¿El “marxismo” aún es válido? Una reflexión sobre el “marxismo” y el “anarquismo”

¿El “marxismo” aún es válido? Una reflexión sobre el “marxismo” y el “anarquismo”

Ciencia básica para aquellos que se cansaron de las injusticias y quieren saber realmente como cambiar las cosas.

En el contexto de los varios estallidos que han sucedido en América Latina, algunas ideas clásicas de anarquismo han vuelto a surgir.

Ellas tienen como común denominador el culto al espontaneísmo y el rechazo a la organización política como el Estado mayor de los trabajadores y las masas para conducirlas a su tarea histórica, la destrucción del estado burgués y la expropiación de los grandes capitalistas.

Así tenemos que “el Poder no nace del Partido (ni del fusil), nace de la Comunidad (común unidad), aunque sin duda necesita de la organización política (no tiene por qué ser Partido; es más, ojala no lo sea) y del fusil”.

“Entendemos la necesaria «descentralización» o «des-centralización» del pensamiento marxista clásico. Pero al mismo tiempo que necesario, y consustancial al transcurrir civilizatorio, esta «realidad liquida» al decir de Bauman, nos pone a los revolucionarios en una especie de stand by, en espera, latencia… que sin embargo drena toda posibilidad de construcción de poder no sometido -por llamarlo de alguna manera-  y ahí está el meollo.”

“En vez de «construir nueva sociedad» estamos a la espera de los «indicios».”

“Así que nada de latencias o esperas, hay que caminar y masticar chicle al mismo tiempo, mirando desde afuera, ni siquiera tenemos posibilidad de equivocarnos.”

“Es la apuesta de construcción de Poder por fuera del Capitalismo y, por tanto, fuera del Estado (en mi opinión, al menos un intento de acción revolucionaria).”

Estas consideraciones son puestas en el contexto en que el imperialismo actúa de manera ultra centralizada y con el aumento sensible de la agresividad política y militar, conforme avanza su mayor crisis histórica.

Solo el imperialismo norteamericano, que actúa como una supra policía mundial, tiene casi 900 bases militares, cuatro millones de funcionarios para romper la revolución, las telecomunicaciones totalmente intervenidas, un presupuesto militar oficial equivalente a una vez y media el PBI de Chile, sin contar los recursos no oficiales, provenientes del tráfico de drogas y otros negocios no lícitos.

¿Cuál fue la principal crítica de Marx y Lenin a los anarquistas?

La principal crítica de Marx, Lenin y otros revolucionarios a Proudhon, Kropotkin, Bakunin y otros fue que el anarquismo clásico deja de lado la organización de la lucha política, que queda así a merced del espontaneísmo.

¿Por qué? Porque de esa manera es casi imposible que el movimiento de masas supere los límites de la lucha democrática, económica, inmediata.

¿Cuál es el papel del estado mayor revolucionario?

Organizar a las masas, a partir de la agitación y la propaganda (hasta la situación insurreccional).

Marx transformó la lucha por el socialismo, que implica en una ciencia.

A él mismo no le gustaba el término “marxismo” de la misma manera que a Lenin no le gustaba el término “leninismo”. Ambos eran socialistas científicos.

Las traiciones y cooptaciones nos deben llevar a profundas reflexiones sin lugar a dudas.

Pero sin un Programa revolucionario claro, aterrizado en una Plataforma de lucha y tácticas acertadas es muy difícil cumplir un papel importante en la lucha de clases.

Y sin materializarlos en Organización, derrotar al capital mundial se torna cien veces mas difícil. Sería casi como un físico nuclear se negar a hacer uso de la Teoría de la Relatividad a la espera de que espontáneamente aparezca un milagro.

El socialismo es la superación histórica del capitalismo. Debe tener como agente una fuerza social capaz de derrotar el capital, que sólo pueden ser los trabajadores organizados.

Por lo tanto, el socialismo es una necesidad histórica y no una utopía o buenas intenciones.

¿Cuáles son los dos principios estratégicos del Socialismo Científico?

Unión de la teoría y la práctica.

Lenin dijo que han dos principios estratégicos innegociables del Socialismo Científico son: la lucha por el socialismo y la construcción del estado mayor político de los trabajadores. La amplia mayoría de los grupos de izquierda renunciaron a ambos principios.

¿Cómo se inicia el proceso de construcción del socialismo? Es con la destrucción del estado burgués, su substitución por el pueblo armado, la expropiación de los grandes capitalistas, y la planificación de la economía a servicio de la mayoría de la población.

Sólo quedarnos en discursos nos transforma en diletantes. Es como nunca salir del papel.

