¡Volver al 1 de mayo, socialista y antiimperialista!
Español
Durante casi 140 años del levantamiento proletario histórico en Chicago en 1886, cuando los trabajadores, organizados y poderosos por una profunda conciencia de clase y sus intereses para sí mismos, en Brava y una batalla heroica contra las fuerzas capital, tuvieron sus mártires históricos asesinados por los mártires asesinados por los mártires. Fuerzas de represión de la burguesía. A partir de entonces, fue instituido por la Segunda Internacional, el primero de mayo como la fecha mundial del proletariado. Después de casi 140 años de este combate histórico de nuestra clase, nos encontramos en un período cuya característica principal es el avance de la contrarrevolución burguesa en prácticamente todos los países. Particularmente desde el final de la Unión Soviética y la caída del Muro de Berlín en el crepúsculo del siglo pasado, el capital ha sido sustentado por una vasta ofensiva económica, política e ideológica contra el proletariado y su programa científico de emancipación histórica: el marxismo. Las ideologías vulgares que predicaron el «fin de la historia»; «Emprendimiento»; identitarismo anticlassista; política y conciliación con el enemigo de la clase; la conformidad y la renuncia con el presente, marcado por el histórico «congelamiento», etc., no son más que trucos estratégicos y tácticos para el mundo burguesía y sus medios de propagar mentiras e irracionalismo, con el objetivo de enfriar la fe de los trabajadores en el socialismo y los suyos. Emancipación de los grilletes de la sociedad de clases. Brújula con los ataques económicos y sociales contra los logros históricos que el proletariado ha tomado de la burguesía en el siglo pasado en duras batallas, vemos una verdadera ofensiva ideológica y cultural por el imperialismo, apuntando a su antagonista histórico para contener sus perspectivas revolucionarias como una forma de garantizar la perpetuidad y supervivencia del régimen capitalista en su fase senil, marcada por crisis cada vez más recurrentes y a largo plazo, incluso amenazando a la humanidad misma. En todo el mundo gobernado por el modo de producción capitalista, hemos visto el desmantelamiento de los mecanismos de protección de los trabajadores. Los derechos laborales y el llamado «estado de bienestar» (donde existía) se ha suprimido radicalmente; el nivel económico y social de las clases trabajadoras en todo el mundo sigue cayendo. De hecho, ingresamos a la era de la sobreexplotación del trabajo como un fenómeno mundial. Las revoluciones tecnológicas e informáticas han creado una masa crónica de seres humanos y desempleados «superfluos» de la óptica del capital y eso ya no puede insertarse productivamente en el mundo de bienes cada vez más cómodos y fetichizados. Para esta masa humana, «spray», un verdadero ejército de reserva utilizado para degradar los salarios y las condiciones de trabajo de aquellos que aún se ponen a trabajar, la «producción» es cada vez más la represión y el exterminio malthusiano. En esta estela, la «composición orgánica del capital» como lo llamó Karl Marx, y lo conceptualizó, actúa como un péndulo real contra la tasa de ganancias del capital, obligando a sus servidores (la burguesía y sus agentes, sí, sirvientes de su criatura) para recurrir al patrón de reproducción del capitalismo mundial destructivo, salvaje e incontrolable en todo el mundo, lo que incluso pone la destrucción de la civilización tal como la conocemos como un horizonte. Con la propagación de la descomposición capitalista, el resurgimiento de las guerras de baja y alta intensidad se ha convertido en un lugar común, incluso banal. En este siglo actual, por ejemplo, tuvimos las guerras neocoloniales por parte del imperialismo contra Afganistán, Irak, Haití, Libia, Siria, Ucrania (guerra por el poder del poder del yanqui contra Rusia), Yemen, Palestina, etc. Además, los golpes estatales de nuevo tipo por la vía de revoluciones coloridas y las guerras híbridas se han vuelto constantes y varios países han sido o son víctimas de esta forma de ataque cubierto por las fuerzas imperialistas y sus títeres. La inestabilidad política promovida por la CIA contra los gobiernos populares y/o nacionalistas también es algo que avanza en este momento marcada por la crisis general del capitalismo, que requiere imperativamente en un gran capital, colonizando e imponiendo su agenda destructiva en todo el mundo: antes de su fase senil, el globo terrestre ya se ha vuelto demasiado pequeño para el capital y su carácter necesariamente