¿Qué fue a hacer Biden al Oriente Medio?

¿Qué fue a hacer Biden al Oriente Medio?

El presidente de los Estados Unidos fue al Oriente Medio, principalmente a Israel y a Arabia Saudita en medio de la escalada de la guerra en Ucrania y del aumento de los vientos de la guerra en la región Asia-Pacífico, contra China.

Entre los objetivos principales están fortalecer los vínculos con los sionistas israelíes y con la oscurantista monarquía saudí. Ambos regímenes mantiene hoy buenas relaciones con la Federación Rusa.

La política del gobierno Biden es la más pro Israel de las últimas décadas. Tanto es así que abandonó cualquier fórmula de apoyo de una solución para la cuestión palestina. En la práctica, ahora el apoyo a la política tradicional del imperialismo en relación a los dos estados es meramente formal y es en la práctica es únicamente el apoyo para el estado sionista.

En relación a Arabia Saudita el objetivo es conseguir un acuerdo para que los saudíes aumenten la producción de petróleo con el objetivo de reducir la dependencia del petróleo ruso.

En relación a ambos países el objetivo pasa por distanciarlos de Rusia y de China, la formalización de las relaciones entre Israel y Arabia Saudita con el objetivo de que encabecen una alianza militar contra Irán, que este año pasará a la condición de miembro permanente de la OCS (Organización de Cooperación de Shanghái) el bloque liderado por China y Rusia.

Soplan fuertes los vientos de guerra en el Medio Oriente

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La crisis capitalista mundial impulsa el imperialismo norteamericano, que es la potencia hegemónica, a ampliar la guerra como salida capitalista para su mayor crisis histórica.

La guerra en Ucrania se probó como un semi fiasco porque no solo porque Rusia pudo lidiar con las más siete mil sanciones sino que avanza a imponerle una importante (aunque tímida) derrota a la OTAN (Organización del Atlántico Norte en Ucrania).

Al mismo tiempo, la guerra en Ucrania permitió el aumento de las actividades del complejo industrial norteamericano y aglutinar a Europa, Japón, Australia, Nueva Zelandia y Corea del Sur bajo el paraguas militar de los Estados Unidos.

El efecto colateral de la guerra ha sido el aumento de la inflación y de la crisis capitalista mundial, pero también aumentaron los controles represivos contra el movimiento de masas, más allá de la desgastada “crisis sanitaria” de la “pandemia”.

La inflación se ha vuelto galopante. En los Estados Unidos, la inflación oficial superó los 9% anuales, la mayor en los últimos 40 años, aunque la inflación real supere los 20%.

“No hay nada más revolucionario que la inflación” y es la crisis capitalista que está en la base del desarrollo del movimiento de masas que entró en un ascenso a escala mundial.

El imperialismo precisa desesperadamente de la guerra y de preferencia con componentes nucleares.

La “salida” de la guerra tiene en la base la disputa por el control del mercado mundial con otras potencias capitalistas pero también la contención de las luchas por medio de los estados de sitios y cortes marciales alimentados por medio de la propaganda guerrerista histérica.

Los vientos de la guerra soplan cada vez más fuertes amenazando la propia existencia de la Humanidad. La tarea preeminente de los verdaderos revolucionarios es enfocarse en organizar las luchas de los trabajadores y del movimiento de masas y direccionarlas a la toma del poder político.

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