Atentado terrorista en Estambul, Turquía

Atentado terrorista en Estambul, Turquía

¿Quién está por detrás? ¿A quién beneficia? El gobierno turco detuvo a más de 50 sospechosos y presentó a una joven siria como la responsable de la bomba... ¿Extraño?

El domingo 13 de noviembre de 2022, un atentado terrorista más dejó al mundo en estado de shock.

En la principal calle de peatones del centro de Estambul, fue plantada una bomba que dejó un saldo de más de cinco muertos y más de 80 heridos.

Surgen las mismas preguntas que han surgido con todos los atentados terroristas, principalmente los que han sucedido en los últimos años y más específicamente después del colapso capitalista mundial de 2008.

¿Quién está por detrás? ¿A quién beneficia?

El gobierno turco detuvo a más de 50 sospechosos y presentó a una joven siria como la responsable de la bomba. Ella tendría vínculos con los kurdos del PKK (Partido de los Trabajadores) que son calificados por el gobierno de Turquía y varios otros gobiernos, inclusive de la Unión Europea y los propios Estados Unidos, como terroristas.

Turquía es un miembro de la OTAN (Alianza del Atlántico Norte), controlada por los Estados Unidos, pero principalmente después del intento de golpe de estado contra el primer ministro Recep Tayyip Erdogan en 2016, orquestado por los Estados Unidos, se ha movido en dirección a Rusia y a China.

El golpe de estado sólo no fue bien sucedido porque la inteligencia rusa le advirtió a Erdogan sobre el golpe. De la misma manera lo había hecho con Dilma Russeff; en este caso la respuesta fue de oídos sordos.

En el año 2017, el gobierno turco le compró a Rusia, a pesar de las fuertes presiones de los Estados Unidos, el sistema anti-misiles S-400.

El impacto de la crisis mundial en el atentado

El aumento de las contradicciones intercapitalistas entre el imperialismo norteamericano, y China y sus aliados ha creado grietas en el control hegemónico del mundo, principalmente a partir de 2008.

Turquía es uno de los varios casos.

En la reunión de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS), liderada por China y Rusia, que tuvo lugar en septiembre, el gobierno turco se candidató a miembro. Ese es el principal bloque que se contrapone a la hegemonía mundial del imperialismo norteamericano.

La situación se ha vuelto aún más desesperada para el imperialismo debido a la creciente agudización de la crisis capitalista que ha llevado hasta el distanciamiento de las monarquías del Golfo Pérsico.

Arabia Saudita está en la base de los llamados “petrodólares”, que permite la imposición de dólares en el mundo, mismo sin lastro productivo, a partir de la realización del grueso de la mayor parte de las transacciones comerciales en dólares. A cambio de la venta de petróleo en dólares, los Estados Unidos le venden armas y le brindan protección militar.

Mismo así, la monarquía Saudita pasó a realizar comercio con China en monedas locales, entró como “socio de diálogo” en la OCS y quiere ingresar a los BRICS.

Los Estados Unidos emprendieron una operación de guerra para proteger sus intereses.

Le impusieron a Rusia la guerra en Ucrania. El efecto colateral fue la destrucción económica de Europa, principalmente de Alemania, buena parte de cuyo suceso descansaba en la energía rusa barata. La idea principal ha sido golpear al principal aliado de China.

Le impusieron una durísima guerra comercial a China, después de haberla declarado el enemigo más peligroso de todos los tiempos para la dominación de los Estados Unidos.

La guerra comercial va de la mano de la guerra política.

La guerra militar es la “continuación de la política por otros medios”, de acuerdo con el genio estratega militar prusiano, von Clausewitz.

¿A quién beneficia?

Los Estados Unidos precisan controlar la aproximación de Turquía con Rusia y China.

El atentado puede haber sido una provocación con el objetivo de obligar al gobierno de Erdogán a desgastarse en el aumento de los enfrentamientos con los kurdos a siete meses de las próximas elecciones presidenciales y legislativas.

El imperialismo quiere retirar a Erdogan del gobierno e imponer un gobierno pro-imperialista.

Esa política es parte del aumento del cerco de Rusia. 

La entrada de Suecia y de Finlandia en la OTAN permitiría no solo mover armas nucleares a pocos quilómetros de San Petersburgo, en países mucho más importantes que los países Bálticos, sino también convertir al Mar Báltico en un Mar de la OTAN y así cercar e inviabilizar la Flota Rusa del Báltico.

En ese caso, lo más probable es que los Estados Unidos hayan planeado el atentado por medio de la CIA, muy probablemente con la ayuda del MI6 (la CIA inglesa) y tal vez con la ayuda del Mossad (la CIA de los sionistas israelíes).

La versión del gobierno turco de que el atentado podría haber sido obra del PKK parece muy poco probable.

El último atentado hecho por el PKK data de 2016. Ahora el PKK controla Rojava, el territorio del norte de Siria habitado principalmente por kurdos, teniendo como socio al imperialismo norteamericano, que se aprovecha de la situación para controlar parte de la región y para robar el petróleo sirio.

El gobierno turco le exigió a los gobiernos de Finlandia y Suecia la extradición de militantes del PKK y la declaración de la organización como terrorista como condición para aprobarles la entrada a la OTAN.

Lo más probable es que el PKK haya intentado mantenerse quieto en esta etapa.

Al mismo tiempo, el atentado le da más fuerza al gobierno Erdogan para presionar a Suecia y a Finlandia en relación al PKK y también para dificultar su entrada en la OTAN en contra de Rusia.

En la actualidad, los negocios entre Turquía y Rusia han crecido mucho y Rusia es el pilar de una de las principales políticas del gobierno Erdogan, convertir a Turquía en un grande hub (punto intermediario) para la venta de gas, principalmente a Europa.

El atentado también le ofrece al gobierno Erdogan una oportunidad única para el control de los kurdos en las elecciones de junio del próximo año, en la cual obviamente serán usados por los Estados Unidos contra Erdogan.

La crisis capitalista, y los trabajadores y pueblos oprimidos

El capitalismo en crisis no tiene ningún problema en usar cualquier método para imponer sus intereses en contra de los trabajadores y de los pueblos.

La agresividad ha aumentado exponencialmente desde 2008 y principalmente, desde 2019 cuando las políticas militares para contener el estallido de un nuevo colapso capitalista han pasado al primer plano.

Los ataques del capital contra las masas empezaron a ponerlas en movimiento nuevamente. Esto es muy evidente en Europa.

La crisis avanza sin parar. Los volúmenes de capitales ficticios son cada vez más obscenos. El capitalismo no puede funcionar así de manera más o menos normal; el papel de las crisis es justamente limpiar el terreno para nuevos ciclos de reproducción del capital.

Como el capital ficticio/ especulativo está vinculado hasta el tuétano a las ganancias de las grandes empresas capitalistas, se ha vuelto muy difícil limpiarlo/ quemarlo, sin provocar gigantescas conmociones sociales.

Por esa razón, la “salida” actual del capitalismo para su mayor crisis de todos los tiempos es la guerra, rumbo a una guerra nuclear.

La salida de los trabajadores y de los pueblos oprimidos es levantarse contra el capital por sus propios intereses.

El deber de los verdaderos revolucionarios es organizar la lucha de los trabajadores y las masas que inevitablemente, y bajo la sofocante presión del capital, están entrando en movimiento. 

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