No orientarnos por la teoría y la lucha estratégica y táctica nos deja sin rumbo, lo que conduce a las traiciones, al oportunismo y a la derrota.

¿Qué es el socialismo?

Las observaciones anarquistas clásicas del compañero que las hizo son tan importantes y representativas que las replicamos a continuación:

“Siempre dejamos clarísimo que no entendemos Socialismo=revolucionario; incluso contraponemos Poder Popular con Socialismo (si eso nos deja como anarquistas, no-revolucionarios/as, revisionistas, o cualquier «ismo» nos da absolutamente lo mismo).”

“Pensamos que la «tarea del día» es aportar a la construcción de Movimiento Popular (y si es Revolucionario, mucho mejor)”.

Para evaluar esas afirmaciones, lo primero es entender lo que es el socialismo.

El socialismo es la expropiación de los grandes capitalistas, de los medios de producción, y la la socialización de la producción, como superación de la brutal anarquía que impera en la producción capitalista orientada a las mayores ganancias a cualquier costo.

Esa tarea histórica sólo puede se cumplida por una fuerza social capaz de derrotar a los grandes capitales y principalmente a su estado, que actúa como una cáscara represiva que defiende el orden de cosas.

Esa fuerza social es el movimiento de masas, dirigido por los trabajadores más avanzados.

Es un proceso histórico y mundial. El capital preciso ser derrotado en su corazón, en los grandes centros, a partir de las regiones periféricas para donde tiene la capacidad de desviar su crisis y de donde extrae los recursos para mantener a sus propios trabajadores pacificados.

Es la agudización de la crisis mundial, la super tensión de las leyes de funcionamiento del capitalismo, lo que pone en movimiento a los trabajadores y a las masas.

¿Las burocracias son inevitables?

“El Proceso del Poder Popular (como medio y como fin) es por fuera del Capitalismo y de su Estado (porque cuando los/as compas han accedido al Poder del Estado Burgués tratando de construir el Socialismo, se han olvidado de las masas populares y sobretodo, se han olvidado de hacer experiencias de economía bajo un nuevo modo de producción (y si no cambia el modo de producción cómo terminamos con la cultura alienada, la enajenación del trabajo y sobretodo la explotación? Entonces no le han hecho mella al Estado Capitalista, ni menos al Modo de Producción Capitalista.”

Mucho del rechazo al Socialismo Científico tiene como base la primera experiencia de poder obrero en la antigua Unión Soviética.

La Unión Soviética fue un país donde algo con olor a socialismo (pero a años luz de distancia) duró apenas 13 años, de 1928 a 1941, en un país totalmente destruido por la Guerra.

Antes de rechazar el Socialismo Científico, y en la práctica abrazar el anarquismo clásico, habría que hacer una seria evaluación de esas experiencias y vincularlas con la actualidad.

Las preguntas puestas son:

¿Qué es lo que llevó al surgimiento de esas burocracias?

¿Cuál es el papel del atraso?

¿Cómo el imperialismo ha desviado las revoluciones para los países atrasados?

¿Cuál es la situación hoy en el contexto de la mayor crisis capitalista de todos los tiempos?

El papel de los revolucionarios es construir la base política del estado mayor de los trabajadores y en el ascenso de masas, en la situación revolucionaria, buscar fundirse con él.

El primer deber de los revolucionarios: hacer un serio análisis de la experiencia anterior

Todos nosotros tenemos el deber moral revolucionario de honrar a nuestros mártires.

Todos deberíamos preguntarnos que harían revolucionarios latinoamericanos como Miguel Enríquez, Mario Roberto Santucho, eso para no ir lejos e incluir a Marx, Lenin y otros.

La dirección del MIR (Movimiento de Izquierda Revolucionario) chileno tuvo como uno de los enormes méritos la búsqueda por soluciones revolucionarias para los trabajadores y las masas.

Rui Mauro Marini, el profesor brasileño, que fue del Comité Central del MIR, hizo varios relatos sobre eso. Hasta Lukács la dirección del MIR estudiaba. Y no por eso capitulaba a las locuras oportunistas de Luckács.

Edgardo Enriquez, el hermano de Miguel, le transmitió a la dirección del PRT argentino, la experiencia de los errores del MIR en relación al golpe. El PRT no oyó por una serie de razones, y con eso se auto condenó a ser masacrado.

Esas y otras son experiencias históricas muy ricas en América Latina. Esos revolucionarios pueden haber cometido errores, pero nunca se vendieron ni se burocratizaron y tuvieron importantes aciertos.

Nuestro deber como revolucionarios es estar a la altura para transformarlas en políticas para derrotar al capitalismo mundial hoy.