expansionista. De ahí la necesidad cada vez más urgente por parte del gran capital para controlar las fuentes de energía, las materias primas, los mercados y el asalto a los estados nacionales. Una nueva división del mundo y la división mundial del trabajo está en marcha. Es un movimiento tectónico; lo que el gran capital imperialista impone a los pueblos de la periferia capitalista es una subordinación aún mayor, lo que agrava su relación crónica de dependencia y subdesarrollo. En resumen, el precio pagado por la humanidad con perpetuidad al modo de producción capitalista actual ha sido demasiado alto. El desarrollo histórico en sí mismo y las fuerzas productivas ya han establecido las condiciones objetivas necesarias para superar el régimen burgués y para la construcción del socialismo. El proletariado mundial, aunque aún confundido, disperso y tambaleante, frente a la correlación desfavorable actual, se resiste lo que puede. Desde la última década, importantes movimientos de lucha de los trabajadores en varios países se han visto en nuestra América Latina. Los trabajadores venezolanos, bolivianos, ecuatorianos, chilenos, peruanos, haitianos y colombianos, han protagonizado en los últimos años, luchas importantes y heroicas contra las fuerzas de la extrema derecha, estafadores e imperialismo en sus países. El pueblo palestino ha dado lecciones históricas a los hermanos de sus trabajadores del mundo, a través de su gigantesca resistencia armada contra los sionistas genocidas que ordenan el estado facinora de Israel y sus jefes imperialistas de la Casa Blanca. Aunque el gigantesco tributo pagado con la sangre sagrada de sus mártires, la resistencia militar palestina impone un escenario muy difícil del sionismo, incluso causando la desmoralización histórica del mundo y una crisis existencial de Israel. En África negra, su valiente gente derrotó al colonialismo francés, causando seria desmoralización y profunda crisis política dentro de esta patria imperialista en descomposición. Ejemplos de resistencia enojada de los trabajadores de Yemen y Haití, que en las condiciones más desfavorables resisten y luchan valientemente contra sus explotadores y opresores internos y el imperialismo, dejando una valiosa lección para el proletariado mundial. La condición más esencial del momento es establecer un frente internacional de las luchas de los trabajadores contra las fuerzas del imperialismo. El período histórico actual se caracteriza por la ofensiva de la burguesía y la contrarrevolución en el mundo. Es esencial que las organizaciones de vanguardia de los explotados tengan claridadsobre la correlación entre las clases antagónicas, para sacar conclusiones estratégicas y tácticas del período actual. Uno de los principales puntos a considerar en este momento es el hecho de que las fuerzas revolucionarias y vanguardistas de la clase se encuentran en una situación grave de fragmentación, división y sin protagonismo dentro de las masas. En todo el mundo. El fortalecimiento de las organizaciones de lucha dentro de cada país es un paso esencial para reanudar una agenda revolucionaria y socialista que nuevamente hegemoniza las porciones más ilustradas de los trabajadores. Por otro lado, fortalecer un bloque revolucionario internacional es, sin duda, una de las tareas más importantes del momento. En su fase de desplazamiento permanente en todo el mundo, el capital cada vez más internacionalizado puso en la defensiva cualquier estrategia o táctica puramente nacional de trabajadores. Por lo tanto, es más indispensable que nunca, organizar la lucha internacionalista. El fortalecimiento de un frente internacional antiimperialista actualmente debería ser uno de los problemas tácticos centrales del proletariado mundial y sus aliados. El grave impasse en el que vive la humanidad deja en claro que el capitalismo ha entrado en una fase de poder destructivo sin precedentes. Las salidas reformistas que buscan reformar o incluso humanizar el régimen de capital están prohibidas. La contrarrevolución «neoliberal», el aumento de las guerras y de los golpes del estado en todo el mundo, son la evidencia de esta verdad histórica. La revolución socialista es en este caso no solo de actualidad indiscutible, sino también, y lo más importante, la garantía de la supervivencia de la humanidad misma.Guerras y capital: una relación de dos vías
Los trabajadores y los pueblos oprimidos resisten
Fortalecer un polo revolucionario, internacionalista y antiimperialista
Retomar o Primeiro de Maio de luta, socialista e antiimperialista!
