La crisis capitalista mundial rumbo al "haraquiri"

La mayor crisis capitalista de todos los tiempos avanza sin parar.

La secuencia de quiebres de los bancos, principalmente, es uno de los síntomas.

Por ahora son los bancos de tamaño mediano los que hay quebrado, el SVB (Silicon Valley Bank), el Signature Bank y el Silvergate Bank. Pero hay dos mil bancos medianos más en la misma situación.

El gobierno cubrió la bancarrota de los primeros. Cuando quebró el First Republic se lo pasó al JP Morgan que es uno de los cinco mayores bancos de los Estados Unidos.

Fue un negocio de padre para hijo. El gobierno le entregó el banco con excelentes descuentos, con un financiamiento de US$ 50 mil millones y el seguro de sus pérdidas futuras por los próximos siete años.

A eso se le sumó la bancarrota del segundo mayor banco suizo, el Credit Suisse, y el fuerte cimbronazo sufrido por el Deutsche Bank.

La crisis capitalista mundial del 2008 aún no se cerró. Todos los mecanismos para contenerla apenas han podido mantener la situación, de manera muy precaria, durante un cierto período.

Los multimillonarios repases de dinero público a los grandes capitalistas encubiertos por la “pandemia” duraron dos años.

La revitalización de la economía norteamericana a partir del complejo industrial militar, que se mueve con la guerra en Ucrania, provoca muchos efectos colaterales.

Las herramientas de que los gobiernos capitalistas disponen no son muy abundantes. Básicamente se resume al control de las tasas de interés y al control de la emisión de moneda.

El aumento de las tasas de interés llevó al problemas de las bancarrotas debido a los negocios hechos con tasas más bajas.

China y Japón no han aumentado las tasas debido al problemas de sus respectivos endeudamientos. En el caso del Japón la deuda monumental, que representa más del 350% de su PBI, generaría la bancarrota generalizada si las tasas de interés aumentan.

El gran problema estructural son los volúmenes obscenos de capitales ficticios/ especulativos, de los cuales dependen las ganancias de las grandes empresas capitalistas.

Eso no es normal del capitalismo. El papel normal de las crisis sería limpiarlos. Pero conforme la crisis avanza y las leyes de funcionamiento del capital se super tensionan, el capital ficticio aumenta en vez de reducirse.

Un enorme y casi apocalíptico estallido capitalista es inevitable. La burguesía imperialista lo está intentando controlar por medio de la guerra.

Pero las guerras andan de las manos de las revueltas y las revoluciones.

El mundo está caminando en la dirección de un gran enfrentamiento de clases con la entrada en escena del peso pesado del escenario político mundial, los trabajadores.

El papel de los revolucionarios es organizar esas luchas.