A los 106 años de la Revolución Rusa

La Revolución Bolchevique en Rusia, en octubre de 1917, por el viejo calendario y el 7 de noviembre por el calendario actual, fue el acontecimiento más importante del siglo XX.

Todo el panorama político cambió a partir de entonces, al igual que la dinámica de la lucha de clases global durante toda una era histórica. Ahora, a sus 106 años, es fundamental recordar y reflexionar sobre esta inmensa victoria de la clase trabajadora.

Si bien a finales del siglo XX la gestión burocrática del Estado Obrero condujo a la derrota de la Revolución y a la restauración del capitalismo en la Unión Soviética y Europa del Este, no disminuyó en nada la importancia y notoriedad de la primera Revolución Socialista, que cambió la historia de la Humanidad.

Octubre de 1917 fue, de hecho, la culminación de un proceso revolucionario que tuvo lugar en tres ocasiones en Rusia.

La primera Revolución, en 1905, fue definida como un “ensayo general”; la segunda, la Revolución de febrero de 1917, que derrocó al zarismo y la tercera, la Revolución de Octubre, cuando los trabajadores tomaron el poder mediante una exitosa insurrección armada organizada por el Partido Bolchevique.

La revolución de 1905 como “ensayo general”

En 1905, Rusia fue derrotada en la guerra contra Japón en la disputa por territorios en Corea y Manchuria.

Esta derrota desencadenó una inmensa crisis económica y social, que produjo un gran descontento entre el proletariado y el campesinado ruso.

Comenzó una huelga general y miles de trabajadores marchan hacia el Palacio de Invierno para presentar sus demandas al zar.

El zar se negó a negociar y ordenó a la policía que dispersara la manifestación. La policía abrió fuego contra los huelguistas y más de mil personas fueron asesinadas.

La Revolución de 1905 fue el “ensayo general”. Los trabajadores tuvieron una experiencia con el zarismo y perdieron toda la ilusión que tenían en el régimen. Y el principal legado de esta Revolución fue la formación del (Consejo) de Diputados Obreros de Petersburgo, que fue un embrión de un gobierno revolucionario, que organizaba la lucha de los trabajadores por medio de métodos democráticos.

La revolución de febrero de 1917

En 1917, Rusia se encontraba en un estado de penuria, con su economía destruida, debido a su participación en la Primera Guerra Mundial junto a Inglaterra y Francia, formando la Triple Entente.

El esfuerzo bélico generó mucho descontento y creció el movimiento huelguístico y el saqueo de los almacenes de alimentos en las ciudades. En el campo, el foco fueron las invasiones de tierras por parte de campesinos. Y el ejército ruso, muy desprevenido y con equipamiento obsoleto, quedó completamente desarticulado debido a las derrotas y deserciones.

En esta coyuntura, en febrero de 1917, estalló la Revolución, en una insurrección espontánea, sin rumbo claro, que derrocó al régimen zarista.

La policía, esta vez, no reprimió las movilizaciones, el zar Nicolás II abdicó y asumió un Gobierno Provisional, formado por la burguesía liberal y los socialistas reformistas.

Este Gobierno Provisional formó la base del régimen democrático burgués que surgió después de la Revolución.

También se creó el Sóviet de Diputados Obreros y Soldados, dirigido por los grupos mencheviques y socialistas revolucionarios. Los bolcheviques eran una minoría.

La mayoría de los revolucionarios en aquella épocan creía en el dogma marxista de la era de la “Revolución Burguesa”, es decir, que el poder debía entregarse a la burguesía liberal.

Pero la burguesía era débil y vacilante, no tenía base social ni capacidad para tomar el poder por sí misma. Esta situación creó lo que se llamó Poder Dual: dos poderes que coexistían simultáneamente en la sociedad: el del Gobierno Provisional y el del Soviético.

El Partido Bolchevique, aunque constituía una minoría en el Soviet, defendía que los trabajadores debían tomar el poder independientemente de la burguesía y formar un Gobierno obrero, apoyado por los campesinos.

Su propuesta de poder obrero quedó plasmada en el lema “¡Todo el poder a los soviets!”

De febrero a octubre, los bolcheviques ganaron influencia dentro del soviet debido a las consignas de agitación, que enarbolaban según diferentes circunstancias, tales como: “Pan, paz y tierra”, que resonaban con la situación de pobreza de la clase y su nivel de conciencia, y que impulsó a las masas a movilizarse.

Hacia la revolución proletaria de octubre de 1917

En julio se produjo un levantamiento prematuro de las masas en Petrogrado, que fue derrotado y favoreció un intento de golpe de Estado por parte de un sector del Ejército. Sin embargo, el intento de derrocar al soviet fracasó en gran medida debido a las acciones de los agitadores bolcheviques que influyeron en los soldados para que no obedecieran las órdenes de sus oficiales.

La derrota del golpe supuso el fortalecimiento del Partido Bolchevique, hasta el punto de obtener la mayoría en el Sóviet de Petrogrado. También en otras ciudades de Rusia los bolcheviques obtuvieron la mayoría en los soviets.

El 25 de octubre de 1917 por el viejo calendario, el Comité Militar Revolucionario del Sóviet de Petrogrado, encabezó una insurrección victoriosa.

Con la toma del Palacio de Invierno y la caída del Gobierno Provisional, asumió el poder el “Gobierno de los Sóviets”, dirigido por el Partido Bolchevique, llamado Consejo de Comisarios del Pueblo.

Fue la victoria definitiva de la Revolución. Se abrió una nueva etapa en la historia de la humanidad, la era de la Revolución Socialista Mundial.

El sistema capitalista, más que podrido, hace tiempo que se ha convertido en un obstáculo para el desarrollo de la Humanidad y arroja cada vez más a miles de seres humanos a la pobreza absoluta.

Hoy, más que nunca, la necesidad de una revolución socialista está a la orden del día.

¡Necesitamos construir la herramienta fundamental para la victoria de los trabajadores sobre la burguesía, que es el Partido Revolucionario de los Trabajadores a partir de las luchas reales de los trabajadores.