Todo apunta a que Donald Trump será el próximo presidente de los USA

Todo apunta a que Donald Trump será el próximo presidente de los USA

El porqué del ascenso de Donald Trump no tiene mucho mistério, al igual que el ascenso de Biden y su decaída todo tiene por detrás los intereses de los grandes capitales. Vamos a dar una mirada en el asunto...

Escrito pela Coordinadoria Nuestra América

El día 4 de marzo del 2024, la Corte Suprema de los Estados Unidos decidió que el principal candidato del Partido Republicano Donald Trump, podrá continuar siendo candidato en el Estado de Colorado. La decisión por unanimidad hizo caer la decisión del mayor órgano de justicia local.

De la misma manera que Trump fue controlado por la participación en el supuesto golpe de estado del 6 de enero de 2021, ahora está siendo resucitado y con fuerza.

La decisión ocurrió un día antes del llamado Súper Martes, cuando 15 estados y un territorio tendrán elecciones primarias del Partido Republicano.

Lo más probable es que la única competidora que quedó, Nikki Haley sea derrotada definitivamente.

En este contexto, caben por lo menos tres preguntas claves: 

  • El porqué del ascenso de Donald Trump 
  • El grado de democratismo de las elecciones en los Estados Unidos
  • El papel de América Latina

El porqué del ascenso de Donald Trump

Las últimas elecciones en los Estados Unidos fueron ultra manipuladas para imponer la “victoria” de los señores de la guerra del Partido Demócrata.

El “desvío” principal de los votos vinieron de los votos por correo que sumaron más de 110 millones, a lo que se sumó la enorme campaña midiática, el movimiento de los Black Life Matters y otras cositas más.

La política del Partido Demócrata fue llevar a los Estados Unidos a la guerra, principalmente en Ucrania, con el objetivo de mover la economía a partir del complejo industrial militar.

El paliativo generado a partir de la “pandemia”, con el traspaso de billones/ trillions, a los grandes carteles capitalistas, hizo estallar el endeudamiento generalizado y se agotó dos años después, con los mecanismos de la especulación financiera amenazando con un nuevo y profundo estallido capitalista. Por ejemplo, las curvas de las tasas de “remuneración” de la especulación financiera se habían invertido nuevamente; los títulos públicos rendían prácticamente lo mismo a seis meses y a 30 años.

La “salida” fue empujar a Rusia a una guerra en Ucrania para matar varios conejos con un único macetazo: romper la aproximación de Europa a China, usando como intermediario a Rusia; impedir la entrada de gas ruso barato y obligar a los europeos a comprar gas natural caro de los Estados Unidos; obligar a los europeos a aumentar el gasto militar, con compras principalmente de las empresas norteamericanas; hacer caer el gobierno Putin y dividir a Rusia en 20 países, apoderándose así de sus riquezas naturales, liquidando un competidor en el mercado de armas y fragilizando la frontera norte de China, que según declaraciones hechas por varios altos funcionarios del gobierno de los USA, representa el mayor peligro existencial de todos los tiempos, como potencia competidora.

Con las derrotas sufridas en Ucrania y más recientemente en Palestina y el Oriente Medio, los Estados Unidos pueden y precisan volver a la política de Donald Trump: fortalecerse internamente, controlar a su propia clase obrera y prepararse para una gran guerra contra China y Rusia, encabezando el bloque imperialista, y con el chantaje nuclear amenazar a los trabajadores y a los pueblos oprimidos con el holocausto generalizado si osaren luchar.

El grado de democratismo de las elecciones en los Estados Unidos

Las elecciones en los Estados Unidos son de las más manipuladas en el mundo, sin considerar las que manipulan en América Latina.

Las elecciones son indirectas. El candidato que más votos tiene en cada estado, lleva todos los representantes.

El poder económico es abrumador, principalmente con el poder de los grandes donadores y el control de las estructuras de los partidos imperialistas pelos grandes capitales.

El Partido Demócrata tiene más de 4.000 representantes. De ellos, más de 700, los Super Delegados, no son electos, sino que son indicados por la dirección del Partido que es controlada por los grandes capitalistas.

Pero a parte de los mecanismos de control ya conocidos en las últimas décadas han aumentado los mecanismos de última hora para imponer tal o cual política.

En las elecciones del 2016, Trump perdió en el voto popular para Hillary Clinton por casi 3 millones de votos.

Según el Comité Electoral del Partido Demócrata, el truco estuvo en cuatro estados donde en esa época existían urnas electrónicas. En los cuatro, en las urnas electrónicas Trump venció mientras perdía en los votos en papel. Para buen entendedor, pocas palabras bastan.

Así avanzó la política de tirar a los Estados Unidos de las guerras para fortalecerse internamente, controlar a la clase obrera por medio del fascismo trumpista, que actúa junto con las organizaciones sociales del Partido Demócrata para impedir la organización independiente de los trabajadores.

Esa política le trajo buenos resultados al control imperialista de los trabajadores, pero no impidió la escalada de la mayor crisis capitalista de todos los tiempos.

Así en el 2020, las maniobras volvieron a ser usadas para imponer al Partido Demócrata, con sus identitarios fascistas y guerreristas.

El papel de América Latina

El papel de América Latina impuesto por el imperialismo norteamericano es el de retaguardia estratégica para la guerra. 

Para aplicar esa política se hace necesario mantener la región pacificada, lo que implica en el mayor aprieto histórico sobre la región y valerse de las cartas que tiene.

El uso del fascismo bolsonarista en Brasil, del “libertario anarcocapitalista” Milei en Argentina, de la brutal represión en Perú, Chile y Ecuador, anda de la mano del uso de los restos de la “izquierda institucional” en Colombia y Brasil.

En toda la región se aplica una versión actualizada del Plan Cóndor y de la Doctrina Monroe, cuyo objetivo principal es desarticular, principalmente por medio de la fuerza bruta, a quien osa luchar contra la opresión.

El efecto colateral de esta política ha sido un ambiente casi irrespirable para las masas trabajadoras y los pueblos oprimidos.

La contención del movimiento de masas cuenta con la burocracia sindical y de las demás burocracias, pero que se encuentran cada vez más débiles y sin base de masas.

Conforme la crisis capitalista avanza, los trabajadores y los pueblos oprimidos tienden a entrar en movimiento y a pasarle por arriba a los mecanismos de contención social, lo que conlleva a la apertura de una etapa pre-revolucionaria, que inevitablemente conducirá a la formación de nuevas organizaciones de masas clasistas y revolucionarias, inclusive a la aparición de partidos revolucionarios de trabajadores.

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