¿Cuál es la situación en Francia? ¿Y cuál es el impacto sobre Europa, América Latina y el mundo?

La paralización del 31 de enero de 2023 fue tan grande o aún mayor que la del 19 de enero en Francia.

El rechazo del aumento de la edad de la jubilación es general, a lo que se le suma el aumento galopante de la inflación.

Los alimentos sufrieron aumentos de más del 12%. Los precios de los combustibles y del gas son astronómicos.

Los aumentos de salarios son ridículos. En el mejor de los casos han llegado a 4%, mientras el desempleo se ha transformado en un fantasma de los trabajadores.

Las condiciones de vida y de trabajo son cada vez peores. Los servicios públicos son cada vez más precarios. Las tercerizaciones de los empleos son la norma.

El ataque frontal en contra de las pensiones representa el punto final para liquidar con el llamado “bienestar social” con el que la burguesía francesa contuvo las luchas después de la Segunda Guerra Mundial y después del gran levante obrero y estudiantil de 1968.

Esa política tiene por detrás la agudización de la mayor crisis capitalista de todos los tiempos. Las tasas de ganancias siguen cayendo de manera estrepitosa y las clases dominantes quieren que los trabajadores paguen el pato.

Para el presupuesto militar y la guerra en Ucrania no hay austeridad.

El presupuesto militar ha sido aumentado en 25% en los últimos siete años, pasando de 300 mil millones de euros para 413 mil millones de euros, con una parte de eso destinado a renovar el arsenal nuclear.

Viendo la política del gobierno de Ucrania, apoyado por la OTAN (Alianza del Atlántico Norte), es evidente que el gobierno francés amenaza no solo con reducir el tiempo de jubilación en dos años sino también en movilizar a los jóvenes para la guerra.

La lucha de clases se empieza a agudizar en Francia y en toda Europa como reflejo de la expansión de la crisis capitalista.

Principalmente el imperialismo norteamericano aprieta para buscar su salida para su crisis en la guerra, dada la imposibilidad de realizar algún tipo de reforma estructural como la que impuso en la década de 1980 con el llamado “neoliberalismo”.

Es evidente que las luchas actuales no son suficientes para derrotar al sistema capitalista. Falta principalmente la dirección capaz de conducir a las masas a la victoria.

Los trabajadores empiezan a despertarse del largo sueño “neoliberal” y a adquirir confianza en su fuerza, en su capacidad de lucha colectiva, en la reconstrucción de sus organizaciones clasistas, contra los capitalistas, la burguesía y su estado.

Las luchas actuales van funcionando como una escuela que le va mostrando a los oprimidos que solamente con lucha es que los opresores pueden retroceder.

Los sindicatos franceses, hicieron un calendario de movilizaciones. Es limitado, considerando que la burocracia sindical traidora controla los sindicatos. Pero ya empezaron a ser llamadas las huelgas renovables.

El surgimiento de sectores de lucha dentro de los trabajadores es la base para la reconstrucción del movimiento de trabajadores y revolucionario en Europa, en América Latina y en el mundo.

Es el papel de los verdaderos revolucionarios impulsar las movilizaciones, aprender a organizarlas y a direccionarlas.

Debemos poner nuestra energía en esta lucha, en la lucha de los trabajadores en contra del capital.

Debe resonar cada vez más fuerte el grito

¡Proletarios de todo el mundo unámonos!