Más allá de las disculpas de Holanda por la esclavitud

Más allá de las disculpas de Holanda por la esclavitud

El primer ministro de los Países Bajos, Mark Rutte, se disculpó por su país haber contribuido con la esclavitud en el pasado. Pero, ¿qué pasa con el presente?

El primer ministro de los Países Bajos, Mark Rutte, presentó disculpas oficiales en nombre del gobierno por el papel que el país cumplió en la esclavitud, que calificó como crimen contra de la Humanidad.

“Hoy me disculpo en nombre del gobierno neerlandés por las acciones del Estado en el pasado”.

“A título póstumo a todos los esclavos del mundo que sufrieron de este acto. A sus hijas e hijos y a toda su descendencia”.

“Nosotros, viviendo en el aquí y ahora, sólo podemos reconocer y condenar la esclavitud en los términos más claros como un crimen contra la humanidad”.

De hecho, la esclavitud estuvo en la base de la “Edad de Oro” del Imperio Holandés, en los siglos XVI y XVII.

La holandesa Compañía de las Indias Orientales operaba el enorme comercio de esclavos en sus colonias, como Surinam, la isla caribeña de Curazao, Sudáfrica e Indonesia, donde tenía su sede en el siglo XVII.

El capitalismo no existiría sin la esclavitud

Las palabras se las lleva el viento. Y éstas más parecen lágrimas de cocodrilo.

Sin la esclavitud, principalmente de decenas de millones de negros africanos, el capitalismo no sería hoy lo que es.

El capitalismo naciente que había formado el mercado mundial con el descubrimiento de América, precisaba de mano de obra barata para avanzar.

Los propios holandeses, ¿cómo se convirtieron en un gran imperio?

Lo hicieron a partir de la invasión del Nordeste de Brasil en el siglo XVI, aprovechándose de la debilidad de Portugal, después de haber sido dominado (durante 70 años) por el Reino de España, controlado por Castilla, con quien Holanda se encontraba en guerra.

Holanda en los 24 años que pasó en Brasil aprendió el ciclo de la caña de azúcar que era un gran emprendimiento capitalista. Lo llevó a sus colonias y lo extendió a las colonias inglesas en el Caribe. Para eso precisaba de los esclavos, sin quienes este negocio, que era uno de los más lucrativos en su época, habría sido imposible.

Los propios Estados Unidos no solo se beneficiaron sino que está en la base de su suceso el comercio que las nueve colonias hicieron con las islas holandesas e inglesas del Caribe. Mientras estas se dedicaban a la caña de azúcar, con sus «pobrecitos» esclavos, los norteamericanos le vendían comida e infraestructura para su producción, lo que les permitió un crecimiento explosivo.

Sin ese lucrativo comercio, las potencias de hoy, incluido los propios Estados Unidos, no serían lo que son hoy.

Y más allá de las lágrimas de cocodrilo, hoy en día las propias Naciones Unidas calculan que hay más de 350 millones de trabajadores que trabajan en condiciones análogas a la esclavitud.

Eso sin contar que según las propias Naciones Unidas, mil millones de personas viven con menos de US$1 por día, dos mil millones con menos de US$2 y cinco mil millones con menos de US$5.

El capitalismo, que ya representó un gran avance para la Humanidad, está vinculado a las ganancias a cualquier costo, a la explotación brutal de la mayoría como condición para seguir existiendo. Hoy representa una brutal y obscena contención para el desarrollo de la Humanidad. 

Al mismo tiempo, es ese funcionamiento que le es intrínseco, lo que pone en movimiento a su sepulturero, a los trabajadores en lucha.

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