Portugués
Há quase 140 anos do histórico levante proletário em Chicago em 1886, quando os trabalhadores, organizados e municiados por uma profunda consciência de classe e dos seus interesses para si, em brava e heróica batalha contra as forças do capital, tiveram seus históricos mártires assassinados covardemente pelas forças de repressão da burguesia. Da qual daí em diante foi instituído pela Segunda Internacional, o Primeiro de Maio como data mundial do proletariado. Após quase 140 anos desse combate histórico de nossa classe, nos encontramos num período cuja principal característica seja o avanço da contra-revolução burguesa em praticamente todos os países. Particularmente desde o fim da União Soviética e a queda do Muro de Berlim no crepúsculo do século passado, o capital não cessou uma vasta ofensiva econômica, política e ideológica contra o proletariado e seu programa científico de emancipação histórica: o marxismo ou socialismo Científico. As ideologias vulgares que pregavam o «fim da história»; o «empreendedorismo»; o identitarismo anti-classista; o politicismo e conciliação com o inimigo de classe; o conformismo e resignação com o presente, marcado pelo «congelamento» histórico, etc., não passam de artimanhas estratégicas e táticas da burguesia mundial e seus meios de propagação de mentiras e irracionalismo, visando arrefecer a fé dos trabalhadores no socialismo e na sua própria emancipação dos grilhões da sociedade de classes. Em compasso com os ataques econômicos e sociais contra as conquistas históricas que o proletariado arrancou da burguesia no último século de duras batalhas, vemos uma verdadeira ofensiva ideológica e cultural por parte do imperialismo, visando um vasto entorpecimento de seu antagonista histórico para assim, quebrar suas perspectivas revolucionárias como forma de garantir a perenidade e sobrevida do regime capitalista em sua fase senil, marcada por crises cada vez mais recorrentes e de grande duração, ameaçando mesmo a própria humanidade. Em todo o mundo governado pelo modo de produção capitalista, temos visto o desmonte dos mecanismos de proteção dos trabalhadores. Os direitos trabalhistas e o chamado «Estado de bem estar social» (onde existiu) têm sido radicalmente suprimidos; o nível econômico e social das classes trabalhadoras em todo o mundo não param de cair. Na verdade, entramos na era da superexploração do trabalho como um fenômeno mundial. As seguidas revoluções tecnológicas e informacional criou uma massa crônica de desempregados e seres humanos «supérfluos» pela ótica do capital e que não podem mais serem inseridos produtivamente no mundo das mercadorias cada vez mais mercantilizado e fetichizado. Para essa massa humana «sobrante»–um verdadeiro exército de reserva utilizado para aviltar os salários e condições de trabalho dos que ainda labutam–a «saída» burguesa é cada vez mais a repressão e extermínio malthusiano. Nessa esteira, a chamada «composição orgânica do capital» como bem o conceituou Karl Marx, atua como um verdadeiro pêndulo contra a taxa de lucros do capital, obrigando seus servidores (a burguesia e seus agentes, sim, servidores de sua criatura) a recorrerem a um padrão de reprodução do capitalismo mundial francamente destrutivo, selvagem e incontrolável, que põe mesmo como horizonte a destruição da civilização como a conhecemos. Com o alastrar da decadência capitalista, o recrudescimento das guerras de baixa e alta intensidade, tornaram-se algo corriqueiro, mesmo banal. Neste século, por exemplo, tivemos as guerras de tipo neocolonial por parte do imperialismo contra o Afeganistão, Iraque, Haiti, Líbia, Síria, Ucrânia (guerra por procuração do imperialismo ianque contra a Rússia), Iêmen, Palestina, etc. Também os golpes de Estado de novo tipo pela vida das revoluções coloridas e guerras híbridas, têm se tornado constantes e diversos países já foram ou estão sendo vítimas dessa forma de ataque encoberto, por parte das forças imperialistas e seus fantoches. A instabilidade política promovida pela CIA contra governos populares e/ou nacionalistas também é algo que avança nessa época marcada pela crise geral do capitalismo, que exige de forma imperiosa ao grande capital, colonizar e impor sua agenda destrutiva em todo o mundo: diante de sua fase senil, o Globo terrestre já se tornou demasiado pequeno para o capital e seu caráter ontológico expansionista. Daí a necessidade cada vez mais