La crisis capitalista y la Cuarta Revolución Industrial

La crisis capitalista y la Cuarta Revolución Industrial

El control del mercado mundial depende del control y monopolio de la tecnología, las armas, la especulación financiera y la capacidad de imponer su propia “paz”. El imperialismo yanqui ha buscado aumentar el expolio de América Latina para salvarse de su propia crisis y eso nos lleva a donde estamos hoy.

La Cuarta Revolución Industrial se entiende como el foco dado a la inteligencia artificial y a los metadatos, además de lo que sería la Tercera Revolución Industrial basada en la informática y las telecomunicaciones. En este último, el dominio estadounidense ha sido casi absoluto.

En la Cuarta Revolución Industrial, China aparece como un fuerte competidor que busca aumentar, e incluso dominar, el control del mercado mundial. El imperialismo yanqui y, en general, el imperialismo mundial, obviamente no aceptará la pérdida de este control porque eso implicaría un fuerte debilitamiento.

Ese es uno de los motivos de la guerra, aún no abierta que los Estados Unidos le han declarado a China. Contra el 5G, los microchips; la guerra en Ucrania; las sanciones, etc.

En esta etapa de la situación política, el control tecnológico se ha convertido en una condición indispensable para la supervivencia, sobre todo porque hay un claro impacto en el sistema de armas.

Desde el siglo XX, no ha tenido lugar ninguna división importante del control del mercado mundial, excepto a través de grandes y sangrientas guerras.

El aumento de las contradicciones interimperialistas se da en el contexto de la agudización de la mayor crisis capitalista de todos los tiempos, en una lucha por la supervivencia misma.

El control del mercado mundial depende del control y monopolio de la tecnología, las armas, la especulación financiera y la capacidad de imponer su propia “paz”.

El avance tecnológico va de la mano con el aumento de la pobreza, en el polo de la aplastante mayoría de la población, y la riqueza, en el polo del puñado de burgueses que nos dominan.

A medida que avanza la mayor crisis capitalista de todos los tiempos, las grandes empresas aumentan su dependencia en el control de las transferencias de recursos públicos que están en la base de la escalada de presiones inflacionarias, a pesar de la recesión, en un fenómeno que se ha denominado “estagflación”.

El capital imperialista se ha concentrado en sectores donde la rentabilidad es mayor, principalmente la especulación financiera (que se ha convertido en un componente central de las ganancias) y en el sector tecnológico.

El valor de mercado combinado de las empresas Facebook, Microsoft, Google, Netflix, Amazon y Apple pasó de US$ 1 billón a US$ 9 billones, en el contexto de la reanudación de la crisis abierta en 2008.

China y el desarrollo tecnológico

China aún mantiene un control menor sobre los componentes centrales del mercado mundial, como la tecnología, el armamento y la especulación financiera. Pero el esfuerzo por expandirse se acelera.

Es la acción de la Ley de la Reproducción Ampliada del Capital en pleno apogeo en el contexto del aumento de las contradicciones internas, como el aumento de la presión del costo de vida que impacta los precios de exportación, el aumento de la robotización y automatización de la producción, la fuerte crisis de la especulación inmobiliaria, el intento desesperado de aumentar la participación en la especulación financiera, el imperialismo torpedeando la “Nueva Ruta de la Seda” y más aún el “Made in China 2025”.

Hay una guerra en escalada contra las principales empresas chinas, la presión militar en el Mar de China Meridional y Taiwán en particular, y la guerra en Ucrania contra el principal aliado de China, Rusia.

China ha logrado mantener los precios relativamente bajos, a pesar de los aumentos especulativos de las materias primas, la energía y el transporte. El aumento de los salarios se ha controlado a través de la automatización industrial.

Debido al papel de China en el mercado manufacturero mundial, aumenta la presión sobre el aumento de la composición orgánica del capital (el uso de capital fijo en relación con la mano de obra), lo que ejerce una enorme presión sobre la obtención de ganancias.

China ha instalado hasta aproximadamente un millón de bases de banda 5G y se prevé que se duplique para el próximo año. Hay aproximadamente 6.000 redes 5G privadas, incluso en aplicaciones críticas como el Puerto de Shanghái, con la perspectiva de aumentarlas.

Ya hay vehículos públicos sin conductor. El comercio electrónico representa más del 50% del comercio en China y aproximadamente el 20% en los Estados Unidos.

Presión sobre América Latina

El aumento de las contradicciones intercapitalistas no implica, sino que presupone la existencia de acuerdos.

Por ejemplo, EE.UU. incrementó las importaciones de China en un 25 % en comparación con la situación previa a la pandemia, a 600 000 millones de dólares, equivalente a una cuarta parte de la producción manufacturera de EE.UU.

La crisis en los Estados Unidos escala con particular fuerza. A pesar de las obscenas transferencias de recursos públicos, el déficit en cuenta corriente supera el billón y medio de dólares y el déficit del Presupuesto Federal supera el 10% del PIB.

El imperialismo yanqui ha buscado aumentar el expolio de América Latina para salvarse de su propia crisis. El costo de vida, el desempleo y la inflación se han disparado en toda la región.

El imperialismo aliado con las grandes burguesías locales trata de chuparnos hasta la última gota de sangre para poder salvarse de su propia crisis.

Para ello, instalan “terceras vías” aparentemente de “izquierda” (los casos de El Salvador y Perú), colocan a los gobiernos de “izquierda” derechizados (Brasil, Chile, Colombia), aumentando la presión a todos los niveles (los casos de México, Bolivia , Argentina) y se enfrentan a los gobiernos que aún mantienen alguna autonomía (particularmente en Venezuela, Cuba y ahora Nicaragua).

La salida de la crisis suele seguir dos vías. La política del imperialismo, que implica en el despojo acelerado de los trabajadores y de los pueblos latinoamericanos, busca la escalada de represión y guerras.

La salida para los trabajadores y pueblos de América Latina sólo puede ser a través de la lucha contra la política de la burguesía y el imperialismo.

El papel de los revolucionarios es precisamente prepararse para actuar en la inevitable ascensión de las masas que habrá de ocurrir en el próximo período impulsado por la crisis capitalista.

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