralizado, y que luchan por la revolución obrera mundial, después de la escalada más fuerte del imperialismo para imponer el llamado «neoliberalismo», especialmente después de la caída del Muro de Berlín, permanecieron en una especie de gueto, con altas dosis de sectarismo, tal como sucedió con los demás grupos de la izquierda revolucionaria mundial.

98. La enseñanza de Trotsky sobre el enfoque en la defensa del Programa cuando se pierden posiciones organizativas, terminó siendo caricaturizada y transformada en un “trotskismo literario”, y hoy en una militancia casi exclusiva a través de Internet, sin ninguna conexión con el movimiento de masas. En parte, la causa fue la parálisis del movimiento obrero, pero el factor fundamental fue la incapacidad para caracterizar y responder a la situación política. Sin superar el «trotskismo literario» y demás, característico del período de parálisis, que ya ha comenzado a superarse en varios países, y sin unirse al movimiento de masas, es imposible ser revolucionario. Y vale la pena recordar que para un verdadero revolucionario, la lucha es mundial.

95.1             El centrismo y el sectarismo han sido una característica constante de estos grupos, incluso a causa del aislamiento del movimiento obrero, que ha sido muy difícil por la integración abierta de la izquierda oportunista y la burocracia sindical en la “democracia imperialista” y últimamente incluso por las diversas manifestaciones del pinochetismo.

95.2             La firmeza revolucionaria, la moral del obrero revolucionario militante, la convicción de la necesidad de dedicarse plenamente a organizar la revolución, se ha convertido en una tarea urgente, dada la gravedad de la evolución de la situación política.

95.3             La política del período de reflujo, cuando la lucha revolucionaria ha sido tratada como un pasatiempo, priorizando la vida doméstica misma, es inaceptable y peligrosa dado que el imperialismo comenzó a utilizar métodos de guerra civil. Es necesario romper con los lazos pequeñoburgueses que, por su carácter, confunden lo que se debe hacer con cómo se debe hacer (tareas), imitando, aunque lo hagan inconscientemente, los métodos de todos los sectores de la izquierda pequeñoburguesa burocratizada e integrada al régimen.

La forma en que se van a realizar las tareas es un componente de la planificación, que debe realizarse con mucho cuidado, analizando objetivamente la situación en relación con los resultados buscados. La resolución de problemas está en el corazón de los verdaderos líderes revolucionarios. Se cumplieron tareas que parecían verdaderamente imposibles, como la derrota de la «fortaleza inexpugnable» francesa en Dien Bien Phu en 1954, o la derrota de la mayor potencia militar del mundo por campesinos semi analfabetos en Vietnam. O la agrupación de revolucionarios rusos lilderada por Lenin en el Periódico Iskra; o cuando tuvo que esforzarse tras la derrota de la Revolución de 1905, con el partido desmantelado y los miembros del Comité Central abandonando la lucha por la religión; él “respiró hondo” y en condiciones muy precarias continuó haciendo lo que debía hacerse. O los esfuerzos de Trotsky, en condiciones extremadamente difíciles, por actualizar el Programa Revolucionario con las experiencias muy críticas de las décadas de 1920 y 1930. O el esfuerzo de Marx por elaborar El Capital en una situación de extrema pobreza. O el esfuerzo del Che Guevara que abandonó la comodidad de la vida como ministro, su esposa y sus cinco hijos para criar 2, 3, muchos Vietnam.

O el esfuerzo de muchos héroes anónimos que lucharon en las condiciones más difíciles, como los presos políticos de la burocracia soviética y muchos otros héroes de América Latina. Es necesario tener la voluntad política para llevar a cabo (pero realmente) y romper los lazos pequeño burgueses con el sistema en pro de contribuir a la organización de los trabajadores que es la fuerza social capaz de derrotar al capital.96 Las dificultades para salir de la defensa semi-académica del Programa Revolucionario para aplicar el Programa en la práctica son grandes, principalmente por el contagio y la presión pequeñoburguesa. Pero esta es la tarea que hoy se coloca con un sentido de urgencia muy alto, debido a la agudización acelerada de la crisis capitalista mundial y la intensificación de la lucha de clases. Debido a que la burguesía imperialista aplica métodos abiertos de guerra civil, hay una necesidad urgente de organizar la

resistencia de masas, ante la política de la burguesía, impuesta por la crisis, de aumentar la represión como condición para encaminar al mundo hacia una nueva guerra mundial, la “salida” capitalista de la crisis dada la creciente dificultad del gran capital para extraer ganancias de la producción. La situación es grave. Nuestro papel es alertar, crear un sentido de urgencia y llamar a todos a luchar. Cada vez hay menos espacio para la «fantasía» o el centrismo. La burguesía imperialista declaró una guerra de clases y la crisis la impulsa a actuar, a salir de este impasse, a destrozar la cabeza y convertir a los trabajadores en verdaderos marginados.