Las experiencias actuales de poder por la base

En la sistematización de los intentos de construcción de Poder Popular, renegando de la construcción de la lucha política para tomar el poder político, aparecen como «alternativas» los textos del kurdo Abdulá Ochalán y las experiencias kurdas, el zapatismo mexicano, el MST brasileño y los «movimientos sociales» argentinos.

“Eso estaría cercano a crear comunidades valóricas y en paralelo crear redes de Economía Para el Poder Popular, como base de Poder Popular como medio y como fin y pensando las formas de autodefensa para esas construcciones (chilenas y Mapuche).”

En la realidad, esas experiencias no son sólo “irreverentes”, sino totalmente adaptadas y cooptadas. Veamos algunos de esos casos.

El caso de los Zapatistas no pasa de una farsa.

El Caracol, en el Estado de Chiapas, México, es un centro cultural para sacarle dinero a las ONG’s, principalmente europeas.

En 1993, cuando los Estados Unidos imponían el NAFTA, los Zapatistas tomaron militarmente la ciudad de San Cristóbal de las Casas, la segunda más importante del Estado de Chiapas, que es el estado más atrasado de México.

El Ejército mexicano aplicó la conocidísima política militar de contrainsurgencia. Cercó el local de la insurgencia por medio de un cinturón con 40 mil soldados, que se dedicaron a hacer obras sociales.

Las tropas especiales avanzaron a San Cristóbal de las Casas y expulsaron los Zapatistas; a muchos los mataron.

Con el objetivo de contener el fermento de la revuelta social indígena, el gobierno mexicano permitió un municipalismo controlado en municipios rurales súper pobres.

El caso del MST (Movimiento de los Sin Tierra) brasileño es aún más dramático.

El MST surgió, en la primera mitad de la década de 1980, como parte del ascenso de masas en Brasil que había empezado a finales de la década de 1970.

El programa del MST está muy lejos de ser revolucionario, por lo menos en tesis. Se vale de una ley de los inicios de la Dictadura Militar (1964-1985) para conseguir que el gobierno expropie y le otorgue tierras improductivas.

En la década de 1980, promovió muchas ocupaciones de tierras.

El llamado “neoliberalismo” en Brasil, fue impuesto por los gobiernos de FHC (1995-2003). En la práctica contó con el apoyo de la dirección del PT y del propio Lula, que contuvieron todas las luchas, en un proceso que venía desde el año de 1987, cuando la corriente “Articulación” de Lula había controlado la CUT (Central Única de los Trabajadores).

El control del MST por el régimen se produjo de manera muy sangrienta, en 1996, con la masacre de Eldorado do Carajás, ubicado al Sur del Estado de Pará, en Brasil.

Más de 4.000 personas, la mayoría de las cuales estaban acampadas en las proximidades de la Hacienda Macaxeira, empezaron una marcha hasta la capital del Estado, Belem, para exigir la desapropiación y entrega de las tierras; 155 policías, actuando al mando de los terratenientes, atacaron la marcha a balazos y mataron 19 campesinos.

El shock nacional fue tan grande que el famoso arquitecto Oscar Niemeyer hizo un monumento que fue inaugurado el mismo año en la ciudad próxima de Marabá.

A partir de ahí, y muy principalmente, a partir del primer gobierno Lula, que comenzó en 2003, la dirección del MST entró en un proceso de total adaptación al sistema y de corrupción abierta.

En los gobiernos del PT, la dirección del MST se dedicó a responder a licitaciones públicas que después tercerizaba y se quedaba con un porcentaje.

La lucha por la tierra fue abandonada.

En la mayoría de los asentamientos, los campesinos del MST plantan orgánicos con métodos artesanales, mientras el gobierno dirige el grueso de los recursos al depredador “agrobusiness”.

Dentro del MST, hay algunos grupos no corrompidos, como el liderado por José Rainha, que actúa principalmente en el Pontal de Paranapanema, en el Estado de Paraná, pero están bastante adaptados.

Los más combativos son grupos muy chiquitos y están muy localizados.

También hay grupos maoístas como la LCP (Liga de los Campesinos Pobres) y otros, pero que son aún menores y están aún más localizados.

La violencia en el campo en Brasil es brutal. La vida no vale literalmente nada y los terratenientes actúan con el apoyo de las instituciones y las fuerzas represivas.

Poner hoy el MST como un ejemplo de lucha es extremamente limitado y obviamente condenado a la adaptación y a la derrota.

El caso del municipalismo kurdo es un caso aún más grave.

Os curdos del norte de Siria con el objetivo de enfrentar al gobierno turco se sometieron al control del imperialismo norteamericano, que entre otras “maravillas” se dedica a robar petróleo sirio y en un cierto momento desde allí, de manera semi disfrazada, apoyaba el Estado Islámico.

