El tiro por la culata de la guerra: más inflación y recesión

El capitalismo vive su crisis más grave de todos los tiempos. Esto dicho por la propia gran prensa burguesa.

La potencia dominante, el imperialismo norteamericano, le impuso a Rusia, que es una potencia nuclear a pesar de ser una potencia económica de tercera orden, la guerra en Ucrania.

El objetivo era quitarle mercados, en primer lugar, en el sector del gas, petróleo y armas, y aplicarle una importante derrota al principal aliado de China.

De acuerdo con el jefe de la CIA y otros altos funcionarios del gobierno Biden, China representa el enemigo más peligroso de todos los tiempos de los Estados Unidos.

El gran problema que el capitalismo enfrenta para superar la crisis que se abrió en el 2008 y que nunca se cerró, es limpiar el mercado mundial de los volúmenes gigantescos y crecientes de capitales ficticios. Pero ¿cómo hacerlo siendo que las ganancias de todas las grandes empresas dependen de la especulación financiera?

La política de guerra tiene como “beneficios” los esfuerzos de la burguesía para repasar la crisis a los trabajadores y a las masas la posibilidad de imponer estados de sitio y cortes marciales. Tuvimos una cierta idea de lo que se trata en la pandemia, y ahora en Ucrania. Les fueron repasados a los grandes capitalistas volúmenes enormes de recursos públicos, lo que les permitió mantener sus ganancias, al costo de hacer estallar el endeudamiento.

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El efecto colateral de la política de guerra es que la recesión y la inflación lejos de disminuir, sólo aumentan. En varios países, vuelve el huracán inflacionario de la década de 1980, pero ahora con mucha mayor fuerza.

La inflación oficial en Turquía es del 70%. En nuestra Argentina en mayo fue del 5,19% lo que equivale también al 70% anual. En Europa está en torno al 8% anual, parecida con los Estados Unidos; en estos casos la inflación real es aproximadamente del 30%. En Alemania, por ejemplo, la inflación industrial es del 35%, impactada por los elevados precios de las materias primas, principalmente de la energía.

“No hay nada más revolucionario que la inflación”, principalmente cuando la inflación va de la mano con la recesión, pues ese fenómeno revela que las cosas van muy mal para el capitalismo. Lo normal es que la recesión vaya junto con la deflación, no con la inflación. Este fenómeno invertido se debe a los volúmenes obscenos de capital ficticio de los cuales el capital decadente quedó viciado, como si fuese cocaína.

El capitalismo no funciona más; enfrenta crecientes dificultades para extraer ganancias de la producción, de abrir fábricas.

Los trabajadores en este momento aún se encuentran en una posición bastante expectante, principalmente por causa de que sus organizaciones de lucha se encuentran tomadas por pequeños burgueses corruptos.

Pero la presión del capital aumenta sin parar. Es éste el combustible que inevitablemente llevará al ascenso de los trabajadores y las masas. Y es para este escenario que los verdaderos revolucionarios debemos trabajar.