El impacto de la huelga de los maquinistas de trenes en Alemania

El impacto de la huelga de los maquinistas de trenes en Alemania

ara que Alemania esté “preparada para la guerra”, el Ministro de Defensa Pistorius (socialdemócrata, SPD) exige cientos de miles de millones de euros más ¿A COSTA DE QUIENES?

El 12 de marzo de 2024 los maquinistas de trenes de Alemania entraron en huelga paralizando el 80% de las operaciones.

La reclamación central fue el rechazo al sensible empeoramiento de las condiciones de vida provocadas por los cortes salariales, el aumento de la inflación y el aumento de la carga de trabajo.

Dos cuestiones principales llaman la atención.

En primer lugar, la burocracia sindical controla el movimiento de trabajadores, pero los sindicatos únicos por sector y nacionales, también burocratizados,tienen enorme fuerza. Es por esa razón que la burguesía impone enorme presión para intentar dividirlos en la mayor parte de los países.

Los burócratas del sectorial Sindicato Alemán de Maquinistas (GDL), el principal Sindicato de Ferrocarriles y Tránsito (EVG), así como lo hacen los burócratas de los funcionarios públicos Verdi, 

respalda la política pro guerra del gobierno. El GDL convocó su séptima huelga de advertencia, pero evita organizar una lucha fuerte rumbo a una gran huelga general; el objetivo es generar el desgaste del espíritu de lucha de los trabajadores.

El presidente del GDL, Claus Weselsky, miembro de la Unión Demócrata Cristiana (CDU), el mismo partido de la ex canciller Angela Merkel, está de acuerdo con el gobierno, en que los costos del fortalecimiento militar deben pagarse mediante recortes en los salarios y el gasto social, y mayores niveles de explotación. 

En segundo lugar, la situación en el imperialismo europeo se ha desestabilizado mucho bajo el impacto de la mayor crisis capitalista de todos los tiempos.

La burguesía está decidida a imponerle a los trabajadores el costo no sólo del aumento del valor de las acciones, sino también la preparación de una nueva Guerra Mundial. 

Las potencias imperialistas una vez más persiguen sus intereses económicos y geopolíticos por medios militares en dos sentidos. Por una parte luchan por el control del mercado mundial. Por la otra avanzan en la guerra contra los trabajadores y los sectores oprimidos para descargarles el peso de su crisis.

Después de enviar enormes cantidades de armas y municiones, la OTAN ahora también quiere enviar tropas terrestres a Ucrania, lo que significa una confrontación directa con Rusia, que es una potencia nuclear. 

En el Medio Oriente, el genocidio de los palestinos apoyado por Alemania se está convirtiendo en una conflagración regional.

El peligro de una tercera guerra mundial nunca ha sido tan grande como lo es ahora, principalmente porque esa es la salida capitalista para su mayor crisis histórica.

Para que Alemania esté “preparada para la guerra”, el Ministro de Defensa Pistorius (socialdemócrata, SPD) exige cientos de miles de millones de euros más, además del “fondo especial” de 100 mil millones de euros para las Bundeswehr (Fuerzas Armadas) acordado hace dos años. La economía y la sociedad se están reorganizando para la producción de guerra.

Ésta es la razón de la actitud intransigente de la junta directiva del operador ferroviario nacional Deutsche Bahn y del gobierno federal. Quieren mostrarle a la clase obrera, a partir del ejemplo de los maquinistas, que los trabajadores tienen que apretarse el cinturón.

La lucha de clases tiende a agudizarse rumbo a enfrentamientos cada vez más abiertos. Está puesta la apertura de una situación pre revolucionaria, lo que implica la superación de las burocracias por los trabajadores y la refundación de organizaciones obreras clasistas y revolucionarias.

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