Canadá, un liberalismo muy conservador

Canadá, un liberalismo muy conservador

El “sueño canadiense” tiene los días contados, al igual que todos los demás “sueños” capitalistas, a escala mundial. Apuestan al TPP11 para salida de lo inevitable, la profundización de la crisis del capital.

El gobierno liderado por Justin Trudeau subió con la victoria del Partido Liberal, en las elecciones que se llevaron a cabo el 19 de octubre de 2015, sobre el partido conservador, liderado por el primer ministro Stephen Harper, luego de haber permanecido en el poder por más de una década.

El Partido Liberal, encabezado por Justin Trudeau, obtuvo el 40% de los votos y 184 escaños en el Congreso. El Partido Conservador obtuvo 99 escaños y el Partido Nuevo Democrático, de centroizquierda, 44 escaños. Hubo una campaña gigantesca para evitar que la situación electoral se volcara más hacia la izquierda. El Nuevo Partido Democrático se basa en los sindicatos; es una especie de Partido Laborista Británico.

En 2008, una maniobra impulsada por el gobierno de derecha impidió una moción de censura que llevaría a un gobierno formado sobre la alianza de los dos principales partidos de la oposición.

El nuevo gobierno fue elegido y desde entonces todas las elecciones se han celebrado bajo la presión del descontento popular debido a la agudización de la crisis capitalista y de la política exterior cada vez más reaccionaria y sometida a los intereses del imperialismo norteamericano.

Las promesas de revisar y cambiar las políticas relacionadas con la seguridad interna, las relaciones exteriores y el intento de diversificar la economía más allá de los hidrocarburos, sólo fueron llevadas a cabo en el sentido del aprieto del régimen político.

Canadá y Estados Unidos: una historia casi de amor

La economía canadiense enfrenta serias dificultades por la dependencia de su vecino, Estados Unidos, y de las materias primas energéticas, que han visto caer sus precios en el último período y que tienen altos costos de producción.

El intento de aumentar el flujo hacia Estados Unidos a través del oleoducto Keystone XL ha enfrentado serias resistencias debido a la producción local de gas y petróleo a partir de esquisto. El gobierno Biden lo acabó cancelando en enero del 2021.

La disputa por el mercado mundial ha sido cada vez más difícil, incluso por tratarse de una potencia imperialista menor y de segunda. Una de las apuestas ha sido la Alianza Transpacífica (TPP), a la que se opone el Partido Nuevo Democrático.

Aunque los Estados Unidos se retiraron del TPP, esta alianza representa en lo fundamental un instrumento para que los monopolios estadounidenses ahorren ganancias frente a la creciente presión de las potencias regionales, en particular China, a favor de los acuerdos de libre comercio. El problema es que la esencia de la crisis permanece, ya que es una crisis de sobreproducción.

La política de la administración Harper se caracterizó por un claro alineamiento con el gobierno estadounidense, fundamentalmente alineado con la derecha. Canadá participó en las aventuras militares del imperialismo estadounidense en Afganistán, Libia, Irak, Ucrania y los países bálticos. La participación en el asedio contra Rusia y China fueron componentes centrales del gobierno.

La nueva administración Trudeau comenzó en línea con la política actual de la Administración Obama y representó un cierto contrapeso al ascenso de la derecha en Estados Unidos. Pero rápidamente se adaptó a la política del gobierno Trump y ahora se puso al servicio de la política del gobierno Biden.

En otras palabras, Canadá hace en lo fundamental lo que el imperialismo norteamericano ordena. Nada muy distinto que lo que hacen los otros dos “hermanos” de los llamados “cinco ojos” anglosajones, Australia y Nueva Zelanda. En el caso de Inglaterra la relación es relativamente más compleja porque ésta mantiene un margen de maniobra un poco mayor.

EN EL OJO DEL HURACÁN DE LA CRISIS CAPITALISTA

La caída de los precios de la energía empujó a Canadá a la recesión no solo en el sector energético, sino también en la construcción y la producción industrial.

La crisis aún no ha afectado completamente a la población debido a que el sector servicios emplea al 80% de los trabajadores. Pero el presupuesto público se ha visto cada vez más afectado.

La economía de Canadá funciona como un apéndice de los Estados Unidos y se ha visto muy impactada por la recesión. Esto sucede tanto en provincias que viven de la explotación de los recursos naturales, destinados casi en su totalidad a Estados Unidos, como Alberta, como en regiones industriales, como Ontario y Quebec.

Los intentos de diversificación son tímidos y no han ido mucho más allá del proyecto de crear una base para la exportación de gas natural licuado frente a las costas del Océano Pacífico.

La crisis en Canadá ha llevado al país a una destrucción ambiental acelerada para asegurar la “competitividad”.

El costo de producción a partir de arenas asfálticas es superior a los US$ 50, muy superior al costo actual de explotación de petróleo en casi cualquier otro lugar, lo que llevó a métodos muy depredadores.

El gobierno Liberal se comprometió a revisar los proyectos y adoptar medidas, pero quedó lejos de hacerlo. Hasta qué punto esto será posible sin “afectar” las ganancias es otra historia.

Lo que se ha vuelto cada vez más recurrente en la prensa canadiense es la falta de competitividad debido a los altos salarios. Crece la presión de los monopolios por la “solución final”, por los ataques masivos contra los trabajadores, de la misma manera que se está haciendo en Europa

El “sueño canadiense” tiene los días contados, al igual que todos los demás “sueños” capitalistas, a escala mundial.

Los ataques de la burguesía y la caída de las condiciones de vida de las masas está en la base de la escalada de la lucha de clases también en la “burbujita” llamada Canadá, o Australia o Nueva Zelandia.

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