Obviamente, las potencias que actúan en la región miran sus propios intereses y a la menor inflexión política, tiraran al PKK (Partido de los Trabajadores) kurdo y a sus aliados sirios del YPG a la parrilla, como siempre lo hicieron. Al final son estados burgueses en etapa reaccionaria.

El caso de Hugo Chávez es el más importante de todos. Chávez creo un “poder popular”, o “Estado Comunal” en paralelo al estado oficial, (casi) controlando aparatos de un estado petrolífero. Y lo hizo bien considerando como criterio lo que su política se proponía.

Los centros comunales buscaban ser comunidades agrícolas semi autónomas.

Pero Chávez no rompió con el imperialismo, ni con la propiedad privada, ni con la especulación financiera, ni con la actuación de la derecha, ni mismo con la derecha abiertamente pro imperialista.

La base política de Chávez, a partir de 2006, fue el PSUV (Partido Socialista Unificado de Venezuela).

Ni siquiera precisamos entrar en el asunto de que los gobiernos de Chávez estaban tomados por oportunistas y arribistas. Eso a pesar de las buenas intenciones de Chávez.

Con la caída de los precios del petróleo, todo el “poder popular” paralelo de Chávez se vino abajo y el ala derechista del chavismo tomó cuenta de la situación.

Las tareas de los revolucionarios y los luchadores sociales hoy

La burguesía aprende. Y aún usa la clásica política de la contra insurgencia, que el imperialismo norteamericano aprendió principalmente de los franceses en la guerra de Indochina y en Argelia.

El rechazo a las traiciones y derrotas debe ir de la mano de análisis científicas.

Abandonar la lucha contra la propiedad privada y la organización revolucionaria de los trabajadores y de las masas solo conduce a derrotas y traiciones mucho peores que las que los defensores del “municipalismo” y luchas localizadas critican.

La tarea hoy no es rechazar el Socialismo Científico, que no tiene nada que ver con las experiencias burocráticas de la antigua Unión Soviética y otras.  Pero mucho menos se relaciona con dejar a la burguesía y al imperialismo hablando solos mientras nosotros jugamos al “municipalismo” o a los movimientos sociales “autónomos e independientes”.

Nuestra tarea es:

1) Levantar los ejes («olvidados») del Socialismo Científico como primera versión del Programa revolucionario (obviamente que con las luchas concretas crece y se ajusta).

2) Decantar el Programa a una Plataforma de Lucha, con las tareas que aun en el marco del capitalismo no puede resolver.

3) Elaborar tácticas vencedoras para cada período y lucha. Eso requiere una dirección política y la construcción de esa organización cómo una máquina de propaganda y agitación hasta la insurrección.

Adicionalmente,

IV) Hacer que una evaluación científica de las experiencias históricas. En el caso de América Latina, hay que analisar con cuidado la experiencia del MIR, el Movimiento de Izquierda Revolucionario chileno, que a pesar de apenas construirse por menos de 10 años, llegó a ser un importante partido de masas, con 50 mil militantes y colaboradores. Después del golpe y del asesinato de Miguel Enríquez (1974) y de los principales dirigentes, el MIR se perdió hasta perderse por completo.

También sería importante analizar la experiencia del PRT argentino de Santucho, que tuvo muchos aciertos y tremendos errores.

Sería importante rescatar el TOM (Teatro de Operaciones Militares) del Che y también analizar sus errores.

V) los movimientos sociales y el municipalismo son escuelas para organizar la lucha por el poder político. No hacerlo significa claudicar al espontaneísmo y a la inevitable derrota. Las burguesías y el imperialismo juegan muy duro.

VI) No podemos abandonar los dos principios estratégicos del socialismo científico. Al revés. Debemos desarrollarlos y aplicarlos efectivamente hoy, tal cómo lo hubieran hecho revolucionarios no burocráticos ni corruptos. Como Miguel, Santucho, el Che y muchos otros que nunca se vendieron ni capitularon a las modas oportunistas.

VII) Compremos la desesperación que causan las traiciones y las derrotas. La búsqueda por superar los errores y oportunismos son loables.

Al mismo tiempo, debemos ver qué el capitalismo y principalmente el imperialismo norteamericano se preparan para golpearnos con fuerza.

Del espontaneísmo tenemos la obligación aprendemos. Observemos el caso de Perú hoy por ejemplo.

Nuestro papel es llevar claridad y organización al movimiento de masas por medio de la propaganda y agitación.

Con todo respeto, llamamos a todos los compañeros de lucha a una muy seria y revolucionaria reflexión orientada a las tareas puestas hoy.

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