Colombia nuevamente en las manos de la derecha

En las recientes elecciones regionales en Colombia, la derecha tuvo una victoria muy importante, imponiendo sus candidatos en las principales ciudades del país: Carlos Fernando Galán (Bogotá), Federico Gutiérrez (Medellín), Alejandro Éder (Cali) y Alejandro Char (Barranquilla)

En Bogotá, Galán obtuvo 1.497.596 votos (49,02%). El candidato de Gustavo Petro, Gustavo Bolívar, quedó en el tercer lugar, con 571.591 votos (el 18,71%), atrás de Juan Daniel Oviedo, con 614.233 votos (20,10%).

Así, en la capital de Colombia, donde Petro ya fue su alcalde, el gobierno de Claudia López, de Alianza Verde, que integra el Pacto Histórico, el partido de Petro, dio lugar a la entrada de la derecha de nuevo.

El eje de la campaña de la derecha fue la ineficiencia administrativa del gobierno de Petro, el primer gobierno izquierdista de la historia del país.

En Bogotá, el eje fue la construcción de la primera línea del Metro, que se encuentra en un 25% de avance de la obra. Petro intentó cambiar el trayecto para evitar el desalojo de pobladores y ofreció la ayuda del gobierno nacional para financiarla.

Al mismo tiempo y de manera generalizada, la derecha hizo una fuerte campaña sobre la seguridad, el orden y la supuesta lucha en contra de la corrupción.

Pacto Histórico había tenido algunas posiciones progresistas, como haber apoyado a la primera línea en las grandes manifestaciones nacionales que llevaron a la derrota de la derecha en las últimas elecciones nacionales; recientemente, llamó a romper relaciones diplomáticas con Israel por el genocidio que practica en Gaza.

En el reciente viaje a China, Petro buscó nuevos mercados y fuentes de financiamiento.

Con esos resultados las reformas prometidas por Petro quedan inviabilizadas.

Los colombianos en las manos del estado narcoparamilitar

En un año de gobierno, Petro apenas pudo aprobar una reforma tributaria parcial.

Con la derrota, le será muy difícil cumplir sus promesas en relación a la salud, a la educación, a las jubilaciones y pensiones, y a las leyes del trabajo. Esto ya era bastante modesto considerando que en Colombia hay nueve bases de los Estados Unidos que tienen como uno de sus objetivos principales controlar el comercio de la cocaína a partir de su principal productor y en su propio beneficio.

La nueva ola de gobiernos izquierdistas en América Latina está debilitándose y quedando para atrás, después de haber sido impuesta como bombero de la situación que la derecha había dejado.

La agudización de la mayor crisis capitalista de todos los tiempos ha llevado al dueño de América Latina, al imperialismo norteamericano, a la necesidad de apretarle las tuercas a su patio trasero mientras aumenta su política guerrerista como la principal salida a su crisis.

En Ecuador, con una política muy agresiva de terror pudieron evitar la victoria de la Revolución Ciudadana e imponer a la derecha.

En Chile, el gobierno Boric ha sido una continuidad del gobierno de Piñera y se encuentra en enorme desgaste.

En Brasil, el gobierno de frente amplio de Lula/Alckmin sigue aplicando las políticas de la derecha, con poco margen para las políticas sociales que caracterizaron los dos gobiernos Lula en la década de 2000.

En Perú, el golpe de estado en contra del gobierno de Pedro Castillo impuso un gobierno derechista y abiertamente dictatorial.

En México, donde la estabilidad social tiene importancia redoblada para el imperialismo, el gobierno de AMLO se encuentra en sus estertores, con dificultad para avanzar en cualquier reforma popular importante.Y como el común denominador tenemos el duro aprieto de nuestra región, con el avance claro del narcoparamilitarismo como política de estado, así como la preparación para el inevitable ascenso de masas que se avecina.