El verdadero sentido de la entrevista de Tucker Carlson a Vladimir Putin

El verdadero sentido de la entrevista de Tucker Carlson a Vladimir Putin

La gota de agua fue la explosión del Nord Stream 2, que llevaba gas desde Rusia a Alemania, con la acusación explícita de Putin de que fue una operación de la CIA.

La entrevista concedida por el presidente de la Federación Rusa, Vladimir Putin, al periodista estadounidense, Tucker Carlson, que es un apoyador del Partido Republicano, tuvo como objetivo principal influenciar la situación política mundial, con las elecciones norteamericanas como eje central. Al mismo tiempo, Putin expuso el verdadero carácter de Rusia hoy.

Los gobiernos liderados por Putin desde la década de 1990 intentaron no sólo la aproximación sino también la integración al sistema capitalista mundial, bajo la tutela del imperialismo norteamericano.

Durante el gobierno de Bill Clinton, Putin llegó a sondarlo sobre la posibilidad de Rusia entrar en la OTAN [Organización del Atlántico Norte], lo que no sucedió por las propias contradicciones al interior del bloque imperialista.

Hasta el colapso capitalista del 2008, los principales negocios de Rusia eran con Europa y los Estados Unidos, a pesar del avance de la OTAN sobre las fronteras rusas, incorporando a los ex miembros de la antigua Unión Soviética. Las relaciones entre Rusia y China aún eran débiles.

No fue por acaso que en agosto del 2008, Rusia invadió Georgia, cuando el imperialismo intentaba también incorporarla a la OTAN junto con Armenia.

En abril de aquel año, en la 20a Reunión Cumbre de la OTAN, realizada en Bucarest, Rusia, representada por Vladimir Putin, participó como un integrante del G8. En su discurso, acusó al aumento de la presión de la OTAN, que le había prometido a Mijail Gorbatchev, antes de la disolución de la URSS, que no se expandiría sobre Rusia, como si el imperialismo cumpliera sus promesas y no buscara mantener y expandir su dominación del mercado mundial a cualquier costo.

El gran cambio de Rusia

Rusia se fue fortaleciendo en la década de 2000, a partir del direccionamiento del país a la exportación de petróleo y gas en primer lugar, y de armas, centrales nucleares y otras materias primas en segundo lugar.

Las tendencias nacionalistas y el alejamiento del imperialismo se fortalecían.

Cuando los negocios con los Estados Unidos decayeron después del 2008, el distanciamiento del imperialismo y la aproximación con China se desarrolló de manera directamente proporcional al aumento de la agresividad del imperialismo.

El segundo gran divisor de aguas fue el golpe de estado del Maidán, en Ucrania, en 2014, cuando el gobierno liderado por Yanukovich, que tenía proximidad con los rusos, fue depuesto por un golpe operado por grupos nazifascistas financiados por los Estados Unidos, con el apoyo de Alemania, Inglaterra y Francia.

El objetivo era incorporar Ucrania no sólo a la Unión Europa, lo que podría ser aceptado por el gobierno ruso, sino también a la OTAN.

Esto era una línea roja para los rusos que nunca podrían aceptarlo por las razones históricas explicadas por Putin en la entrevista y por el peligro de tener misiles nucleares apuntados para Moscú a 400 km.

El gobierno ruso pasó a apoyar a los rebeldes rusófonos del Donbas y promovió la incorporación de Crimea, que había sido cedida por Nikita Kruschev a Ucrania en 1954.

Mismo así las relaciones comerciales con la Unión Europea siguieron fuertes, principalmente con Alemania, durante los gobiernos liderados por la canciller Angela Merkel.

Con la escalada de la crisis que se había abierto en el 2008, las contradicciones inter capitalistas siguieron creciendo.

Para contener la sensible caída de las ganancias de sus carteles, los Estados Unidos se valieron de la “pandemia”, cuando bajo de verdaderos estados de sitio y una brutal campaña de terror le pasaron a los grandes capitalistas sumas formidables, llevando las deudas públicas y el endeudamiento generalizado a las nubes.

