¿Qué tienen en común la Resistencia Palestina y la Ofensiva Tet vietnamita?

La Ofensiva del Tet tuvo lugar el 30 de enero de 1968, coincidiendo con la celebración del Año Nuevo Lunar vietnamita, conocido como Tet. 

Fue una serie de ataques sorpresa lanzados por el Viet Cong (Frente de Liberación Nacional de Vietnam del Sur) y el Ejército de Vietnam del Norte contra las fuerzas estadounidenses y del Sur de Vietnam durante la «Guerra de Vietnam», cuando la propaganda de guerra del imperialismo gritaba a los cuatro vientos que los vietnamitas estaban derrotados. La estabilización costaba enormes recursos.

Según los datos oficiales había en ese momento alrededor de 536,100 soldados norteamericanos desplegados en Vietnam del Sur, junto con unos ochenta mil soldados de países aliados, como Corea del Sur, Australia, Nueva Zelanda, Tailandia y Filipinas. Corea del Sur desplegó alrededor de 50,000 soldados. Con los mercenarios se calcula que el número se duplicaba.

Había más de 800 bases militares «inexpugnables» en Vietnam del Sur, equipadas con todo tipo de armas, menos la bomba atómica.

Las tropas de Vietnam del Sur sumaban casi 400 mil soldados.

El impacto de la Ofensiva Tet

En términos militares, la ofensiva inicialmente tomó por sorpresa a las fuerzas estadounidenses y del Sur de Vietnam, pero fue controlada; no logró tomar el control de las ciudades clave y resultó en la muerte de decenas de miles de combatientes.

Sin embargo, el impacto político mundial fue gigantesco y marcó el inicio de la victoria de Vietnam.

La sorpresa y la magnitud de los ataques socavaron la confianza en la estrategia estadounidense en Vietnam, ya que se percibió como una señal de que la guerra no estaba cerca de su fin, a pesar de las afirmaciones previas del gobierno de Lyndon Johnson.

El impacto de la Ofensiva del Tet impactó el ascenso de masas en Estados Unidos con el fortalecimiento de los movimientos por la paz y en contra de la agresión imperialista, y la lucha del movimiento negro con grupos de izquierda revolucionaria, como los Panteras Negras, y otros movimientos sociales.

La Ofensiva Tet estuvo en el impulso de la lucha de masas en el Mayo Francés de 1968 que tuvo enormes repercusiones en América Latina, principalmente en México, los países del Cono Sur y Brasil.

En ese contexto sucedió el Cordobazo en Argentina, en 1969, y junto con el impacto generado por la Revolución Cubana de 1959, el movimiento de masas entró en ascenso, que se acentuó con la crisis capitalista mundial de 1974 y solo fue contenido por medio de las políticas llamadas “neoliberales” a partir de los años de 1980.

El factor detonante de la crisis de 1974 fue la Guerra de Yom Kippur de 1971, pero la Guerra de Vietnam había desestabilizado el imperialismo a tal nivel que en Agosto de ese año el presidente Richard Nixon fue obligado a acabar con el pacto de Bretton Woods de 1944, decretando el fin de la convertibilidad del dólar al oro.

Como lo dijo el gran teórico militar prusiano von Clausewitz, la guerra es apenas la continuación de la política por otros medios.

Los trabajadores y los pueblos deben aprovechar todas las oportunidades para debilitar a los explotadores, principalmente al imperialismo, y avanzar en la tarea histórica de derrotar al capitalismo mundial, por la sociedad socialista, donde la explotación no tenga lugar.

El impacto mundial de la lucha Palestina

La Operación Diluvio de al-Aqsa provocó un ascenso del movimiento de masas en un gran número de países, incluyendo los principales centros del imperialismo mundial.

Las enormes manifestaciones en apoyo al pueblo palestino y el rechazo a la agresión sionista e imperialista marca la apertura de un período pre revolucionario.

El sistema capitalista mundial enfrenta su mayor crisis histórica, como continuidad de la crisis del 2008 que aún no se cerró.

Es la crisis lo que ha puesto en movimiento a los trabajadores y a las masas con sus mayores luchas en varias décadas, en varios países.

El imperialismo norteamericano y el europeo, en primer lugar, se contorsionan para salir de su crisis por medio de guerras cada vez más sangrientas, donde el genocidio de pueblos enteros ni siquiera les inmuta. Su apoyo incondicional a la masacre promovida por los sionistas israelíes genera un enorme desgaste a su política de dominio, debilitando las ilusiones en la “democracia” capitalista.

Las contradicciones intercapitalistas se agudizan y queda muy claro que las potencias dominantes actuales no están dispuestas a abandonar su dominio y que pueden llevar al mundo a una guerra nuclear antes de perderlo.

La Resistencia Palestina nos muestra que un pequeño pueblo, totalmente cercado puede enfrentar a los mayores ejércitos agresores y derrotarlos si consigue aumentar la lucha de los pueblos de los países agresores.

Es una tarea central fortalecer la lucha antiimperialista y específicamente la lucha del pueblo palestino.

El movimiento de masas genuino que se está generando debe ser expandido y direccionado en contra de la raíz del problema, el capitalismo. Los revolucionarios y los luchadores sociales debemos apoyar con energía la lucha del pueblo palestino y buscar unirla con las luchas de los trabajadores.

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