El macabro impase en la guerra en Ucrania

Publicado en conjunto con: sakerlatam

La guerra en Ucrania le fue impuesta a Rusia por el imperialismo norteamericano a inicio de 2022, cuando la crisis capitalista mundial estaba nuevamente próxima a un gran estallido.

Después de casi un año de guerra, la fuerzas armadas de Ucrania se encuentran en situación muy difícil, con derrotas a lo largo de toda la línea de frente: en Kupiansk, en Marinka, en Peski, en Soledar os ucranianos fueron derrotados y los rusos avanzan sobre la “fortaleza” de Bakhmut, también conocida como Artyomovsk.

Aquí las pérdidas son tan grandes que ahora el gobierno de Ucrania no tiene reservas para avanzar para la prometida contraofensiva, supeditada por el gobierno ucraniano a la entrega de fuerte ayuda militar extra por el imperialismo.

Según el coronel retirado del Ejército de los Estados Unidos Douglas McGregor, Ucrania contaba con 14 brigadas con cuatro mil soldados cada una. Ahora solo restan dos de ellas en la ciudad. Y lo peor es que las pérdidas humanas son enormes. Esas brigadas perdieron el 70% de sus soldados.

El número de soldados total del Ejército de Ucrania sería de máximo 150 mil soldados, con capacidad de combate.

Debido a las grandes pérdidas sufridas por sus oficiales y suboficiales, las nuevas formaciones disponen de reclutas sin entrenamiento o experiencia militar.

¿150 vehículos de combate resuelven el problema ucraniano (y de la OTAN)?

La OTAN (Alianza del Atlántico Norte) está organizando el envío de carros de combate Leopard para que el Ejército de Ucrania pueda emprender una ofensiva en contra de Rusia.

Ucrania empezó la guerra con 158 carros de combate, como los T102 y los T72. Aunque de calidad inferior, es muy difícil que con 14 carros de combate Challenger y algunas decenas de Leopards la situación militar y política cambie.

En este momento, por ejemplo, en la situación militar de Soledar, República de Donetsk, hay dos brigadas blindadas ucranianas, la 17ª. y la 4ª.

Cien vehículos de combates apenas representan dos grupos/ escuadrones o batallones de vehículos blindados, que ni siquiera representan una brigada.

Alemania por ejemplo tiene apenas 245 vehículos de combate, siendo que al inicio de Úrsula van der Leyen al frente del Ministerio de la Defensa Alemán (2013-2019) tenía más de dos mil. Esa es la razón por la cual Alemania decidió no enviarle ninguno a Ucrania.

Holanda no tiene ningún vehículo de combate.

Gran Bretaña tiene sólo 225 Challengers.

Rusia empezó la Operación Especial en Ucrania con 2840 vehículos de combate. Y ahora está añadiendo 800 más.

Recientemente, la propaganda de la gran prensa burguesa, que actúa al servicio de la política de PSYOP (operaciones psicológicas de guerra), era que con el envío de los sistemas de defensa aérea Patriot la situación cambiaría en beneficio de Ucrania. Un poco antes, habían sido los drones turcos Bayraktar.

El problema es que el Ejército de Ucrania está muy debilitado; ha sufrido muy fuertes pérdidas.

Las armas sólo pueden funcionar como un accesorio y dependen de varios factores, como logística, mantenimiento, entrenamiento y principalmente los factores políticos.

La guerra, en las palabras del estratega militar prusiano von Clausewitz, es la continuidad de la política por otros medios.

Los principales factores del impase de la guerra en Ucrania

El conflicto militar en Ucrania es entre Rusia y la OTAN. Los ucranianos sólo funcionan como proxies del imperialismo.

Pensar que con una centena de vehículos de combate o mismo con algunos misiles de más largo alcance Ucrania puede ganar, es un grave engaño.

Rusia es una potencia nuclear y no puede aceptar ser derrotada.

El imperialismo norteamericano tampoco puede aceptar una derrota en Ucrania.

La caída de Soledar y Bakhmut pueden obligar a que las líneas defensivas ucranianas sean retrocedidas.

El gobierno ruso no busca conquistar Ucrania porque sabe que se pondría frontalmente en contra de la OTAN.

El gobierno ruso busca conquistar completamente los cuatro Oblasts recientemente incorporados a la Federación Rusa, Donetsk, Lugansk, Kherson y Zaporizhia. A lo máximo que podría avanzar sería en contra de Kharkhiv y Odessa, donde la población es mayoritariamente rusa.

En el caso de Odessa, habría la ventaja de la unión con el pequeño enclave de Transnitria (ubicado entre Moldavia y Ucrania.

Mismo la caída de Odessa, Kharkhiv y mismo de Kiev, obligarían al imperialismo a avanzar a la invasión del oriente de Ucrania por medio de Polonia y quizás por medio de Hungría.

Al mismo tiempo, sería organizada la guerra de guerrillas en estilo mucho más contundente que lo que fue en Afganistán.

Rusia es una superpotencia nuclear, pero es una potencia económica relativamente débil; su PBI es similar al de Australia.

Es por esa razón que su guerra es defensiva contra la agresión imperialista, lo que es normal para una potencia regional.

La política de China ha sido de mantener una cierta distancia de Rusia, a pesar de los acuerdos, para no entrar en conflicto frontal con el imperialismo norteamericano. Esto llevó a la aproximación del gobierno ruso con la India, como un punto de equilibrio para mantener su propia situación.

El desenlace más probable de este conflicto es que sea una especie de impase o mismo un armisticio, que le permita a Rusia defenderse de las amenazas directas de la OTAN.

El imperialismo quiere aumentar su política militarista en Europa (para lo cual necesita mantenerla en conflicto permanente con Rusia y fuertemente controlada) y extenderla a otras regiones, como el Mar del Sur de China y el Oriente Medio, pero evitando una guerra en dos frentes al mismo tiempo.

El imperialismo precisa de la guerra debido a la agudización de su mayor crisis de todos los tiempos.

Los pueblos y las naciones que se oponen al imperialismo tienen el deber de oponerse con energía a esta política genocida.