premente por parte do grande capital em controlar com mãos de ferro as fontes energéticas, de matéria prima, os mercados e o assalto aos Estados nacionais. Uma nova redivisão do mundo e da divisão mundial do trabalho, está em andamento; em tal movimento tectônico, o que o grande capital imperialista impõe aos povos da periferia capitalista é uma ainda maior subalternidade, agravando sua crônica relação de dependência e subdesenvolvimento. Em suma, o preço pago pela humanidade com a perenidade até o presente do modo de produção capitalista tem sido alto demais. O próprio desenvolvimento histórico e das forças produtivas internacionalmente já estabeleceram as condições objetivas necessárias para a superação do regime burguês e para a construção do socialismo. O proletariado mundial embora ainda confuso, disperso e cambaleante diante da atual correlação desfavorável, resiste como pode. Vimos desde a última década importantes movimentos de luta dos trabalhadores em diversos países, sobretudo em nossa América Latina. Os trabalhadores venezuelanos, bolivianos, equatorianos, chilenos, peruanos, haitianos e colombianos por exemplo, tem protagonizado ou protagonizaram nos últimos anos, importantes e heroicas lutas contra as forças da extrema direita, das tentativas golpistas e do imperialismo em seus países. O povo palestino tem dado lições históricas a seus irmãos trabalhadores do mundo, através de sua gigantesca resistência armada contra os genocidas sionistas que comandam o facínora Estado de Israel e seus patrões imperialistas da Casa Branca. Embora o gigantesco tributo pago com o sangue sagrado de seus mártires, a resistência militar palestina impõe duríssimo revés ao sionismo, causando mesmo a desmoralização histórica mundial do Estado sionista e uma crise existencial de Israel. Na África negra, seu valente povo derrotou o colonialismo francês, causando uma séria desmoralização e crise política profunda no interior dessa pátria imperialista decadente. Os exemplos de brava resistência dos povos trabalhadores iemanita e haitiano, que nas mais desfavoráveis condições resistem e lutam bravamente contra seus exploradores e opressores internos e o imperialismo, deixa valiosa lição para o proletariado mundial. A condição mais essencial do momento, é estabelecer uma frente internacional de lutas dos trabalhadores contra as forças do imperialismo. O atual período histórico se caracteriza pela ofensiva da burguesia e pela contra-revolução no mundo. É imprescindível para as organizações de vanguarda dos explorados ter bem claro as forças que se batem, a correlação entre as classes antagônicas, para daí tirar as conclusões estratégicas e táticas do atual período. Uma das principais constatações a se considerar no momento é o fato de que as forças revolucionárias e de vanguarda da classe se encontrarem numa grave situação de fragmentação, divisão e sem protagonismo no interior das massas. E isso em todo o mundo. Fortalecer as organizações dirigentes no interior de cada país é passo essencial para a retomada de uma agenda revolucionária e socialista que volte a hegemonizar as parcelas mais esclarecidas dos trabalhadores. Por outro lado, fortalecer um bloco revolucionário e antiimperialista internacional é sem dúvida uma das tarefas mais importantes do momento. Em sua fase de deslocamento permanente pelo mundo, o capital cada vez mais internacionalizado põem na defensiva qualquer estratégia ou tática puramente nacional dos trabalhadores. Daí ser imprescindível mais do nunca, organizar o combate internacional de fila no mundo. Portanto, fortalecer uma frente internacional antiimperialista deve ser no momento uma das questões táticas centrais do proletariado mundial e seus aliados. O grave impasse em que vive a humanidade, deixa bem claro que o capitalismo entrou em uma fase de potêncial destrutivo sem precedentes. As saídas reformistas que buscam reformar ou mesmo humanizar o regime do capital, estão barradas. A contra-revolução «neoliberal», a atual escalada de guerras e golpes de Estado em todo o mundo, são as provas dessa verdade histórica. A revolução socialista é neste caso não só de uma atualidade indiscutível, como também, e mais importante, a garantia de sobrevivência da própria humanidade.As guerras e o capital: uma relação de mão dupla
Os trabalhadores e os povos oprimidos resistem
Fortalecer um pólo revolucionário e anti-imperialista internacional