La falsa solución de los estados Israel/Palestina

Con el aumento de la fuerza de la lucha del pueblo palestino, liderado por las organizaciones de la Resistencia, y del genocidio sionista en la Faja de Gaza, varios gobiernos, encabezados por Rusia y China, volvieron a poner en pauta la solución de los dos estados, uno para los palestinos y otro para Israel sionista.

Esa política impide el avance del movimiento anti-sionista, en los mismos moldes de la lucha en contra del apartheid de África del Sur, pues oculta el verdadero carácter del régimen sionista, con su política de limpieza étnica.

Esa política es apoyada por sectores liberales dentro de Israel con una medida de seguridad que permita la sobrevivencia de Israel.

La política democrática, antiimperialista y revolucionaria justa es el desmantelamiento del estado sionista de Israel, que es un régimen de ocupación impuesto por el imperialismo para servirle como arma apuntada a la cabeza de los pueblos árabes, y, en su lugar, establecer el estado de Palestina donde tengan lugar todas las nacionalidades y cultos religiosos.

La brutalidad de los ataques promovidos por los gobiernos del primer ministro Benjamín Netanyahu en contra de los palestinos y también de los cristianos, tiene como objetivo la política sionista del Gran Israel, como él mismo lo expresó claramente en las Naciones Unidas al presentar un mapa de Israel donde Gaza y Cisjordania ya se encontraban incorporados.

La Resolución 242 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas quedó obsoleta porque el imperialismo no quiso aplicarla y porque, con el Diluvio de al-Aqsa y la fuerte Resistencia Palestina, de la Resistencia anti-sionista de la región, la posibilidad de cualquier tipo de coexistencia con los sionistas israelíes se hizo imposible.

Las condiciones actuales para aplicar la Resolución 242 y la vuelta a las fronteras de 1967 son casi imposibles.

Lo que muestra la historia de los dos estados

Antes de la fundación de Israel en 1947, la población judía en Palestina representa el 33% del total, después de tres décadas de grandes olas de inmigración de judíos desde Europa.

Asimismo, el estado de Israel ocupó el 55,5% del territorio de Palestina cuando las Naciones Unidas así lo aprobaron con apenas 33 votos a favor, 13 en contra y 10 abstenciones.

A partir de ahí los sionistas aplicaron una guerra genocida en contra de los palestinos, ahora armados hasta los dientes con las armas que les dejaron los colonizadores británicos.

Los Acuerdos de Oslo surgieron en 1990, para contener a la Primera Intifada, que había empezado en 1987, y garantizar la seguridad a Israel.

La OLP (Organización para la Liberación de Palestina) fue cómplice activa con la participación directa de Yaser Arafat.

Los sionistas usaron esa cortina de vapor no para aplicar lo acordado, sino para ampliar los asentamientos en los territorios palestinos y la limpieza étnica, hasta el punto en que hoy los colonos son más de 700 mil.