96.1             El exagerado espontaneísmo de Trotsky, y de Rosa Luxemburgo, del período anterior a 1917, es mantenido, a modo de caricatura, por las agrupaciones “trotskistas” que no se vendieron, con la esperanza de que, con el ascenso de las masas, podrán salir de las prioridades domésticas e involucrarse en la verdadera lucha revolucionaria. Esta política es peligrosa y desarma a los revolucionarios, los deja inertes o semi-inertes y aún muy frágiles ante la presión pequeñoburguesa y directa del imperialismo. Hay varias frases que expresan esta política y se han vuelto muy peligrosas, un verdadero suicidio político, principalmente porque camufla el problema, en una especie de autoengaño, dada la gravedad de la situación: “Estoy de acuerdo con todo, pero no puedo hacerlo”, “Necesito cuidar de mi vida personal”,“ nadie está haciendo nada ”,“esperemos”,“ cuando estalle el ascenso, entonces lo hago (o huyo)”. Fue la insurrección contra este “trotskismo” de la bohemia lo que hizo más grande el “morenismo”, porque, a pesar de estar muy contaminado de oportunismo, espontaneísmo y economicismo, la vida de Nahuel Moreno siempre tuvo una orientación práctica y de movimiento de masas.

96.2 En el ascenso de las masas, sólo una pequeña parte de los militantes burocráticos y los impregnados de la “burocracia doméstica” podrán dar el salto a una militancia seria, verdaderamente revolucionaria. La inmensa mayoría se quebrará, como siempre ha ocurrido, lo que tendrá consecuencias que podrían ser catastróficas, dada la evolución de la situación política, especialmente si no es posible organizar la resistencia de las masas al nivel de necesidad. Parecería más probable que los militantes del ala izquierda de la burocracia sindical o de los movimientos sociales, cuando pierden la base material y sus organizaciones son atacadas por la derecha, hagan la inflexión hacia la izquierda. Esto junto a los nuevos militantes que aparecerán al calor de la lucha en el movimiento de masas. Quien esté contaminado por el «cretinismo doméstico» y / o el «cretinismo académico», debido a la desconexión del movimiento de masas real, difícilmente podrá reaccionar; la tendencia más normal sería huir o aplicar la política del avestruz.

96.3             La separación entre teoría y práctica revolucionaria ha sido la constante de todos los grupos centristas en la evolución hacia grupos abiertamente oportunistas, que se acelera en situaciones revolucionarias como las que empezaron a aparecer en el horizonte. La práctica revolucionaria requiere respuestas precisas, pero debe evaluarse en su desarrollo contradictorio hacia la revolución proletaria mundial, es decir, una serie de batallas que desembocan en la gran guerra estratégica. El propio Trotsky, por ejemplo, se opuso al uso de la fuerza militar por parte del Ejército Rojo, entre 1920 y 1921, para tomar Georgia y Polonia, en contra de la opinión de la mayoría del Comité Central encabezado por Lenin, que esperaba que la proximidad del Ejército Rojo provocar levantamientos obreros.

97  La principal tarea que se plantea hoy es la creación de un centro de dirección revolucionaria firme y altamente disciplinado, con el firme propósito de vincular y dirigir el movimiento mundial de masas y trabajadores. Capaz de actuar como embrión del partido obrero revolucionario mundial y capaz de influir en el movimiento de masas, incluso en varios países.

97.1             La política debe desarrollarse a partir de la caracterización de la situación política en desarrollo contradictorio, expresada en consignas  militantes (propagandizadas y agitadas) de manera centralizada y coordinada, primero desde una máquina centralizada de agitación y propaganda.

97.2             Los métodos fundamentales «leninistas» de organización del partido obrero revolucionario deben estar en la base de la construcción, como la existencia de un núcleo central profesional, el papel de la prensa, el centralismo democrático (principalmente horizontalismo en la planificación; principalmente verticalismo en la ejecución; sumisión de la minoría a la mayoría etc.), mecanismos concretos para combatir el burocratismo, la crítica y la autocrítica, la táctica subordinada a la estrategia, la lucha legal y no legal, etc.

97.3             El debate de ideas y teórico es importante para sustentar la caracterización y la elaboración política; pero debe estar orientado a la actuación práctica.

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