Argentina después del atentado contra Cristina Kirchner

Argentina después del atentado contra Cristina Kirchner

A partir del atentado, la prácticamente cierta prisión de Cristina por el caso de corrupción en el asunto Vialidad quedó en stand by, grandes contigentes se movilizaron en apoyo al gobierno y se paralizaron aparentemente las movilizaciones contra el FMI y la inflación... ¿extraño no?

El atentado contra Cristiana Kirchner dejó no solo Argentina, sino también América Latina y el mundo en estado de estupor.

La actuación de un individuo, que no tendría vínculos con ninguna organización política, cambió fuertemente la situación en Argentina.

La falta de balas en la recámara del revólver usado en el intento de magnicidio huele bastante a manipulación política, principalmente cuando aplicamos la conocida pista del “¿A quién beneficia?”

Saliendo de las declaraciones de repudio, entramos en la increíble incompetencia de los organismos de seguridad y en la agudización de la crisis en el país. A las varias “coincidencias” de esa incompetencia, se le suman la pérdida de los datos del celular del acusado hasta la pérdida de huellas, pasando por que el agresor fue detenido por la policía de la Ciudad de Buenos Aires.

El nuevo superministro de Finanzas, Sergio Massa, inmediatamente viajó a los Estados Unidos en el intento de obtener un préstamo que obviamente traerá como condiciones aumentar los impuestos y reducir los programas sociales.

A partir del atentado, la prácticamente cierta prisión de Cristina por el caso de corrupción en el asunto Vialidad quedó en stand by.

La respuesta de Cristina al fiscal Luciani fue potencializada por la conmoción y la propia Cristina que evitó candidatearse a la Presidencia de la República, ahora volvió a la primera división de la escena política apoyada, en una premeditada apuesta electoral, por multitudinarias manifestación promovidas por el Partido Justicialista y la burocracia de la CGT (Central General de los Trabajadores).

De la crisis a la crisis controlada

La agudización de la crisis económica llevó a la caída de Martín Guzmán, el encargado de las negociaciones con el FMI (Fondo Monetario Internacional) y de Batakis que duró apenas una semanas como ministra de Economía, y que fue puesta en el cargo de presidente del Banco de la Nación para secundar a Massa.

La creciente debilidad del gobierno de Alberto Fernández había llevado al fortalecimiento de sectores del peronismo, como el propio Sergio Massa.

Mientras la situación de los trabajadores y de la población solo empeora, la burocracia sindical más poderosa, la de la CGT se encuentra totalmente incorporada al régimen político y ha contenido las huelgas y luchas, secundado todas las maniobras del gobierno que favorecen los empresarios, la especulación financiera y el aumento del saque por el imperialismo.

La crisis generalizada que apareció con la renuncia del ex ministro Martín Guzmán acaba ahora teniendo una eventual salida: la vuelta de Cristina. Algo muy similar a lo que pasó con Lula en Brasil o mismo con AMLO (André Manuel López Obrador) en México.

¿Habría una manito del imperialismo en la trama?

La situación política y social argentina es altamente explosiva, con el potencial de abrir un nuevo Cordobazo, el gran ascenso de masas de 1969 que solo pudo ser cerrado con las políticas super entreguistas de Menem, a partir de 1989.

Cristina acaba concentrando la solución de la crisis política del régimen y al mismo tiempo con potencial de catapultar la propia crisis rumbo a un gobierno mucho más duro.

La derecha tradicional enfrenta enorme crisis, tanto el Pro (Propuesta Republicana) como la UCR (Unión Cívica Radical).

El macrismo aparece como el sector político más abiertamente pro imperialista. Pero su participación activa tanto en la especulación financiera como en el llamado agrobusiness lo lleva a apostar en salidas altamente peligrosas para la estabilidad del régimen en su conjunto, como la hiperinflación por ejemplo.

La situación política oficial se volvió muy crítica. Para contener la crisis, la burguesía apela a la vuelta de los muertos vivos, pero lo más importante es que la inoperancia y parálisis de la burocracia sindical les han desgastado enormemente la base de masas, haciendo que sea una quimera de lo que fue décadas atrás.

El peronismo, en su conjunto, gira cada vez más a la derecha. Y con la apuesta electoral por Cristina la separación de las masas se vuelve aún mayor. Los márgenes de maniobras están a años luz de la bonanza de los gobiernos Kirchner, tanto por la profundidad de la crisis como por los procesos que pesan contra Cristina, y son operados por la derecha, y el miedo de crear temores en el “mercado”, los “inversionistas”, el FMI y el imperialismo.

La salida para la crisis para los trabajadores argentinos pasa por la lucha independiente de todos los sectores de la burguesía, por una plataforma de lucha capaz de encarnar en el movimiento obrero y los movimientos sociales.

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