Un imperialismo muy agresivo

Un imperialismo muy agresivo

La barbarie del império solo aumenta, no estan consiguiendo de ningún modo encerrar la crisis de 2008. Todo indica que vamos rápidamente para un período de guerras y revoluciones

La mayor crisis capitalista de la historia ha provocado el aumento exponencial de la agresividad del imperialismo.

La crisis del 2008 aún no se cerró.

Cuando al final de 2019 estaba para estallar de nuevo, el imperialismo norteamericano lideró la imposición de la “pandemia” que fue una política militar que posibilitó entregarle a los grandes capitalistas ríos de dinero y salvarlos de su crisis.

Al inicio del 2022 estos mecanismos estaban agotados; crecían el descontento social y las tendencias revolucionarias.

Así los “identitarios” del Partido Demócrata, que no pasan de fascistas militaristas disfrazados de minorías, le impusieron la guerra en Ucrania a Rúsia.

El complejo industrial militar empezó a recobrar su vitalidad y provocó el movimiento de toda la economía capitalista mundial en crisis, a pesar del efecto colateral de la crisis energética.

Ahora, una vez más la guerra en Ucrania se muestra limitada para salvar al capital de su crisis.

El imperialismo norteamericano busca desesperadamente mecanismos para prolongarla.

No le basta las centenas de miles de muertos ni los millones de desalojados y heridos.

Quiere desesperadamente abrir un nuevo frente de guerra.

Las recientes movilizaciones en las calles de Georgia tienen la mano visible del imperialismo.

¿Por qué? Porque el gobierno actual no quiere abrir un segundo frente de guerra contra Rusia.

En la India, las piezas están siendo movidas para bajar al presidente Modi, que se ha aproximado demasiado de Rusia, hasta aumentando exponencialmente el comercio en monedas locales.

En Pakistán, bajó al primer ministro Imran Khan por las mismas razones.

En América Latina impuso varios gobiernos izquierdas super derechizados con el objetivo de engañar a los trabajadores y los pueblos, pero que siguen aplicando las políticas de los gobiernos de derecha anteriores. Principalmente, Boric en Chile, Petro en Colombia y Lula/Alckmin en Brasil.

En Nicaragua, está usando abiertamente a Lula para interferir y alejar al gobierno Ortega de China y Rusia, principalmente por el miedo de que se retome el proyecto del canal, que a duras penas pudo ser evitado por medio de las manifestaciones controladas del 2018.

Conforme la crisis avanza, y se acumulan como bola de nieve capitales especulativos/ ficticios, la potencia dominante, el imperialismo norteamericano, no quiere y no puede perder su dominación. Por esa razón, es inevitable que se vuelva cada vez más agresivo y que busque sus soluciones en la guerra y en la represión.

Los efectos colaterales de esa política las podemos ver hoy en Perú, donde las movilizaciones populares ya duran casi tres meses, en Francia con las gigantescas paralizaciones en contra de la reforma jubilatoria y en ascenso huelguístico en Europa.

Todo indica que vamos rápidamente para un período de guerras y revoluciones, de ascenso del movimiento de masas y del fascismo.

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