Cuando la política de la “pandemia” estaba agotándose y llevando a una nueva sensible caída de las ganancias, Rusia fue empujada a la guerra en Ucrania, por medio de una secuencia de provocación que incluían la entrada de Ucrania en la OTAN y el desarrollo de armas atómicas, y el duro bombardeo con artillería pesada del Donbas.

La secuencia de nuevos engaños de Rusia por el imperialismo

Conforme lo revelaron el año pasado Angela Merkel y el ex primer ministro francés François Hollande, el imperialismo usó los acuerdos de Minsk para ganar tiempo y armar a Ucrania hasta los dientes y prepararla para una guerra contra Rusia.

Esos acuerdos tenían como ejes la neutralidad de Ucrania que no entraría en la OTAN y el Donbas como parte de Ucrania, con la autonomía que Crimea había tenido antes de separarse.

Cuando Rusia empezó con la llamada Operación Militar Especial en Ucrania, se realizaron conversaciones de paz en Estambul, a partir de las cuales Rusia retiró el cerco de Kiev.

El ex primer ministro británico Johnson, apareció en Kiev y le prometió a Zelensky ayuda militar y económica ilimitada, con lo cual acabaron las conversaciones en Estambul.

La gota de agua fue la explosión del Nord Stream 2, que llevaba gas desde Rusia a Alemania, con la acusación explícita de Putin de que fue una operación de la CIA.

Rusia en el contexto político actual

La agresividad del imperialismo contra Rusia tiene como objetivo debilitar al principal aliado de la principal potencia enemiga, China, que le amenaza el control del mercado mundial.

Nunca hasta ahora ningún reparto del mercado mundial ha sucedido a no ser por medio de grandes guerras.

Rusia es una potencia regional que se desarrolla en la dirección de convertirse en una potencia imperialista, lo que es enfrentado por el imperialismo, pero su principal fuente de poder radica en dos ejes: armas modernas y energía.

China ya es la principal potencia regional que enfrenta al imperialismo de igual a igual en Asia y en África, en conjunto con Rusia.

Pero los Estados Unidos no sólo son la principal potencia imperialista mundial sino que controlan a todas las demás potencias imperialistas, como Europa y Japón.

Los Estados Unidos pueden estar estructuralmente débiles para enfrentar guerras convencionales, como la práctica lo ha demostrado, pero es una superpotencia con capacidad de proyectar su poderío en todo el mundo. Y seguramente no dudará un único segundo en irse a una guerra nuclear si esa es la única solución para no perder su hegemonía.

La única fuerza capaz de evitar una guerra mundial, que sólo puede ser nuclear, son los trabajadores y los pueblos oprimidos en lucha.

Para enfrentar la creciente presión del imperialismo, el gobierno ruso se ha visto obligado a apoyar movimientos nacionalistas en varios países de África, indirectamente a apoyar a los palestinos, a aumentar los acuerdos estratégicos con la Corea del Norte, Irán, China e India; incluso fortaleciendo los BRICS y otros mecanismos para desestructurar la aproximación existente entre el imperialismo y las monarquías del Golfo Pérsico, por ejemplo. En América Latina, fortaleció sus relaciones con Nicaragua, Cuba y Venezuela.

El imperialismo fortaleció su actuación en el Cáucaso, principalmente en Armenia, en Mongolia, otro aliado próximo tanto de Rusia como de China, y en algunas de las repúblicas del centro de Asia.

Todo eso sería impensable si no fuera la agudización de la mayor crisis capitalista de todos los tiempos. Es la política del sálvese quien pueda.

El mundo avanza rápidamente rumbo a un nuevo y gigantesco estallido que provocará un gran levante de masas inevitablemente. 

El imperialismo busca una salida en la guerra contrarrevolucionaria; pero esta anda de la mano de la revolución.

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